EL MUNDO › EL DECAPITADO STEVEN SOTLOFF
Aquellos que conocieron a Steven Sotloff, el periodista estadounidense-israelí asesinado por los militantes del Estado Islámico (EI) en Siria, lo describieron al joven de 31 años como un reportero valiente y concienzudo, que amaba el mundo islámico y se sintió obligado a cubrir los conflictos a pesar de los peligros inherentes.
El presidente estadounidense, Barack Obama, se unió a los homenajes a Sotloff ayer, diciendo que todo el país estaba de duelo junto con su familia y amigos. El presidente dijo que Sotloff había “arriesgado su vida para contar la historia de los hombres y mujeres musulmanes exigiendo justicia y dignidad”.
Sus comentarios se emitieron mientras la Casa Blanca confirmó la autenticidad de un video difundido el martes, que mostraba a Sotloff decapitado por un militante que dijo que el asesinato fue una respuesta a los ataques aéreos estadounidenses contra las fuerzas del EI en Irak.
Sotloff era un profesional independiente que contribuyó a publicaciones incluyendo Time, Foreign Policy, Christian Science Monitor y el Jerusalem Report de todo Medio Oriente y el norte de Africa. Fue secuestrado cerca de Alepo, en el norte de Siria, en agosto de 2013.
El mes pasado, Sotloff fue hecho caminar delante de la cámara por los combatientes de EI, en un video que muestra la decapitación de James Foley, de 40 años, un periodista estadounidense con quien estuvo detenido.
La madre de Sotloff luego emitió un video rogándole directamente al representante de EI, Abu Bakr al Baghdadi, que mostrara clemencia. Shirley Sotloff dijo que su hijo había “viajado a Medio Oriente para cubrir el sufrimiento de los musulmanes a manos de los tiranos. Steven es hijo, hermano y nieto leal y generoso. El es un hombre honorable y siempre trató de ayudar a los débiles”.
El editor de Foreign Policy David Kenner dijo en un comunicado que Sotloff fue un “valiente y talentoso periodista” con “una profunda preocupación por los civiles atrapados en medio de una guerra brutal”.
Los abuelos maternos de Sotloff fueron sobrevivientes del Holocausto que más tarde se establecieron en Estados Unidos, y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel confirmó ayer que Sotloff tenía la doble nacionalidad estadounidense-israelí.
Un ex compañero rehén le dijo al periódico Yedioth Ahronoth que Sotloff había ocultado su fe judía a sus captores fingiendo una enfermedad mientras ayunaba durante el Yom Kippur. Las autoridades habrían borrado todos los rastros de sus vínculos con Israel desde Internet durante su cautiverio.
Nacido y criado en Miami, Sotloff estudió periodismo en la Universidad de Florida Central hasta 2004. En 2008 se trasladó a Israel como estudiante en el Centro Interdisciplinario Herzliya (IDC), cerca de Tel Aviv.
Su compañero de estudios Hillary Glaser dijo al Times de Israel que él desarrolló una visión compleja del país. “Como la mayoría de nosotros, vino aquí y se hizo muy crítico del gobierno”, dijo. “No lo odiaba lo suficiente como para no venir de visita. Seguía pensando que era su casa.” Fanático de los deportes, jugó al rugby en la universidad, Sotloff estaba en Israel animando a la selección nacional de rugby sólo dos semanas antes de su secuestro en Siria. Sus tuits sobre los conflictos que cubrió eran ocasionalmente interrumpidos por comentarios sobre el equipo de básquetbol Miami Heat.
Después de su graduación en la IDC, Sotloff comenzó a cubrir las revueltas árabes y la guerra civil libia para publicaciones israelíes, como el Jerusalem Post y el Jerusalem Report. Michael Sapir, quien se reunió con Sotloff en 2005 en un club de rugby, dijo que su amigo –que hablaba árabe con fluidez– había forjado rápidamente una carrera periodística a partir de cero. “No tenía antecedentes periodísticos, estaba simplemente interesado desde una perspectiva de los problemas mundiales y por ser testigo de las cosas de primera mano empezó a escribir sobre ello”, dijo Sapir.
Se pensaba que Sotloff era muy valiente, tanto que los editores lo instaban a que tuviera más cuidado. “No era el tipo de reportero que se sentaba en un hotel y obtenía información de segunda mano”, dijo Avi Hoffman, editor del Jerusalem Report. “Nosotros solíamos enviarle un email: ‘Cuidate, no vayas allí. Tené cuidado, no te expongas al peligro’.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère
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