EL MUNDO › ENTREVISTA A MARTIN SIVAK, PERIODISTA, SOCIOLOGO Y BIOGRAFO DEL PRESIDENTE DE BOLIVIA
Bolivia atraviesa un período ininterrumpido de desarrollo económico como nunca en su historia, un factor importante a la hora de evaluar la gestión del mandatario, con amplio favor en octubre para ganar su re-reelección, dice el autor de Jefazo.
› Por Mercedes López San Miguel
En Bolivia pocos dudan de que Evo Morales será elegido por tercera vez presidente el próximo 12 de octubre, según apuntan los sondeos de opinión. Desde su llegada al Palacio Quemado, en 2005, el país andino pasa por un período ininterrumpido de desarrollo económico como nunca en su historia, un factor importante a la hora de evaluar la gestión del mandatario, señala en diálogo con Página/12 Martín Sivak, sociólogo y autor de Jefazo. Sivak ha conversado con Morales en reiteradas oportunidades a lo largo de su presidencia y también tiempo antes, cuando era el combativo líder de los cocaleros.
En el acompañamiento que hizo Sivak del ascenso de Evo Morales, a quien describe como un hombre hiperactivo, el autor pudo constatar que creció el interés del político por la gestión y la economía. “Muchas de las miradas caricaturescas sobre el proceso boliviano dirían que como Evo es un indígena tiene el apoyo incondicional de las mayorías bolivianas y eso no es así. Sin esta situación de tanto bienestar económico no se explican los altos niveles de popularidad. Es una combinación de políticas del gobierno, como la nacionalización de los hidrocarburos, que las empresas paguen más impuesto, que los precios de los commodities bolivianos hayan mejorado, la diversificación de la economía, la mejor administración de los recursos y la mayor presencia del Estado. Y también la búsqueda del equilibrio fiscal y el déficit bajo.” A raíz de estas medidas, bajaron la pobreza, la desocupación y la inflación. Sivak añade que el consumo creció como nunca y cayó la cifra de desnutrición. “Se consume cinco veces más leche que antes de la presidencia de Morales. Algunos especialistas dicen que la fisonomía de los cuerpos de las personas de entre 20 y 30 años cambió en La Paz.”
Hay quienes critican que un gobierno que se asume progresista y radical en aspectos como la nacionalización de los recursos no avance en temas como la despenalización de las drogas. Sivak destaca un aspecto clave: que la política antidroga dejó de depender de Estados Unidos. “Durante veinte años la política antidroga se fijaba entre el embajador norteamericano y el ministro de Interior, me lo contaron dos ex presidentes bolivianos. Para designar un jefe antidrogas se conversaba con la Embajada de EE.UU. Fui al Chapare en el ’95 y me impresionó ver gente hablando en inglés, eran los distintos contratados de la DEA.” Sivak, si bien reconoce que no se avanzó en discutir el consumo, subraya que ahora son los propios sindicatos los que controlan que no haya una expansión de cultivos. “La explosión narco que muchos vaticinaban no existió y el control de los sindicatos es nuevo.”
En cuanto a las cuestiones de género hay un camino con contornos difusos. Cuando asumió la segunda presidencia, Morales anunció un gabinete conformado mitad por hombres y mitad por mujeres, pero después esto no se cumplió. El Palacio Quemado es un entorno de hombres, y las carteras más importantes no la ocupan mujeres. Es recordada su polémica frase acerca del consumo de pollo “cargado de hormonas femeninas” y la tendencia hacia la homosexualidad. El presidente supo disculparse con la comunidad gay.
En menos de un mes habrá elecciones. Si se celebraran hoy, el 59 por ciento de los electores votarían por Morales, del Movimiento al Socialismo (MAS). El 17 por ciento lo haría por el postulante de Unidad Democrática (UD), Samuel Doria Medina. Mientras el tercer lugar, con el 4 por ciento, pertenecería a Jorge “Tuto” Quiroga, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), quien fue vicepresidente del ex dictador Hugo Banzer, elegido urnas de por medio en 1997. En cuarto lugar, con el 3 por ciento, quedaría Juan del Granado, del Movimiento Sin Miedo (MSM) y quien fuera aliado del MAS hasta 2009. Quinto y último, con menos del uno por ciento, quedaría el candidato indígena Fernando Vargas Mosúa, del Partido Verde de Bolivia (PVB). El 17 por ciento restante todavía no se decidió.
Sivak compara la elección de 2009 con la actual. “Antes la apuesta de la oposición era la de un antievitismo visceral y antichavismo, pensando que Bolivia iba camino a Venezuela. Pero no funcionó: Evo sacó el 64 por ciento de los votos y fue derrotada la derecha cruceña, furiosamente anti Evo, que tiene desprecio de clase. Ahora la oposición ensaya candidaturas que no son tan duras –Doria Medina viene del MIR, un partido de izquierda que terminó gobernando con Banzer– y Juan del Granado es un ex aliado de Evo. Pero el único liderazgo nacional es el de Evo, el resto son regionales.”
Con todo, Sivak cree que es un error que Morales se postule a un tercer gobierno, y critica que no haya un sucesor en el Movimiento al Socialismo. “La personalización del proceso en él era inevitable, y en un primer momento fue una fortaleza. Después, hubo espacio para despersonalizar el proceso, pero no lo hizo. Uno de los problemas que tiene el MAS, que es un grupo heterogéneo de sindicatos, campesinos que llegan al Estado, es que no es una organización política. Esto contribuye a la centralización del poder en Evo. En un contexto de altos niveles de aprobación, una oposición fragmentada y bonanza económica prevalecen las condiciones para buscar una forma de sucesión.”
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