EL MUNDO › LA MANDATARIA MANTIENE SU ESTRATEGIA DE ECHAR LUZ SOBRE LA PLATAFORMA NEOLIBERAL DE SU RIVAL ECOLOGISTA-EVANGELISTA MARINA
Según los números de Datafolha y de Ibope, Rousseff cuenta con el 39 por ciento de intención de voto, Silva el 25 y Neves el 19. En el ballottage –sea con uno u otro adversario–, la presidenta también lidera las encuestas.
› Por Darío Pignotti
Desde Brasilia
Como la boca del yacaré. En el sprint final de la carrera hacia las elecciones del próximo domingo, la candidata a la reelección Dilma Rousseff amplió su favoritismo en los sondeos, robusteciendo la mística de la base petista donde se compara el gráfico de su popularidad con la mandíbula superior de un reptil, mientras la inferior dibuja la declinación constante de su rival Marina Silva. La representante del PT suma el 40 por ciento de las intenciones de voto para la primera ronda del 5 de octubre, contra el 25 por ciento de la afiliada al Partido Socialista Brasileño, según la última consulta de Datafolha. Aécio Neves, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, aparece en tercer lugar, con el 20 por ciento de respaldo.
Los números de Datafolha, conocidos el martes por la noche, son similares a los de Ibope, divulgados el mismo día y hora, donde Rousseff cuenta con el 39 por ciento, Silva el 25 y Neves el 19. Las dos empresas de análisis de mercado electoral coinciden en que Rousseff vencerá el primer turno, salvo algún movimiento sísmico de último momento, y la proyectan como favorita para el ballottage del 26 de octubre. De acuerdo con Datafolha la mandataria se impondrá en el segundo turno con el 49 por ciento contra el 40 de Silva, una ex petista que en 2009 emigró al Partido Verde, del que se fue dos años más tarde para formar la Red de Sustentabilidad, agrupación sin reconocimiento legal por falta de firmas suficientes. Finalmente fichó para el Partido Socialista, no por afinidad ideológica sino por pragmatismo, y así pudo integrar la fórmula encabezada por Eduardo Campos, tras cuya muerte el 13 de agosto, se convirtió en candidata presidencial.
“Candidata Marina, usted cambió de partido cuatro veces en los últimos tres años... Dice una cosa un día y al día siguiente dice otra. Un país no se gobierna con alguien con posturas distintas a cada momento”, la cuestionó Dilma el domingo en el penúltimo debate televisivo antes de los comicios. El próximo choque ante cámaras tendrá lugar hoy, horas antes de que finalice la campaña electoral en la cadena Globo, la primera en audiencia y vanguardia de la oposición a Dilma y al “lulopetismo” (así lo llaman los columnistas del conglomerado) en general.
Luego del buen desempeño, el domingo Dilma continuó con su estrategia de echar luz sobre la plataforma de gobierno neoliberal y los aliados conservadores de la ambientalista Marina Silva. Ayer por la mañana un spot televisivo del oficialismo citó a antiguos colaboradores de la “dictadura” alineados detrás de la dirigente opositora, quien hace un mes había recibido el apoyo del Club Militar, el mismo que despotrica a menudo contra el gobierno dominado por “terroristas”.
Antes de viajar a Río de Janeiro para el debate en la Globo, la presidenta habló ayer por la tarde con la prensa en el Palacio de Alvorada, residencia oficial, donde definió como “absurda” la última denuncia publicada por la prensa (sobre el uso electoral del correo), que en la última semana divulgó al menos tres acusaciones de supuesta corrupción contra el gobierno o el PT. Y nadie se sorprenderá si propagan alguna otra “bomba” contra la presidenta/candidata horas antes de la votación.
Tanto en Alvorada, norte de Brasilia, como en el Comité Nacional de Campaña, ubicado en el centro de la Capital, se evalúa que las zancadillas de los medios grandes perdieron el poder destructivo que detentaban en otras campañas presidenciales, como las de Lula en 1989 y 2006. Además estiman en el PT que si Aécio Neves continúa creciendo podría desplazar a Marina, y conquistar un lugar en la segunda ronda, lo cual beneficiaría a Dilma.
De acuerdo con esa tesis, el electorado de Marina Silva, compuesto por grupos progresistas y petistas desencantados, no emigrará en bloque hacia el conservador Neves. En cambio, razonan en el entorno de Dilma, Marina sería una contrincante más peligrosa en el ballottage, dado que ella sí recibiría el grueso de los sufragios de Neves en el primer turno: el votante socialdemócrata es hepáticamente antipetista, y dispuesto a apoyar a cualquiera que impida un segundo gobierno de Dilma, y cuarto consecutivo del PT. Si hubiera una segunda vuelta entre Dilma y Neves, la presidenta ganaría por el 50 al 41 por ciento según Datafolha y 45 a 35 en la previsión de Ibope.
Otro escenario menos probable, pero no imposible, indica que Dilma, si lograra mantener el crecimiento de las últimas semanas estaría en condiciones de obtener más del 50 por ciento de los votos válidos (se descuentan nulos y blancos) y conquistar su segundo mandato dentro de tres días. Para esto es necesario que el yacaré de las encuestas mantenga la boca abierta, con Dilma hacia arriba, mientras Marina cae y Neves mejora, pero sin dar un salto.
Curtido por la experiencia acumulada en 5 elecciones presidenciales, venció en dos, Lula pidió cautela a la muchachada petista entonada ante la eventualidad de una victoria categórica el domingo. “Nosotros tenemos que trabajar mucho, no podemos bajar los brazos, porque si pensamos que ya ganamos podemos ser atropellados por nuestros adversarios”, alertó ayer, de camisa roja, el ex dirigente metalúrgico durante un acto en Grajaú, barriada popular de San Pablo, el primer distrito electoral donde Dilma aparece en clara desventaja ante Marina. En rigor, Lula se puso el overol petista con el propósito de desmontar la desventaja en San Pablo, requisito indispensable para tornar posible que su compañera sea reelecta el domingo.
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