Mié 15.10.2014

EL MUNDO  › MILICIAS CHIíTAS SECUESTRARON Y EJECUTARON A DECENAS DE CIVILES SUNNITAS EN REPRESALIA POR LOS ATAQUES DEL EI

La violencia revanchista sacude a Irak

Amnistía Internacional dijo que el número de milicianos chiítas iraquíes es de varias decenas de miles, usan uniformes militares pero operan al margen de cualquier marco legal, sin supervisión oficial y nunca son castigados por sus crímenes.

Milicias chiítas de Irak secuestraron y ejecutaron a decenas de civiles sunnitas en represalia por los ataques del Estado Islámico (EI), denunció ayer Amnistía Internacional. Mientras, un atentado suicida con coche bomba reivindicado por el grupo islamista mató a 23 personas en Bagdad, entre ellas a un diputado y líder de una milicia chiíta, según informaron autoridades locales. También ayer, las fuerzas armadas iraquíes mataron al menos a 58 combatientes del EI en ofensivas en distintas partes del país, que desde hace semanas es escenario de violentos enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales –apoyadas por ataques aéreos de una coalición internacional liderada por Estados Unidos– y los jihadistas del EI, que controlan importantes zonas del país.

En Londres, en un informe titulado “Impunidad absoluta: Las milicias gobiernan en Irak”, Amnistía dijo que el número de milicianos chiítas iraquíes es de varias decenas de miles, usan uniformes militares pero operan al margen de cualquier marco legal, sin supervisión oficial y nunca son castigados por sus crímenes. Las acusaciones se basan en entrevistas mantenidas con familiares y sobrevivientes que aseguraron que cuatro importantes milicias chiítas de Irak –Asaib Ahl al Haq, las Brigadas Badr, el Ejército Mahdi y Ketaeb Hezbolá– están detrás de una ola de secuestros y asesinatos de numerosos civiles sunnitas, de acuerdo con la organización humanitaria.

Insurgentes sunnitas cometieron cientos de atentados con coches bomba y otros ataques contra barrios u objetivos chiítas de Irak desde la invasión estadounidense de 2003, que derrocó al gobierno sunnita del ex presidente Saddam Hussein y permitió la llegada al poder de la mayoría chiíta. La insurgencia se agravó dramáticamente este año, luego de que el EI tomara control de gran parte del oeste iraquí, en enero pasado, y del norte del país, incluyendo la ciudad de Mosul, la segunda de Irak, en junio.

Ante el avance de los jihadistas, el entonces primer ministro, el chiíta Nuri al Maliki, llamó a voluntarios a apoyar al ejército iraquí, tras lo cual varias poderosas milicias chiítas –incluyendo algunas vinculadas con el vecino Irán, una teocracia chiíta– se movilizaron para enfrentar al EI.

El retorno de las milicias profundizó el sentimiento de discriminación entre la minoría sunnita –considerada una de las causas centrales del progreso del EI– y reavivó el temor a una recaída en el conflicto sectario que, en 2006 y 2007, dejó a Irak al borde de la guerra civil.

El nuevo primer ministro, el chiíta Haidar al Abadi, prometió poner las milicias bajo control, pero Amnistía dijo que el gobierno no sólo no persiguió legalmente a los milicianos chiítas, sino que incluso condenó sus acciones. “Al dar su bendición a las milicias que rutinariamente cometen abusos tan aberrantes, el gobierno iraquí está aprobando crímenes de guerra y alimentando un círculo de violencia sectaria que está destrozando el país”, dijo Donatella Rovera, especialista de Amnistía en Irak.

“Las milicias chiítas está atacando despiadadamente a civiles sunnitas por motivos sectarios bajo la apariencia de pelear contra el terrorismo, en un aparente intento de castigar a los sunnitas por el crecimiento del Estado Islámico y sus horrendos crímenes”, agregó Rovera.

En Bagdad, en tanto, al menos 23 personas, entre ellas un diputado y comandante de la milicia Badr, Ahmed al Khafaji, murieron y otras 65 fueron heridas en un atentado con coche bomba en el barrio de Al Kazimiyah, de mayoría chiíta, según fuentes policiales, médicas y parlamentarias.

En un comunicado subido a Internet, el EI dijo que un suicida, al que identificó como Abu Aisha al Samarraie, cometió el ataque con el coche bomba y que Khafaji fue el blanco. Khafaji era diputado por la coalición gobernante chiíta, la alianza Estado de Derecho, de la cual forma parte el partido Dawa del premier Al Abadi. Sin embargo, Khafaji era más conocido como comandante de la organización de Badr, una poderosa milicia con varios miles de miembros y estrechos vínculos con Irán, país musulmán de mayoría chiíta.

Por otra parte, los enfrentamientos entre las fuerzas armadas y los jihadistas continuaron ayer. La aviación y el ejército de Irak mataron al menos a 58 combatientes del EI en ofensivas en distintas partes del país, informaron fuentes militares y policiales. La ONU, que acusa al EI de cometer crímenes de guerra contra fuerzas de seguridad, detractores y miembros de minorías religiosas, aseguró el lunes que unos 180.000 abandonaron sus casas en los últimos días en el oeste de Irak por los fuertes combates entre el ejército y los extremistas y ataques aéreos de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido. La ONU señaló que el 75 por ciento de los desplazados en los últimos días por la violencia en Al Anbar provenía de Hit, una ciudad de 300.000 habitantes que desde hace algunos días está bajo control casi total del EI.

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