EL MUNDO › A TRES DíAS DE LA SEGUNDA VUELTA, EN BRASIL SE CONSOLIDA LA TENDENCIA EN FAVOR DE LA PRESIDENTA
La fuerte reacción de la jefa de Estado en las encuestas puede ser explicada por el menor pesimismo de los brasileños con respecto a la economía, especialmente la inflación, y por un creciente apoyo del voto femenino.
La presidenta brasileña y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, mantenía una ventaja de cuatro puntos porcentuales sobre el opositor Aécio Neves en la última encuesta de intención de voto, divulgada ayer, para el ballottage del próximo domingo, medición que las consultoras consideran como de empate técnico, debido al margen de error de al menos 2 por ciento que tienen estas muestras. La jefa de Estado y candidata por el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) cuenta con 47 por ciento de los apoyos frente a 43 por ciento del aspirante por el opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSBD), según el sondeo de la firma Datafolha. El lunes último, tanto esta consultora como Vox Populi habían dado sondeos que arrojaban similar diferencia y mostraban, por primera vez desde el final de la primera vuelta electoral, a Dilma por delante de Aécio. Según Datafolha, 6 por ciento de los encuestados pretende votar en blanco o anular su sufragio y 4 por ciento aún está indeciso.
Considerando los votos válidos, es decir sin tener en cuenta los blancos o nulos como marca la legislación electoral brasileña, Rousseff lograría 52 por ciento de los votos y Neves 48 por ciento, los mismos porcentajes que en la encuesta del lunes. De acuerdo con los técnicos de Datafolha, la fuerte reacción de la jefe de Estado en las encuestas puede ser explicada por el menor pesimismo de los brasileños con respecto a la economía, ya que 50 por ciento de los consultados consideraba en septiembre que la inflación iba a subir y ese porcentaje cayó a 31 por ciento en octubre.
El avance de la presidenta en las encuestas también se vio favorecido por un mayor apoyo entre las electoras, pues el porcentaje de mujeres dispuesto a votar a Rousseff creció desde 42 por ciento el 9 de octubre a 47 por ciento en la encuesta de anteayer. En la primera vuelta de las presidenciales, Rousseff se impuso con el 41,5 por ciento de los votos a Neves, que logró 33,5 por ciento.
La segunda vuelta electoral entre la presidenta Dilma Rousseff y el opositor Aécio Neves será un nuevo embate entre el PT y el PSDB, que se repite desde hace ya dos décadas. Aunque en Brasil están oficialmente registradas 32 formaciones políticas, el país se mantiene de hecho en un régimen bipartidista desde 1994, cuando Fernando Henrique Cardoso, del PSDB, se impuso al fundador del PT, Luiz Inácio Lula da Silva, en las elecciones presidenciales.
En 1998, Cardoso volvió a tener como adversario a Lula y fue reelegido para un segundo mandato de cuatro años, pero el dominio político del PSDB se acabó en 2002, cuando el partido de Cardoso postuló al ex ministro de Salud José Serra. Lula derrotó a Serra en segunda vuelta y fue reelegido en 2006, cuando el PSDB presentó como abanderado al actual gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin. Para los comicios de 2010, Lula le impuso al PT la candidatura de Dilma Rousseff, quien hasta ese momento nunca se había postulado a ningún cargo electivo y se convirtió en la primera mujer en gobernar el país, al derrotar otra vez a José Serra. El bipartidismo pareció estar en jaque por primera vez durante el proceso electoral de este año, en el que la ecologista Marina Silva, candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB), llegó a liderar las encuestas para la primera vuelta del pasado día 5.
Silva se presentó como abanderada de una nueva política, opuesta a los partidos tradicionales, y una de sus principales propuestas era romper la polarización entre el PT y el PSDB, de la cual sostenía que el país se había convertido en rehén. Sin embargo, ese discurso finalmente no caló; el apoyo a Marina Silva se derrumbó en los últimos días de la campaña para la primera vuelta y la ecologista fue relegada al tercer lugar por Neves, que volvió a llevar al PSDB a la votación definitiva de este domingo.
Como en todas las elecciones anteriores, los brasileños escogerán entre los dos modelos económicos que encarnan ambos partidos, esta vez representados por Rousseff y Neves. El PT defiende el Estado regulador de la economía, que le dio resultado durante los dos mandatos de Lula, pero ha dado señales de agotamiento con Rousseff, mientras que Neves le propone al elector un Estado mínimo, que fortalezca el papel del sector privado, como ocurrió en la gestión de Cardoso.
En el plano social, que el PT esgrime como bandera, no existen grandes diferencias de fondo y uno y otro se han comprometido con mantener y ampliar los vastos programas de apoyo a los más pobres. Esos planes de combate a la pobreza comenzaron de hecho durante la gestión de Cardoso, pero fueron expandidos en los gobiernos de Lula y Rousseff, que les asignaron mayores recursos y multiplicaron el número de personas beneficiadas, que hoy se sitúa en torno de los 50 millones.
La “paternidad” de esos programas llegó a ser discutida por ambos candidatos en uno de los debates para la segunda vuelta del domingo. “Si vamos a ver, el padre fue el presidente Cardoso y la madre fue su esposa, Ruth Cardoso”, lanzó Neves a Rousseff hace una semana al aludir a Bolsa Familia, el principal de los programas sociales aplicados por el PT. Rousseff respondió: “Ahora me van a decir que (Cardoso) es el padre del Bolsa Familia. Es algo totalmente distorsionado, pues el PSDB nunca tuvo programas sociales de grandes proporciones”.
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