EL MUNDO › MAñANA SE CELEBRAN LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS EN ESTADOS UNIDOS
Se espera que los conservadores retengan la mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado la pelea será voto a voto. La atención está puesta en los estados clave y también en los “senadores clave”.
Los demócratas se preparan para un voto castigo a Obama en las elecciones legislativas de Estados Unidos que se celebran mañana. Se espera que los conservadores retengan la mayoría en la Cámara de Representantes, que renueva sus 435 escaños. Los demócratas dominan la Cámara alta y cuentan con el apoyo de los senadores Bernie Sanders, de Vermont, y Angus King, de Maine, referentes del sector independiente. En estos comicios donde se renueva un tercio de ese recinto (33 escaños), compuesto por 100 senadores que son elegidos por un período de seis años, los independientes tienen mucho para decir. La atención está puesta en los estados clave y, ahora también, en los “senadores clave”, que ante un resultado ajustado pueden hacer que la balanza se incline para un lado u otro.
Uno de estos senadores es el propio King: aunque su escaño no aparece en juego para estas elecciones, dejó abierta la posibilidad de acercarse a los republicanos al finalizar las legislativas. “Tomaré mi decisión en su momento, basado en lo que creo que es lo mejor para Maine”, dijo recientemente en una conferencia de prensa, luego de alinearse con la bancada opositora durante una reñida votación. Hay un escenario en el que los independientes podrían cobrar un peso sustancial. Si los republicanos obtienen los seis asientos que les permitirán alzarse con la mayoría del Senado, el líder de la minoría republicana, Mitch McConnell, podría tentar a King ofreciéndole un puesto en el Comité de Finanzas o en algún otro cargo de su interés.
Otro actor de importancia es el empresario Greg Orman, contrincante del senador republicano Pat Roberts en Kansas, con quien empata en las encuestas; también Larry Pressler, ex legislador republicano que se presenta ahora como independiente en Dakota del Sur. Orman, graduado de Princetown de 45 años, que se define como moderado y en su discurso destaca su experiencia para crear empleo, dijo estar dispuesto a hablar con ambos partidos para acabar con el estancamiento de la política en Washington.
De los escaños en juego, 23 se inclinan hacia un partido u otro que, sumados a los 67 senadores que permanecen en el cargo, arrojarían un resultado de 44 asientos para los demócratas (con dos independientes) y 46 para los republicanos, lo que dejaría en manos de diez estados el resultado final (Alaska, Arkansas, Colorado, Georgia, Iowa, Kansas, Luisiana, Carolina del Norte y Nuevo Hampshire). Si los republicanos alcanzaran 50 bancas y los demócratas 49 (incluidas las de King y Sanders) y Orman se alineara con ellos, el partido gubernamental mantendría el liderazgo en la Cámara alta, puesto que el vicepresidente, Joe Biden, tiene la potestad de dirimir los empates en el Senado.
Si frente a esa hipótesis Orman diera su apoyo a los republicanos, les entregaría la mayoría; y si retuvieran el control de la Cámara de Representantes, se impondrían en ambos recintos, frente a un Ejecutivo dominado por los demócratas. Pressler, senador republicano entre 1979 y 1997, todavía no definió a quién se acercará, pero se mostró más próximo a los demócratas en asuntos como la reforma del sistema sanitario norteamericano (conocido como “Obamacare”), el control de armas y la inmigración. Del mismo modo, Larry Pressler la tiene difícil en la contienda que lo enfrentará con el republicano Mike Rounds y el demócrata Rick Weiland.
Para Donna Hoffman, profesora de Ciencia Política de la Universidad Northern Iowa, el hecho de que los estadounidenses sólo elijan un tercio del Senado cada vez que acuden a las urnas en comicios legislativos hace que el mapa electoral favorezca a un partido u otro, dependiendo de las tendencias políticas de cada estado y de quién defienda la banca. “En este ciclo, el mapa favorece a los republicanos. De los 36 escaños que están siendo elegidos, 21 están en manos de un demócrata. Por lo tanto, los demócratas están defendiendo más escaños que los republicanos”, analizó Hoffman. “Además –agregó la experta–, ésta es una elección de mitad de mandato y el partido del presidente casi siempre pierde escaños en el Congreso.”
Cada vez que Estados Unidos se aproxima a una fecha electoral, comienza a hablarse de “estados azules”, en referencia al color que define a los demócratas, y “estados rojos”, como se identifica a los republicanos, que son los que este año tiñen el mapa político. En ese sentido, señaló Hoffman, hay que destacar los estados con tendencia conservadora y con un senador demócrata que afronta la reelección, como es el caso de Mark Begich (Alaska), Mary Landrieu (Luisiana) y Mark Pryor (Arizona). “Además de defender sus escaños ante ‘estados rojos’, también se enfrentan a un entorno no especialmente favorable a los demócratas, con un presidente demócrata que es particularmente impopular en sus estados”, señaló la profesora, en referencia a los índices de popularidad que registra el presidente estadounidense, Barack Obama (ver recuadro).
Otros “estados rojos” tienen elecciones competidas, aunque no hay un titular demócrata sino uno republicano, como Mitch McConnell en Kentucky –líder de la minoría republicana en el Senado—, y Charles Roberts, en Kansas, pero son casos más excepcionales. “Los demócratas están jugando a la defensiva, porque ganaron varios escaños en 2008 (aupados por la ola Obama) que se encuentran en estados que no son muy afines, como Virginia Occidental y Arkansas, y han sufrido retiradas clave como Dakota del Sur, que vota un republicano en las presidenciales”, apuntó Justin W. Holmes, especialista en Ciencia Política de la misma universidad.
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