EL MUNDO › ENTREVISTA A MIRSAD TOKACA, PRESIDENTE DEL CENTRO DE INVESTIGACION Y DOCUMENTACION SOBRE BOSNIA
Para el experto Tokaca, miembro de la Fundación Nelson Mandela, la Justicia en Bosnia no avanza al ritmo esperado, pero se logró determinar la responsabilidad de algunos altos cargos implicados en crímenes de lesa humanidad.
› Por Patricio Porta
Cuando la guerra en Bosnia terminó en 1995, cerca de 100.000 personas habían muerto. El conflicto, una consecuencia de la desintegración de Yugoslavia, enfrentó a bosnios y serbios e incluyó la mayor matanza masiva en Europa desde la Segunda Guerra Mundial: Srebrenica. Mirsad Tokaca pronto entendió que era necesario restituir la identidad de las víctimas. Un año antes de la finalización formal de la guerra, fundó el Centro de Investigación y Documentación (RDC, por sus siglas en inglés), encargado de elaborar una base de datos con los nombres y rostros de los muertos, lo que constituyó un aporte a la memoria colectiva de Bosnia y una herramienta para juzgar a los criminales de guerra.
“El RDC nació como una organización totalmente independiente y profesional que trabaja hasta hoy en la investigación y en la recolección de testimonios relacionados con los crímenes de guerra y el genocidio cometidos en Bosnia entre 1992 y 1995. Por un lado, nos enfocamos en las causas y consecuencias de la guerra y de los crímenes cometidos. Por el otro, ayudamos a la Justicia para que termine de castigar a los responsables de esos crímenes”, explicó Tokaca a Página/12. De visita en Buenos Aires, participó del Segundo Foro Judicial sobre prevención de genocidio, organizado por la Embajada Mundial de Activistas por la Paz y la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
El especialista bosnio destacó que la verdad sirve para comprender los mecanismos que llevan a un pueblo a la guerra. “Tanto para la gente en Bosnia como para la gente en Argentina, la verdad es esencialmente importante, más allá de lo que ocurra con la Justicia. Porque la gente debe entender lo que ocurrió y conocer las causas. Por qué la Junta Militar hizo un golpe de Estado e hizo retroceder al país años y años. Se tienen precondiciones para desarrollar una democracia cuando se entiende qué es un régimen totalitario, cómo funciona y cuáles son sus consecuencias: muertos, desaparecidos, desarrollo económico paralizado y asilamiento internacional. Eso es enfrentarse con el pasado”, sostuvo.
Tokaca es miembro del Departamento de la Reconstrucción de Posguerra y el Desarrollo en la Universidad de York (Reino Unido) y también forma parte de la Fundación Nelson Mandela. Sin embargo, descree del modelo de reconciliación implementado en Sudáfrica tras la caída del apartheid. “No hay reconciliación en Sudáfrica. Es una ilusión, una ficción. Oficialmente, ya no existe el apartheid. Puede considerarse todo un éxito el haber terminado con la discriminación racial. Pero no es suficiente. No se trata de cambiar a una élite por otra: una élite blanca por otra negra. Se deben encarar reformas sociopolíticas muy profundas. He viajado por muchos países, pero en Johannesburgo y Pretoria he visto gente viviendo en containers de metal con 40 grados de temperatura, sin agua potable, sin electricidad y sin atención médica. Ahí se pueden ver las estructuras. La élite negra tiene el poder político y la élite blanca el poder económico, el resto queda afuera. Por favor, no me vengan a hablar de reconciliación”, apuntó.
“El modelo sudafricano no es para Bosnia. Eso no es justicia. Es humillar a las víctimas. Los criminales de guerra no tienen nada que hacer con las víctimas. Su lugar es la corte. Todo lo que tengan que decir, que lo digan en las cortes”, agregó.
Para el presidente del RDC, la Justicia en Bosnia no avanza al ritmo esperado, pero aseguró que se obtuvieron resultados concretos y que se logró determinar la responsabilidad de altos cargos implicados en crímenes de lesa humanidad. “El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) ha resuelto exitosamente algunos casos. Algunos generales fueron condenados por genocidio. Pero fue un proceso muy lento. Se ha trabajado durante 22 años en un proceso poco eficiente. Slobodan Milosevic fue condenado y ha muerto en la cárcel. Pero luego no juzgaron a otros militares de alto rango. Por eso creo que ha habido justicia sólo parcialmente. Pero en relación con otros países como Ruanda, Camboya, Indonesia, Nigeria, Congo y otros en América latina, hemos tenido éxito en algunos casos a la hora de juzgar a los perpetradores e investigar los crímenes”, subrayó.
EL TPIY procesó hasta el momento a más de 120 personas, entre ellas a Milosevic y al líder serbobosnio Radovan Karadzic. La creación del Tribunal fue una iniciativa de la ONU ante la gravedad de la situación. La acción internacional también incluyó los Acuerdos de Dayton, que facilitaron la normalización de las relaciones entre los países balcánicos. “Los Acuerdos de Dayton sólo sirvieron para terminar la guerra, emprender algunas reformas y establecer ciertas libertades. Después de un régimen totalitario, era necesario establecer tres libertades básicas: libertad de circulación, de asociación y de expresión. La libertad de expresión no concierne sólo a los medios de comunicación, sino a la capacidad de uno mismo para expresarse. Si no hay espacios, uno no puede decir nada. La libertad de asociación es fundamental para construir la sociedad civil. Hay que permitirle a la gente que se organice a través de ONG, grupos religiosos o profesionales, partidos políticos. Por último, la libertad de circulación. Si no puedo moverme en mi propio país, ¿cómo puedo investigar? Si hubiese hecho mi trabajo bajo un régimen totalitario habría terminado preso o asesinado por tener formación sensible”, evaluó Tokaca.
La búsqueda de justicia es una batalla cotidiana en Bosnia. Llevar al banquillo de los acusados a los responsables de crímenes de lesa humanidad, un compromiso del RDC con las víctimas. “La Justicia les hace saber a los sospechosos de haber cometido crímenes de guerra que tarde o temprano alguien golpeará a sus puertas y serán juzgados. Así que tienen que estar alerta. Cuando hablamos de Justicia no se trata sólo de la responsabilidad de algunas personas o grupos que cometieron crímenes. Se trata más bien de una política de justicia. Es un mensaje político. No es sólo que se está condenando a alguien y se lo envía a prisión. Es un mensaje a potenciales perpetradores: el Estado está listo para perseguirlos. La gente tiene que volver a sentirse segura y sin miedo. Si el sistema judicial es independiente –afirmó Tokaca–, entonces mandará la ley y no la élite, sea económica, política o religiosa.”
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