EL MUNDO › HABLA DONATO DI SANTO, DIRIGENTE DEL PARTIDO DEMOCRATICO
› Por Elena Llorente
Desde Roma
Por primera vez en la historia de las relaciones entre Italia y América latina, una conferencia bilateral entre el país europeo y los latinoamericanos, que hasta ahora había permitido algunos avances a nivel diplomático, ha sido instituida por una ley aprobada esta semana. Esto significa que de ahora en más, no importa cuál sea el gobierno de turno, la conferencia Italia-América latina se hará tendiente a incentivar las relaciones económicas, comerciales y políticas entre las dos partes.
Hasta ahora, sólo la Conferencia Iberoamericana organizada por el gobierno español tenía estas características. Italia ahora por lo visto quiere pasar a la vanguardia, aprovechando su propia situación de crisis económica y la que empieza a vislumbrarse en algunos países de Latinoamérica, por lo que de hecho la iniciativa podría ser provechosa para todos.
Donato di Santo, exponente del Partido Democrático, ex subsecretario de Relaciones Exteriores para América latina en el segundo gobierno del primer ministro Romano Prodi, es desde 2008 el coordinador ad honorem de esta conferencia, que comenzó en realidad en 2003 como un encuentro casi puramente comercial en Milán –el polo financiero e industrial del norte de Italia– y luego se trasladó a Roma. En las sucesivas ediciones contó con la presencia de presidentes latinoamericanos, como el venezolano Hugo Chávez y la chilena Michelle Bachelet, pero también de cancilleres como Héctor Timerman, además de ministros de varias áreas. En una entrevista de Página/12, Di Santo explicó los objetivos y lo que se espera de esta institucionalización oficial de la conferencia.
–¿Qué puede significar este paso para Italia y para América latina?
–Estas conferencias comenzaron en 2003, en Milán, donde se hicieron dos, 2003 y 2005. Si bien eran llamadas Italia-América latina, eran más que nada Lombardía (la región de Milán)-América latina. Y sobre todo a nivel negocios. En 2007, cuando yo era subsecretario, se hizo un acuerdo con Lombardía para hacerla mucho más importante. La primera de esta nueva versión se realizó en Roma en 2007, con la presencia de 15 ministros latinoamericanos y la presidenta Bachelet. Hasta el 2013 fueron iniciativas de los embajadores y de la Cancillería y, yo diría, de buena voluntad. Pero ahora se transforma en un evento que, al ser aprobado por el Parlamento, quiere decir que todos los partidos están de acuerdo en la importancia de este evento para reforzar las relaciones bilaterales.
–Y de la próxima conferencia que se hace el año que viene durante la Expo2015, ¿qué puede adelantar?
–Yo propuse que se hiciera el 12 de junio, porque el 10 y 11 junio se realiza en Bruselas el vértice Unión Europea y Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). A esa reunión está previsto que asistan los 33 jefes de Estado de Latinoamérica y los 28 europeos, además de todos los cancilleres. Hacerla el 12 de junio es ofrecerles la oportunidad de estar presentes en la Conferencia Italia-América latina ahorrando tiempo, dinero y energías.
–Como coordinador y conocedor de América latina, ¿qué más espera usted de esta institucionalización de la Conferencia?
–Espero dos cosas. La primera es que esta iniciativa, de ser un plato cocinado por Italia, donde todos los ingredientes eran italianos y eran ofrecidos a los países latinoamericanos, podrá ser ahora un plato donde todos los ingredientes serán elegidos y cocinados conjuntamente por Italia y por lo menos los 20 países miembros del Instituto Italo-Latinoamericano (IILA) de Roma. El IILA, al margen de la conferencia, es el lugar donde los países se hablan cotidianamente y está citado expresamente en la ley.
–¿Y el segundo punto?
–Es que siendo de ahora en más un cita fija, los ministros de Italia y de los países latinoamericanos podrán planificar a nivel estratégico, es decir sobre cuestiones económicas o políticas a largo plazo. Una de las muchas cosas que se pueden hacer es lo que se ha organizado en preparación de la conferencia del año próximo. Dentro de pocos días, exponentes de pequeñas y medianas empresas latinoamericanas vendrán a Italia, pero no a escuchar al súper profesor que les da una clase sobre pequeñas y medianas empresas sobre las que, sin duda, Italia tiene una gran experiencia. Sino que, divididos en grupos según la tipología de las mercaderías que producen, visitarán distintas fábricas de cuatro regiones italianas para ver cómo se produce ese especifico bien en Italia. Esta idea nació en una de las conferencias, es importante subrayarlo.
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