EL MUNDO › EL ANALISTA PEPE AUTH SEÑALA QUE LA CIUDADANIA MENOS POLITIZADA DEJO DE IDENTIFICARSE CON LA MANDATARIA
La última e influyente encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) dio cuenta de una caída de doce puntos en la aprobación de la jefa de Estado. Aparece más preocupada de la política que de los problemas ciudadanos.
› Por Christian Palma
Desde Santiago
Ya sea por una mala difusión de las reformas que lleva adelante o por la escasa participación mediática de sus ministros y subsecretarios, quizá sea que el discurso incendiario de la oposición ha logrado su objetivo o tal vez son las viejas rencillas hacia el interior de la Concertación, extrapoladas a la Nueva Mayoría, lo cierto es que la sensación que planea sobre la ciudadanía respecto del gobierno de Michelle Bachelet va de mal en peor, por mucho que la doctora socialista se esmere en salir de las aguas turbulentas por donde navega su conducción.
El último golpe al mentón de La Moneda lo dio la influyente encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) conocida la semana pasada y que dio cuenta de una caída inédita de doce puntos en la aprobación de Bachelet, desde la medición de julio pasado, llegando al 38 por ciento, la más baja en sus dos períodos al frente del país. Una cifra así no se veía desde el 39 por ciento obtenido en diciembre del 2007, cuando la crisis del Transantiago, el aún colapsado sistema de transportes de la capital de Chile, estaba en su punto conflictivo más alto, esto en el primer período de Bachelet en La Moneda. Según los analistas, este desplome se da justo cuando el gobierno pretende modificar la agenda enfocándola hacia la ciudadanía y entendiendo que el capital político de la mandataria no ha bastado para congregar apoyo a sus reformas.
El día que se conoció la CEP, Bachelet estaba de gira en el sur. Apenas conoció los sondeos, suspendió el viaje y regresó a Santiago. Se especuló con un cambio de gabinete, pero también se supo que acortó su periplo porque en la última actividad programada en Lebu, pescadores y profesores de la zona la esperaban con banderas negras para criticarla.
Por otro lado, la irrupción en la CEP de Marco Enríquez-Ominami, quien empató con Bachelet como el personaje mejor evaluado con un 50 por ciento, pero con menos carga negativa que la mandataria, que llega al 23 por ciento, también encendió las alarmas. Les siguen Isabel Allende (49 por ciento); Andrés Velasco, Manuel José Ossandón y Ricardo Lagos Weber, todos con un 43. Al menos para la Nueva Mayoría, recién en el undécimo lugar aparece el ex presidente Sebastián Piñera, con un 35 por ciento de evaluación positiva.
Otro dato que aumenta esta sensación de incertidumbre lo da la economía. En medio del complejo escenario que atraviesa el país, con un crecimiento de sólo un 0,8 en el tercer trimestre, acumulando un 1,8 durante el año. Los que estiman que la actual situación económica es “mala” o “muy mala” registró un alza de 8 puntos, pasando de un 24 a un 32 por ciento; mientras que un grupo significativo de los consultados (52 por ciento) cree que no es “ni buena ni mala”. Por otra parte, sólo un 16 por ciento de los entrevistados estima que la situación económica del país es “buena o muy buena”, ítem que también muestra una caída respecto de la medición anterior.
El sondeo del CEP también pregunta si “¿usted cree que en el momento actual Chile está: progresando, estancado o en decadencia?”, frente a lo cual un significativo 51 por ciento está convencido de que el país está “estancado”; un 31 por ciento, en cambio, opina que está “progresando”; mientras que un 16 por ciento estima que va en “decadencia”.
Todo esto cuando los distintos organismos especializados ajustan a la baja la percepción de crecimiento para el próximo año, a lo que se suma la incertidumbre que generarían las reformas del gobierno, según ha acusado el mundo empresarial, quienes desde la tribuna que pueden han criticado la gestión reformista del gobierno, sobre todo después de que se aprobara la reforma tributaria que los obligará a pagar más impuestos.
Horas después del terremoto CEP, el experto electoral y jefe de bancada PPD, Pepe Auth, entregó un documento que detalla las causas de este bajón de Bachelet. El diario La Tercera publicó el escrito que en lo medular sostiene que las cifras que revisten mayor gravedad son las caídas en sus principales atributos –confianza y cercanía– y el aumento de quienes creen que ha actuado con debilidad.
“Una presidenta que ha pasado buen tiempo fuera, que aparece más preocupada por la política que de los problemas ciudadanos, una Democracia Cristiana que le pone dramatismo a las diferencias dentro de la Nueva Mayoría, los líos de gestión política, etcétera, terminan de producir un cóctel explosivo, tan fuerte como lo fue el Transantiago y la crisis económica en el primer gobierno de Bachelet.”
Agrega que “la ciudadanía menos politizada es la que ha perdido identificación y sintonía con la jefa de Estado... es evidente que la preocupación de Bachelet por las cuestiones políticas se ve mucho mayor, y los problemas concretos de la gente aparecen muy secundarios”. En efecto, en la encuesta aparecen como prioritarios temas de educación, salud, seguridad y transportes, mientras que en los últimos lugares figuran temas como una nueva Constitución y otras reformas políticas.
En este escenario, Auth plantea diversos puntos para corregir: la necesidad de levantar temas como seguridad, transporte y salud, bajar los niveles de soberbia en el gobierno y en el bloque oficialista respecto del respaldo que se obtuvo en las elecciones 2013 y sugiere “reorientar el foco de la reforma educacional en aquello que le reporta beneficio directo a las familias”.
Por otro lado, la encuesta también evidencia que la clase media le estaría dando la espalda a Bachelet. La evaluación positiva de 50 por ciento de la presidenta es la más modesta desde 2002, año en que comenzó a ser medida por el CEP. Una de las cifras más altas que obtuvo la hoy presidenta fue en diciembre de 2003, cuando alcanzó un 84 por ciento de evaluación positiva, mientras era ministra de Defensa del gobierno de Ricardo Lagos. A finalizar su primer mandato, Bachelet registró el mayor porcentaje de evaluación positiva: un 85 por ciento.
La encuesta también da a conocer que Bachelet es la presidenta con mayor desaprobación durante el primer año de gobierno –medición que sólo representa a sectores urbanos– desde la administración del ex presidente Patricio Aylwin (1990-1994).
No obstante todo lo anterior, a dos días de la CEP y luego de sostener un viaje relámpago a Ecuador donde participó en una reunión de Unasur, Bachelet retomó su agenda pública. Acompañada por Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), en una visita a un jardín de infantes, la jefa de Estado defendió la reforma educacional de su gobierno.
Al hilar más fino en la encuesta se desprende que la mayor merma proviene precisamente de parte importante de la audiencia que tuvo en esa actividad: las mujeres. A mediados de año, un 53 por ciento de las mujeres respaldaba a la mandataria, pero en el estudio conocido el miércoles esa cifra cayó 16 puntos, a 37 por ciento. En los hombres, la caída fue de 47 a 38 por ciento.
Asimismo, la presidenta dejó en claro que ni las encuestas ni el enfriamiento económico son excusa para detener las reformas. “El enfriamiento de la actividad económica en América latina es una realidad, pero no un argumento para detener las reformas estructurales” que necesita la región, dijo al inaugurar la conferencia del FMI que se celebró en Santiago. “América latina tiene unos niveles de desigualdad todavía muy elevados, y Chile no es una excepción, tenemos tareas que asumir... Si hay una enseñanza que nos han dejado las crisis, ha sido el reconocimiento de que el crecimiento económico sustentable y el bienestar inclusivo no sólo no deben contraponerse, sino que se complementan”, enfatizó la mandataria.
“Si queremos crear condiciones adecuadas para un desarrollo sostenible, necesitamos reformas significativas, no las políticas de ayer”, declaró haciendo referencia a las críticas del sector privado, que acusa a sus reformas por el enfriamiento económico.
A todo esto, la oposición tampoco la pasa bien, a pesar de que saca cuentas alegres de la situación de la Nueva Mayoría. El 16 por ciento de aprobación que tiene la Alianza como oposición y 10 puntos de adhesión ciudadana que obtuvieron en el sondeo reflejan que la estrategia liderada por la UDI de querer bloquear la agenda gubernamental no es efectiva. Esto no sólo refleja un fracaso en los sectores más importantes del espectro político chileno, sino de la política en general, que cada día está más desprestigiada y castigada por la ciudadanía.
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