EL MUNDO › LA CASA BLANCA DIJO QUE NO IMPULSARA NINGUN PROCESO CONTRA LOS AGENTES DE LA CIA
La central de inteligencia norteamericana reivindicó las tácticas de tortura utilizadas contra los detenidos, ya que “proveyeron detalles cruciales” para capturar a Bin Laden. El documento del Senado las desacreditó.
La Casa Blanca no juzgará a ningún agente de la CIA involucrado en las torturas a presuntos terroristas. “El presidente tiene confianza tanto en el sistema judicial como en la forma en que este caso en particular está siendo llevado adelante”, aseguró Josh Earnest, secretario de prensa del gobierno de Barack Obama. El informe difundido por la Comisión de Inteligencia de la Cámara alta de Estados Unidos concluyó que una revisión de documentos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) acerca de información inicial obtenida así como información que la agencia identificó como la más crítica y valiosa sobre Abu Ahmad al Kuwaiti, correo de Osama bin Laden, no estuvo relacionada con el uso de “técnicas intensificadas de interrogatorio” de los servicios secretos. Funcionarios de la agencia rechazaron el informe y dijeron que los detenidos sometidos a tácticas coercitivas proveyeron detalles cruciales para capturar a Bin Laden. “Es imposible saber en retrospectiva si hubiéramos obtenido la misma información que nos ayudó a encontrar a Bin Laden sin haber usado las técnicas intensificadas”, señaló la CIA.
Lo cierto es que luego de que el grupo de elite navy seals realizara una operación en Pakistán en mayo de 2011, altos funcionarios de la CIA hablaron en secreto con congresistas norteamericanos para decirles que la información obtenida en interrogatorios a detenidos sospechados de cometer actos terroristas jugó un papel importante en uno de los mayores éxitos de la agencia: el asesinato de Osama bin Laden. El entonces director de la CIA, Leon Panetta, repitió eso en público, afirmación que fue parte de una elogiada película sobre la intervención de las “focas marinas”, Zero Dark Thirty, que muestra a un detenido ofreciendo la identidad del correo de Bin Laden, Abu Ahmad al Kuwaiti, tras ser torturado en un sitio secreto de la CIA. Resultó ser que Bin Laden vivía en la casa de Al Kuwaiti, así que localizar al correo era vital para encontrar al líder de Al Qaida. Pero el reporte del Senado sobre los interrogatorios de la CIA dice que la historia no es cierta.
La Casa Blanca está de acuerdo con el Departamento de Justicia de no juzgar a los involucrados en las torturas y malos tratos durante los interrogatorios. Sin embargo, en rueda de prensa, Earnest trató de mantener a Obama al margen del tema. “No es una cuestión del presidente de Estados Unidos. No es el presidente de Estados Unidos quien debe llevar a cabo una investigación penal sobre las acciones de alguien que trabaja en la CIA”, aseguró. Por otra parte, The New York Times publicó ayer un testimonio de un alto funcionario del gobierno cercano al presidente –a quien no identificó– que fue categórico: “No vamos a participar en este debate”.
El documento del Senado desacredita el rol de la agencia de inteligencia. Sus autores concluyeron que la CIA distorsionó reiteradamente la información presentada ante los senadores estadounidenses relacionada con Al Kuwaiti y Bin Laden y afirmaron que esos datos fueron aportados por detenidos que dieron información antes de ser sometidos a tratamiento brutal y de ser interrogados violentamente. El texto afirma además que la CIA no recibió ninguna información de detenidos sobre Al Kuwaiti hasta 2003. Y asegura que para el final de 2002, la CIA había compilado información significativa sobre Al Kuwaiti y sus estrechos lazos con Bin Laden.
En su descargo, la CIA aseguró que la información disponible era insuficiente para distinguir a Al Kuwaiti de muchos otros asociados de Bin Laden, hasta que información adicional recibida de detenidos la puso en contexto y le permitió a la agencia entender mejor la naturaleza real de su papel y el potencial en la caza de Bin Laden. “Como tal, la información obtenida por la CIA de estos detenidos sí tuvo un papel –en combinación con otras fuentes de inteligencia–, para encontrar al líder de Al Qaida”, afirmaron los sabuesos norteamericanos.
Que Estados Unidos torturó a presuntos terroristas en los años posteriores a los ataques del 11-S no es novedoso. Sin embargo, los escabrosos detalles revelados por el informe del Senado dejaron a la opinión pública norteamericana frente a un duro examen de conciencia. “Así no es como los estadounidenses deben comportarse”, consideró el diario The Washington Post en un editorial publicado ayer, titulado “Los horrores en calabozos de EE.UU. que nunca debieron haber ocurrido”. “La tortura está mal, dé o no resultados. Como un miembro del gobierno de Obama dijo este martes, ‘la razón por la que prohibimos esas técnicas es porque eran contrarias a nuestros valores’”, agregó el diario.
La oposición republicana y destacados miembros de la administración de George W. Bush, incluido el propio ex presidente, criticaron el informe, defendieron a la inteligencia estadounidense y señalaron que sus prácticas permitieron abortar tramas terroristas y salvaron vidas.
En la vereda de enfrente se paran aquellos que consideran que no existe justificación para prácticas semejantes. “Que algunos de los detenidos fueran altamente peligrosos no autoriza a someterlos a un trato ilegal que avergüenza a Estados Unidos y sirve de herramienta a los terroristas para reclutar nuevos miembros”, esgrimió en su editorial The New York Times. “Los republicanos actúan como si fuera la publicación del informe sobre la tortura y no la tortura en sí misma lo que hace daño al país”, agregó el diario neoyorquino.
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