EL MUNDO › ELEONORA DE OLIVEIRA, MINISTRA Y EX COMPAÑERA DE CELDA DE DILMA
Según la ministra de la Mujer y compañera de militancia de la presidenta, el informe de la Comisión de la Verdad traerá consecuencias y la sociedad presionará para que los represores sobrevivientes sean juzgados y castigados.
› Por Darío Pignotti
Desde Brasilia
Antes que ministra del gabinete presidencial, Eleonora Menicucci de Oliveira es una militante leal a Dilma, con quien compartió una celda cuando ambas combatían a la dictadura cuyos crímenes fueron reconstruidos en el informe presentado ayer en Brasilia por la Comisión de la Verdad.
“Todos estos tomos entregados por la comisión dejaron la verdad al descubierto. Con la verdad entera puede que ahora los órganos de la Justicia hagan lo que debieron haber hecho; puede ser que después de la verdad llegue la justicia, no sé... hay que ver”, plantea Menicucci, titular de la cartera de Políticas para la Mujer, a poco de concluida la ceremonia de una hora en el Palacio del Planalto.
“El informe hace explícita la recomendación de tomar el camino de la justicia, algo que deberá ser hecho por los órganos del Poder Judicial, no es un tema del Poder Ejecutivo. Creo que la sociedad va a presionar para que se siga avanzando”, continúa la funcionaria en diálogo con Página/12 minutos después de finalizado el discurso de Rousseff.
En su pronunciamiento, la mandataria subrayó el significado de que Brasil cuente con un tesauro del horror y adelantó que este documento señala el inicio de una nueva etapa: “Vamos a tomar nota de las recomendaciones y las propuestas de la comisión de las que necesariamente surgirán consecuencias”.
Pero no hizo ninguna mención a la posibilidad de que se abran procesos judiciales para lo cual es necesario derogar la ley de amnistía promulgada por el régimen en 1979, una herencia que hace de Brasil el único país del Cono Sur donde ningún militar fue procesado por haber violado los derechos humanos durante los 21 años de una de las dictaduras más prolongadas de la región.
“Nuestra comisión se hizo con la solidaridad de todas partes. Les debemos mucho a Chile, a Argentina, a Uruguay... después del fin de las dictaduras esos países estuvieron adelante de nosotros en la creación de las comisiones de la verdad. Los países vecinos y hermanos son diferentes a Brasil, acá hay otra lógica política”, evalúa la ministra con realismo.
Un centenar de funcionarios, ex presos y familiares de muertos y desaparecidos participaron ayer en el acto iniciado a las 9.20 de la mañana, minutos después de que paró la lluvia y los ventanales del Planalto que dan al este se iluminaron con un sol efímero.
“Estoy emocionada, hoy es un día histórico... al final de tanta pelea tuvimos nuestra comisión gracias a que tenemos una ex presa y torturada en la presidencia de la república. Hablé con la presidenta sobre la comisión, siempre hablamos... Hace poco hablamos de cómo creamos lazos inquebrantables a lo largo de nuestras vidas.”
El vínculo indestructible que perdura hasta hoy se forjó a principio de los años ’70 cuando las dos combatientes veinteañeras (Menicucci con su bebé de un año) compartieron el encierro en la Torre de las Doncellas, un lugar reservado para las presas políticas en un penal de San Pablo.
Dilma, Menicucci y otros miembros del gabinete no escondían ayer su satisfacción por el objetivo alcanzado, sin estar exultantes ni repetir el clima esperanzado vivido en mayo de 2012, cuando fue puesta en funciones la comisión en un salón más amplio, con la participación de todos los ex presidentes civiles e invitados extranjeros.
El Planalto lucía menos luminoso que dos años atrás, tal vez por las fuertes presiones castrenses que, por poco, impiden la realización de la cita, o por la ofensiva desestabilizadora lanzada por la coalición de partidos y medios opositores para inviabilizar el segundo mandato dilmista, que se iniciará dentro de tres semanas.
“Ministra, ¿le sorprende ver actos opositores donde se pide el retorno de los militares?”, indagó este diario a Menicucci.
“Recibo con la mayor indignación esas protestas, estoy en un total desacuerdo con esa postura. Quiero decir que cuando alguien vivió en una dictadura sabe lo que es un militar. Yo le diría a esa gente que está saliendo a la calle con consignas a favor de los militares que pedir un golpe es lo mismo que dar un golpe.”
“Sobre los militares y su posición sobre la comisión... En fin, los que hablaron son los militares retirados, ellos pueden decir lo que quieran, porque para eso vivimos en democracia”, observa la funcionaria.
Su opinión no es compartida por el ex preso político Magno de Carvalho, del sindicato de trabajadores de la Universidad de San Pablo, para quien “no se pueden tolerar esas proclamas golpistas de los militares. Lamentablemente el gobierno cede a las presiones, el discurso que hizo hoy Dilma fue concesivo, ella habló de no caer en el revanchismo con las fuerzas armadas. Y yo me pregunto de qué revanchismo me hablan, de qué reconciliación me hablan, acá lo que hace falta es justicia”.
Luego de la reunión en el Planalto se realizó otra audiencia en la Orden de Abogados de Brasil, que contó con la participación de la Conferencia Nacional de Obispos, donde se anunció formalmente que se dará continuidad a la batalla en el Supremo Tribunal Federal por el fin de la amnistía, en consonancia con lo planteado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
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