Vie 12.12.2014

EL MUNDO  › LA MULTITUDINARIA CONVOCATORIA ALTERNATIVA A LA CUMBRE CLIMATICA MUNDIAL EN PERU

“Cambiemos el sistema, no el clima”

La Cumbre de los Pueblos, que se desarrolla a la par del debate oficial, derivó ayer en una larga marcha para cuestionar al sistema capitalista, criticar a las empresas transnacionales y exigir el cambio de la política extractivista de recursos naturales.

› Por Carlos Noriega

Desde Lima

Mientras en el cuartel general del ejército, conocido como el Pentagonito, Ollanta Humala y otros presidentes hablaban en la Cumbre Climática Mundial COP 20, en las calles de Lima miles de personas marchaban levantando consignas contra la cumbre oficial y en defensa de “la madre tierra” y los derechos de los pueblos indígenas. “Cambiemos el sistema, no el clima”, se escuchaba en las calles. Organizaciones sociales y campesinas, representantes de poblaciones indígenas del Perú y otros países, grupos ambientalistas, sindicatos, se unieron a esta marcha pacífica organizada por la alternativa Cumbre de los Pueblos. Unas diez mil personas participaron de la movilización, que terminó con un mitin en la Plaza San Martín, en el centro histórico de Lima.

Agitando banderas multicolores y levantando consignas como “la tierra está que quema, cambiemos el sistema”, la multitud recorrió, bajo un fuerte sol, las calles del centro de la capital peruana. “En defensa de nuestra madre tierra”, “la selva es de todos, autoridades, ayúdennos a salvarla”, “energía 100% limpia” y otras demandas, como “Conga no va”, en referencia a un millonario proyecto minero en el norte del Perú al que se oponen los campesinos y organizaciones sociales de esa región, se leían en las banderas que acompañaban la marcha.

Desde un estrado levantado en la Plaza San Martín, la segunda más importante de la capital peruana, se sucedieron, uno tras otro, los discursos. Hubo cerca de una veintena de oradores, quienes coincidieron en cuestionar el sistema capitalista, al que acusaron de ser responsable de la crisis ambiental, en criticar con dureza a las transnacionales y exigir el cambio de la política extractivista de recursos naturales que “depreda y enferma la madre tierra”, en acusar a los gobiernos de no hacer nada efectivo contra el calentamiento global y en reivindicar los derechos de los pueblos indígenas.

“Los gobiernos plantean paliativos contra el calentamiento global, pero el pueblo no pide paliativos, el pueblo exige un cambio de rumbo”, exclamó un orador. “Estamos en pie de lucha en defensa de la tierra, tenemos muertos y eso no se olvida”, dijo una representante de las comunidades nativas. “Rechazamos la criminalización de la protesta social”, señaló un tercer orador. “Tenemos todos que actuar, levantarnos en resistencia, no quedarnos en los discursos”, demandó otro.

La congresista del Frente Amplio de Izquierda Verónika Mendoza acusó al presidente Humala de tener un doble discurso: “Se habla del cambio climático, mientras se dan normas que les dan impunidad a las empresas que contaminan, se depredan los bosques, se criminaliza y mata a los campesinos que luchan defendiendo la madre tierra”. Mendoza acusó que en la COP 20 hay “hipocresía y falsos discursos”.

“Esta marcha es para decirles a los gobiernos que nos tomen en cuenta. A nosotros el gobierno peruano nos ha dado la espalda. A los que están en la COP 20 les diría que, en vez de estar encerrados con todas las comodidades, salgan, vayan a las comunidades, a la Amazonia, y vean la realidad”, le dijo a Página/12 Marishöri Samaniego, de la etnia amazónica asháninka, mientras marchaba con un grupo de miembros de su comunidad.

Como parte de las actividades paralelas a la COP 20, sesionó en Lima el Tribunal por los Derechos de la Naturaleza, que tuvo un panel de jueces internacionales. Doce casos de violaciones ambientales y de los derechos indígenas en distintas partes del mundo fueron analizados por este tribunal, que tiene un carácter ético. Empresas y Estados fueron puestos en el banquillo de los acusados. En unos casos se emitió sentencia, otros fueron recién presentados y se decidió continuar las investigaciones.

En uno de los casos presentados al Tribunal por los Derechos de la Naturaleza se acusó a la empresa petrolera argentina Pluspetrol por la contaminación que sus actividades producen en la Amazonia peruana, afectando severamente el medio ambiente y la vida de las comunidades nativas. La denuncia contra Pluspetrol fue admitida por el tribunal. En seis meses, el tribunal volverá a sesionar para seguir tratando esta denuncia.

Pluspetrol está acusada de contaminar con desechos tóxicos las cuencas de cuatro ríos en una amplia zona amazónica, donde viven unos 25 mil pobladores de distintas comunidades nativas. En diálogo con este diario, Aurelio Chino Dahua, apu de la etnia amazónica quechua que vive en la zona de operaciones de Pluspetrol, habló de la situación de los pueblos indígenas. “Nuestros hermanos se enferman por consumir el agua de los ríos y por comer los peces y animales que están contaminados. Pluspetrol no está cumpliendo con su compromiso de remediar los daños ambientales. La contaminación sigue y sigue y no se hace nada. Nos están dando a entender que no quieren sentarse a conversar con nosotros.”

El Tribunal Internacional por los Derechos de la Naturaleza condenó a la transnacional Chevron por los “daños irreversibles” de sus actividades petroleras en Ecuador, también se condenó al Estado de Ecuador por la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní. Otras condenas fueron a la British Petroleum, por el derrame de petróleo en el Golfo de México, considerado el peor de la historia, y al gobierno de Queensland (Australia), por la destrucción del Arrecife de Coral.

Entre los casos aceptados por este tribunal figuran la muerte de 33 personas en una protesta indígena en la Amazonia peruana en junio de 2009 y el procesamiento judicial a 52 dirigentes indígenas por esas protestas; el cuestionado proyecto minera Conga en el Perú, contra el que se levantaron las comunidades campesinas, protestas que dejaron cinco muertos; la construcción de la central hidroeléctrica Belo Monte en la selva de Brasil, entre otros.

“Este es un tribunal ético; sus resoluciones se mantienen en ese nivel, sus sentencias son un llamado al mundo para defender la naturaleza. Venimos con un mensaje que pretende hacer ver al mundo la importancia de proteger la naturaleza para la existencia de la humanidad”, le señaló a este diario el ecuatoriano Alberto Acosta, presidente del Tribunal Internacional por los Derechos de la Naturaleza.

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