EL MUNDO › TRES PERSONAS MURIERON EN SYDNEY, AUSTRALIA, INCLUYENDO EL SECUESTRADOR, UN MUSULMáN RADICAL
La policía entró en el café, donde aún había una docena de rehenes, tras oír varios disparos, y una vez allí se tiroteó con el secuestrador, Man Haron Monis, un asilado iraní de unos 50 años con antecedentes de violencia.
La policía de Sydney irrumpió ayer a los tiros en un café céntrico ubicado en la mayor ciudad de Australia y puso fin a la toma de 17 rehenes. En la operación murieron el agresor, identificado como un musulmán radical, y dos de las personas que mantenía cautivas. La policía entró en el café, donde aún había una docena de rehenes, tras oír varios disparos, y una vez allí se tiroteó con el secuestrador, un asilado iraní de unos 50 años con antecedentes de violencia de género, dijo el comisario Andrew Scipione en conferencia de prensa difundida por la cadena pública de noticias local ABC. Scipione agregó que dos rehenes, un hombre de 34 años y una mujer de 38, fallecieron por heridas de bala, aunque evitó dar precisiones sobre de dónde provinieron los disparos y prometió abrir una investigación.
La operación policial dejó además seis heridos, de los cuales cuatro fueron internados. Una mujer recibió un disparo en el hombro, mientras que un policía fue herido con un perdigón en la cara, según informó un comunicado de la fuerza, difundido por ABC poco antes de la conferencia de prensa de Scipione. La policía de Australia identificó al hombre armado que tomó la cafetería del centro financiero de Sydney y mantuvo retenidos durante más de quince horas a un número indeterminado de rehenes. El sospechoso nació en Irán con el nombre de Manteghi Bourjerdi, se trasladó a Australia en 1996 y adoptó el nombre de Man Haron Monis, informó el canal 9News. Monis se convirtió de la rama chiíta del Islam a la sunnita y comenzó a referirse a sí mismo como un clérigo musulmán radical.
“Fue un incidente aislado, un acto de un individuo. Esto no va a cambiar la forma en la que vivimos”, sentenció el comisario australiano Scipione, sin dar ninguna explicación sobre las causas que podrían haber movido al agresor a actuar de esa manera. El primer ministro, Tony Abbott, tampoco se adelantó a sacar conclusiones sobre lo sucedido y se limitó a enviar un mensaje desde su cuenta de Twitter, en el que aseguró que sus pensamientos y oraciones estaban con las familias de los dos rehenes fallecidos, los heridos y el resto de los rehenes.
Imágenes tomadas por cámaras de televisión apostadas a sólo unas cuadras del café mostraron el momento en que los policías irrumpieron en el lugar, un local de la cadena Lindt. Las ventanas se iluminaron de forma intermitente al ritmo de una serie de ráfagas de disparos, que duraron poco menos de un minuto. Inmediatamente después, comenzaron a salir los rehenes, quienes fueron recibidos por equipos médicos y policías desplegados en el lugar, según mostró la cadena de noticias CNN.
Más tarde, la policía envió un robot que corroboró que no había ninguna bomba en el café –como había asegurado el atacante– y anunció que levantaba el vallado que había cerrado parte del centro de la ciudad durante casi un día. Una de las primeras cosas que hizo Monis cuando tomó por la fuerza el café, situado en la zona céntrica de Martin Place, fue ordenar a dos rehenes que colocaran en la ventana principal una bandera negra con una leyenda en árabe que rezaba: “No hay otro Dios que Alá, y Mahoma es su profeta”. Pese a que algunos medios internacionales vincularon el estandarte con la milicia extremista Estado Islámico (EI), que controla más de un cuarto de los territorios de Irak y Siria, se trata de una tradicional declaración de fe musulmana, también conocida como la sahada.
Pero el posible vínculo con un grupo islamista radical internacional encendió todo tipo de alertas en la capital de Australia, uno de los países que están bombardeando posiciones del EI en Irak como parte de una coalición liderada por Estados Unidos. La embajada norteamericana, ubicada muy cerca del café tomado, y la famosa Opera de Sydney fueron evacuadas y cerradas, al igual que gran parte del centro de la ciudad. En medio de este clima de creciente tensión, distintas autoridades y referentes de la comunidad musulmana repudiaron la vinculación entre la toma de rehenes y el Islam.
“El gran muftí y el Consejo Nacional de Imanes de Australia condenan este acto criminal de forma rotunda y reiteran que este tipo de acciones son censuradas parcial y totalmente por el Islam”, sostuvo el gran muftí Ibrahim Abu Mohammed en un comunicado. Otros referentes de la comunidad musulmana, citados por ABC, destacaron que ningún grupo significativo consideraba a Monis como un clérigo. El iraní devenido presunto líder religioso tenía un proceso judicial abierto por acoso sexual contra una mujer que había respondido hace 14 años a un aviso publicado en un diario, solicitada en la que Monis se presentaba como un experto en astrología, numerología, meditación y magia, de acuerdo con los medios australianos.
Más tarde, volvió a los tribunales, tras participar en varias protestas contra la presencia de tropas australianas en Afganistán. El atacante se había declarado activista pacífico, pero la Justicia lo condenó a cumplir 300 horas de servicio comunal por el abuso sexual. En 2009 tuvo más problemas con la ley, cuando la policía lo acusó de haber sido cómplice en el asesinato de su ex esposa, un cargo que finalmente no prosperó en la Justicia australiana. Según el hombre que fue su abogado durante ese proceso, Manny Conditsis, “su ideología era tan fuerte y poderosa que nublaba su sentido común y su objetividad”, reprodujo ayer el diario británico The Guardian.
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