EL MUNDO › SE DEVALUó UN VEINTE POR CIENTO EN UN DíA PESE A UNA FUERTE SUBA DE TASAS DE INTERéS
Las sanciones aplicadas por Occidente han dañado al sector bancario ruso, que desde mitad de año no puede acceder a los mercados financieros occidentales. La caída del precio del crudo y el tironeo con el Banco Central no ayudan.
› Por Agustín Fontenla
Desde Moscú
El Banco Central aumentó drásticamente los tipos de interés pero la decisión no surtió efecto, mientras el gobierno prometió un nuevo paquete de medidas para estabilizar el mercado. En tanto, Estados Unidos anuncia nuevas sanciones contra Moscú.
Después de que el Banco Central anunciara el lunes por la noche que los tipos de interés se ubicarían en 17,5 por ciento, aumentando un 6,5 sólo ese día y en más de 10 puntos desde principio de año, la respuesta del mercado no fue justamente la esperada. A media tarde del martes, el rublo se devaluó un 20 por ciento y alcanzó nuevamente records históricos. Frente al euro superó los 100 rublos, en tanto que frente a la moneda estadounidense trepó hasta los 80.
Al caer la jornada logró recuperarse, descendiendo a 72 para el primero y 58 para el segundo; sin embargo, el pánico ya había hecho mella. Para entender el colapso de la moneda, vale retrotraerse a principio de año, cuando el rublo cotizaba a 32 frente al billete verde, y a 45 contra la divisa europea. En ese entonces, la crisis en Ucrania y el derrumbe del precio del petróleo eran sólo un fantasma para la economía rusa.
En medio de la zozobra, el gobierno se reunió de urgencia y después de analizar la situación, el ministro de Desarrollo Económico, Alexei Ulyukayeb, buscó llevar algo de calma afirmando que “la situación del rublo no refleja la macroeconomía del país” y anunció que “se proporcionará mayor equilibrio entre la oferta y la demanda en el mercado nacional por el aumento de la provisión de liquidez en moneda extranjera a los bancos en Rusia”. Una decisión que refleja el daño que están causando las sanciones aplicadas por Occidente al sector bancario ruso, que desde mitad de año no puede acceder a los mercados financieros occidentales. La medida, sin embargo, no aclara el panorama respecto de si el Banco Central actuará con fuerza en el mercado o seguirá adelante con la idea de librar la cotización del rublo al humor de la plaza financiera. En la mañana, la directora del organismo, Elvira Nabiullina, defendió la decisión de dejar flotar la moneda y aseguró que de esa manera se les había quitado atractivo a quienes especulaban con la cotización frente a la banca central rusa. Además, aseguró que la subida de los tipos de interés tendría su impacto positivo, aunque no en el corto plazo.
En tanto, sorprendió el mensaje del ministro de Desarrollo Económico, al afirmar que “es importante que el Banco Central y el gobierno actúen de forma conjunta”, después de que los medios locales hablaran de un posible cambio ejecutivo en el organismo y que legisladores de la Duma estatal lo acusaran de boicotear la economía nacional.
Mientras el rublo se derrumbaba, el precio del crudo continuaba su lento pero seguro descenso, y se ubicaba por debajo de los 60 dólares el barril. La marca amenaza seriamente el desempeño de la economía rusa, en tanto que la directora del Central ruso, Elvira Nabiullina, afirmó que si durante el 2015 la cotización se mantenía en torno de los 60 dólares, entonces la economía nacional podría contraerse más de un 4 por ciento.
Ajeno al sombrío panorama, el ministro de Energía ruso, Alexander Novak, aseguró que para el año que comienza, el valor oscilará entre los 85 y los 90 dólares. Sin embargo, destacó que, con el precio actual, las empresas del país podría recortar el desarrollo de sus proyectos, lo que traería automáticamente una disminución de la producción. Eso explica que después de prometer que se produciría la misma cantidad de 525 millones de toneladas del 2014 durante el 2015, dijera, según Reuters, que las empresas rusas del rubro tendrán la última palabra.
La jornada, negra desde lo financiero, se ensombreció aún más al llegar la noche rusa, cuando el portavoz de Barack Obama anunció que el presidente estadounidense tenía la intención de aprobar un nuevo paquete de sanciones contra Rusia por su actuación en Ucrania: más restricciones a las compañías armamentísticas y a las inversiones en proyectos petrolíferos de alta tecnología (ver aparte).
Consultado sobre el escenario financiero, el catedrático de la Universidad Plejanov de Moscú Andrés Landabaso sostiene que lo que se está viviendo es “una psicosis financiera”, promovida por las proyecciones de los expertos en economía que presuponen ese escenario. Esto en parte a que “en algunos casos, y por el precio de las acciones de las principales empresas rusas, equivalente al que tenían en la crisis del 2008, podrían caer en default”. Más profundo en el análisis, sostiene que detrás de las sanciones impulsadas por Estados Unidos y seguidamente la Unión Europea, podría estar gestándose un “golpe económico” contra el Estado ruso.
Este jueves, el presidente Putin tendrá su habitual conferencia de prensa anual con periodistas locales y extranjeros. Un evento de dimensiones que la última vez rondó las cuatro horas, con el que el líder ruso, además de repasar la agenda nacional y la internacional, puede permitirse realizar anuncios de gran impacto. El año pasado sorprendió con la noticia de que aceptaría el pedido de indulto de Mijail Jodorkovsky, uno de sus mayores enemigos, encarcelado por la imputación del cargo de delitos económicos por su actividad al frente de la expropiada petrolera Yukos. Hoy, entonces, quizá el mercado se tome un respiro para llegar con fuerzas a escuchar cuáles serán las novedades del mandatario ruso.
En las calles de la capital rusa se sintió el pulso de la jornada. Muchas casas de cambio no ofrecieron dólares ni euros y se formaron largas colas de ciudadanos que querían cambiar sus rublos. Marika, una ciudadana georgiana que debía cambiar 6 millones de rublos antes de viajar, ante la negativa y el miedo a perder el valor de su dinero tomó la decisión de comprar un auto de alta gama. Svetalana, profesora de yoga, me comentó que estaba aterrorizada porque su casa estaba en obra y no se imaginaba el salto que podrían dar los precios de los materiales.
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