Mié 17.12.2014

EL MUNDO  › MATARON A 141 PERSONAS, EN SU MAYORíA NIñOS, EN UN ATAQUE TALIBáN A UNA ESCUELA EN PESHAWAR

Feroz masacre de estudiantes en Pakistán

Fue el más sangriento ataque en el violento Pakistán desde 2007 y generó estupor y una enérgica condena de líderes y personalidades internacionales, entre ellas la Premio Nobel de la Paz 2014, la joven paquistaní Malala Yousafzai.

Un grupo de milicianos paquistaníes talibán atacó ayer una escuela administrada por el ejército en la norteña ciudad de Peshawar y mataron a 141 personas, en su mayoría chicos, antes de que el ejército retomara el establecimiento y anunciara la muerte de los siete insurgentes que perpetraron la masacre. El ataque, que además dejó 131 heridos, en su mayoría alumnos, fue el más sangriento en el violento Pakistán desde 2007 y generó estupor y una enérgica condena de líderes y personalidades internacionales, entre ellas la Premio Nobel de la Paz 2014, la joven paquistaní Malala Yousafzai. El asalto comenzó poco después del mediodía, cuando un grupo de insurgentes vestidos con uniformes del ejército entró en un colegio bajo control militar en Peshawar, en el noroeste del país, y dio comienzo a una jornada de terror en una escuela para estudiantes de primaria y secundaria.

Un vocero de la policía, Seid Wali, dijo que los atacantes abrieron fuego y lanzaron granadas contra niños y profesores, mientras iban de aula en aula disparando a los estudiantes. “Estábamos en una clase cuando escuchamos disparos. El sonido de los tiros se acercaba hasta que la puerta se abrió de golpe y dos personas comenzaron a disparar indiscriminadamente”, explicó uno de los alumnos, un niño de 14 años, al diario local The Express Tribune. El ejército paquistaní lanzó una operación para liberar la escuela, que se vio dificultada por explosivos que los atacantes colocaron en el interior del edificio. Hacia las 18.20, las fuerzas de seguridad declararon que habían retomado el lugar y anunciaron la muerte de los siete insurgentes que cometieron el ataque.

Las cadenas de televisión locales emitieron imágenes con escenas de caos alrededor del colegio con un gran número de soldados y ambulancias en el área cercana a la escuela, mientras los disparos y explosiones se podían escuchar desde el exterior.

El director general de la oficina de relaciones públicas del ejército (ISPR), Asim Bajwal, afirmó en rueda de prensa que 132 estudiantes y nueve empleados del colegio murieron, mientras que 122 fueron heridos. Nueve militares resultaron también heridos antes de que el ejército consiguiera liberar a 960 personas del interior de la escuela, en la que los atacantes entraron por la parte de atrás con numerosas armas y con chalecos con explosivos, indicó Bajwal. El portavoz, que no explicó si los talibán fueron muertos por el ejército o se inmolaron con sus explosivos, añadió que los insurgentes no tenían intención de tomar rehenes, sino de causar el mayor número posible de víctimas.

Tras la toma del colegio, el ejército paquistaní lanzó una operación contra los talibán en la ciudad y posteriormente la amplió al resto de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, en busca de insurgentes. Los talibán de Pakistán reivindicaron el ataque y lo justificaron diciendo que sus propias familias son objetivos del ejército en las operaciones militares lanzadas contra los insurgentes en las zonas tribales de Waziristán del Norte y Khyber. “Queremos que sientan nuestro dolor”, manifestó el grupo, que agregó que entre los atacantes se encontraban suicidas con órdenes de disparar a los estudiantes mayores, pero no a los niños, según reprodujeron diarios locales.

El ejército paquistaní desarrolla una campaña desde junio en Waziristán del Norte y Kyhber con continuos bombardeos y operaciones terrestres que, de acuerdo con fuentes oficiales, causaron más de 1100 muertos entre los insurgentes. Los talibán de Pakistán nacieron en 2007 bajo el liderazgo de Baitullah Mehsud (muerto en un ataque de un drone estadounidense en 2009) al calor de la explosión de la insurgencia islamista contra el régimen militar liderado entonces por el presidente y general Pervez Musharraf. El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, manifestó que el ataque es una crisis nacional y los culpables no serán perdonados, y anunció tres días de luto nacional y una reunión hoy en Peshawar con todos los partidos representados en el Parlamento paquistaní.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, calificó de atroz el ataque y reiteró su compromiso con la lucha contra el terrorismo y el extremismo.

“Estados Unidos condena en los términos más fuertes el horrendo ataque”, subrayó Obama en un comunicado divulgado por la Casa Blanca. Dirigentes de países vecinos como la India, Narendra Modi, y Afganistán, Ashraf Ghani; el secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon; el coordinador de ese organismo en Pakistán, Timo Pakkala, y organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional condenaron enérgicamente la masacre.

La paquistaní Malala Yousafzai, que en 2012 estuvo a punto de morir por el ataque de un talibán que le disparó en la cabeza por defender la educación femenina, y el indio Kailash Satyarthi, ganadores este año del Premio Nobel de la Paz, se sumaron a las condenas. El ataque de ayer fue el más sangriento en Pakistán desde que 139 personas murieran en la sureña ciudad de Karachi en 2007 en un atentado suicida al paso de la caravana de la ex primera ministra Benazir Bhutto, quien murió asesinada dos meses después. El país asiático fue sacudido por decenas de mortíferos atentados desde que Musharraf se alió con Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo declarada por Washington tras los atentados del 11-S, pero el de ayer fue visto como impactante incluso para los estándares de Pakistán.

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