Dom 21.12.2014

EL MUNDO  › LUIZ GONZAGA BELLUZZO, ECONOMISTA Y ASESOR INFORMAL DE LA PRESIDENTA DE BRASIL

“Los grandes medios atacan a Petrobras”

Referente de la escuela económica desarrollista y consejero del gobierno de Lula, denunció presiones de la oposición en favor de un nuevo modelo de explotación de la petrolera Petrobras, que restituya atribuciones a las multinacionales.

› Por Darío Pignotti

Desde San Pablo

Buitres al acecho de Petrobras. Luiz Gonzaga Belluzzo, economista y asesor informal de la presidenta brasileña Dilma Rousseff, denunció maniobras para afectar a la petrolera estatal, como la apertura de una causa judicial en Nueva York y presiones de la oposición en favor de un nuevo modelo de explotación que restituya atribuciones a las multinacionales.

El Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), derrotado en las presidenciales de octubre, aseguró que la trama de sobornos en Petrobras, investigada por la Justicia federal, es “el aviso del terremoto que está por llegar”. Fue el viernes cuando trascendió que uno de los ex ejecutivos presos de la petrolera delató a 28 políticos por estar implicados en el escándalo. Ese mismo día, las acciones de la estatal experimentaron su primer repunte después de semanas de depreciación.

“No podemos subestimar este problema de corrupción... pero este escándalo es utilizado como pretexto por grupos de dentro y fuera del país para modificar el régimen que otorga a Petrobras el control de los yacimientos de la zona conocida como pre-sal (con unos 60.000 millones de barriles en aguas ultraprofundas)”, dijo Luiz Gonzaga Belluzzo.

Este catedrático, referente de la escuela económica desarrollista y consejero del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), habló con Página/12 luego de disertar en el lanzamiento del Forum 21, realizado en San Pablo la semana pasada.

Ese foro de intelectuales, algunos vinculados con el PT, sindicalistas y militantes de movimientos sociales, acordó dar una respuesta progresista al embate de la derecha para imponer un programa neoliberal –que incluye una contrarreforma energética– al segundo gobierno de Dilma Rousseff, que comienza el 1º de enero.

–¿Qué significa cambiar el modelo de explotación petrolera redactado por Dilma?

–El modelo actual, llamado de participación, fue sancionado en el marco de la reforma de la legislación de 2010, que fue elaborada para adecuarse a la nueva realidad surgida tras el descubrimiento de las grandes reservas en la zona de pre-sal. En este régimen el Estado es titular de los hidrocarburos y Petrobras cuenta con bastantes atribuciones. Por ejemplo, es la que comanda la operación de los pozos, y puede hacerlo sola o asociada a otras empresas, según el caso. En el régimen de concesión, que rigió en el gobierno del PSDB (del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, 1995-2002), las empresas privadas son propietarias del crudo.

–¿El sistema actual excluye a las privadas?

–No las excluye. Ellas pueden actuar, y de hecho lo hacen, pero lo que están buscando es tener el espacio que tenían antes, cuando no estaban supeditadas a Petrobras. Este descontento con el régimen de repartición vale para las privadas en general, y para las norteamericanas en particular. Creo que Estados Unidos no se resigna a haber quedado fuera de la explotación del campo de Libra (unos 12.000 millones de barriles), en la subasta del año pasado, ganada por un consorcio encabezado por Petrobras donde hay petroleras chinas, y todo el mundo sabe que China planifica disputar nuevas subastas, quieren fortalecer su presencia.

–Paralelamente al juicio donde hay decenas de imputados se abrió otro en Estados Unidos.

–Así es, esto lo hicieron algunos grandes escritorios jurídicos en representación de los accionistas que tienen papeles de Petrobras negociados en Wall Street. Alegan sentirse perjudicados por la caída de las acciones debido al escándalo. Son demandas judiciales que pueden llevar años y se tramitan en Nueva York.

–Esto es comparable al proceso de los fondos buitre contra Argentina.

–Es cierto, son dos situaciones que se pueden comparar a pesar de que haya diferencias. El problema es que al entrar la Justicia de Estados Unidos se agrega una complicación más para la crisis, mientras las acciones siguen bajando.

–La oposición exige que se investigue a Dilma.

–Es absurdo vincular a la presidenta Dilma con la corrupción. No se puede aceptar que sectores de la oposición digan esas cosas que en realidad es consecuencia de que no aceptan que perdieron en las elecciones (26 octubre). Eso es desconocer el voto popular, eso es golpismo... Hay mucha hipocresía. Cuando escucho los argumentos de la oposición me acuerdo de los argumentos moralistas anteriores al golpe que derrocó al presidente Joao Goulart, en 1964.

–¿Observa una campaña de desprestigio contra Petrobras?

–Sí, una campaña intensa en los grandes medios. Esos grupos de prensa siempre atacaron viceralmente a Petrobras, desde su creación, en 1953, por el presidente Getulio Vargas, y esos mismos grupos también cuestionaron al presidente (de facto) Ernesto Geisel por su política de fortalecimiento de la petrolera.

–¿Cómo se sale de esta crisis?

–El gobierno tendría que comprar acciones y así capitalizar a la empresa, que está muy desvalorizada, su valor de mercado está muy lejos de su valor patrimonial. El precio de las acciones baja aceleradamente, porque las Bolsas se mueven siguiendo las expectativas de corto plazo; yo creo que si vieran el largo plazo, el precio de las acciones no tendría una caída tan pronunciada.

–¿Cuál es su opinión de la titular de Petrobras, Maria das Graças Foster, persona de confianza de Rousseff?

–Tengo la mejor impresión de Graças Foster, creo que ella no está involucrada en nada relacionado con la corrupción, pero me parece que la dirección de Petrobras debería salir para contener la crisis. Creo que ella debería ser reemplazada por un empresario o por un militar. Voy a recordar algo que parece medio desagradable, pero la verdad es que el ejército siempre tuvo un compromiso con el petróleo, por eso yo designaría a un militar demócrata, serio, para administrar Petrobras, eso daría credibilidad.

–¿Qué impacto económico tendrá este proceso que también salpica a las constructoras y a políticos?

–El peso de Petrobras y las constructoras en formación de capital fijo es crucial para la economía de Brasil, y por esa razón temo que se paralice la economía si todo esto no se soluciona. Hay que evitar un problema sistémico, estamos ante el riesgo de que se introduzca un factor depresivo en una economía que ya está desacelerada y donde el nuevo ministro de Hacienda (el neoliberal Joaquim Levy, ex ejecutivo del Banco Bradesco) está prometiendo que a partir del 2015 habrá corte de gastos y austeridad. Insisto, es necesario distinguir los eventuales crímenes cometidos del funcionamiento de Petrobras y las constructoras. Las empresas deben seguir operando, porque es imposible reemplazarlas por otras, son empresas que tienen una memoria técnica acumulada muy importante, ellas participaron en todas las grandes obras de infraestructura desde el régimen militar.

–¿Cómo se inscribe este proceso en el mapa energético mundial?

–Lo que está pasando en Petrobras tiene importancia geopolítica. La crisis tiene que ser comprendida dentro de un cuadro mayor, que es el problema petrolero global que envuelve a Rusia y las presiones de estos días intentando acorralar al gobierno de Putin. De todos modos me parece difícil que las potencias occidentales puedan lograr doblegar el alma rusa. Yo no sé si este problema en Petrobras es una forma de represalia por la participación brasileña en los Brics, no puedo afirmarlo categóricamente. Lo que sé es que la posición de Brasil en los Brics es algo que Estados Unidos y Europa miran atentamente. Cuando uno habla con funcionarios internacionales ellos me cuentan las presiones que Brasil sufrió por respaldar la creación del banco de fomento y el fondo de contigencias de los Brics, que es una suerte de nuevo FMI (acuerdos firmados este año en la cumbre realizada en Fortaleza). Creo que si ese fondo de contingencia ya estuviera funcionando hoy, tal vez se podrían mitigar las presiones cambiarias que sufre Rusia, y las que también están afectando a Brasil.

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