EL MUNDO › HABLA DILMA ROUSSEFF EN UN ENCUENTRO CON PERIODISTAS BRASILEñOS Y CORRESPONSALES EXTRANJEROS
La mandataria reconoció problemas en Petrobras, pero ratificó en su cargo a Maria das Graças Foster. Dijo que la corrupción no es algo exclusivo de las empresas públicas.
› Por Darío Pignotti
“Creo que el bloqueo a Cuba tiene que terminar, y mi opinión es la misma que la de muchos presidentes de América latina”, afirmó ayer la presidenta Dilma Rousseff en respuesta a una pregunta de Página/12 luego de un desayuno con periodistas brasileños y corresponsales en el Palacio del Planalto.
“Incluso creo que el presidente Obama también quisiera poner fin al bloqueo, no sé cuándo terminará el bloqueo... pero este acuerdo entre Cuba y EE.UU. es un avance. Y quiero decirle que mi gobierno está conforme con lo que hicimos en el puerto de Mariel (financiamiento de casi 900 millones dólares), una obra estratégica que tanto criticó la oposición; fue ridículo lo que se dijo sobre Mariel” añadió.
El comentario sobre Cuba quedó inconcluso en medio de los empellones de reporteros con sus cuestionamientos sobre el escándalo de Petrobras mientras seguían los pasos de la mandataria cuando dejaba el Salón Este del Planalto, luego de los 82 minutos de desayuno en el que si bien reconoció problemas en la petrolera, ratificó en su cargo a la titular de la empresa, Maria das Graças Foster. “Ella (Graças Foster) es una persona ética, ella me dijo que si toda esta situación en Petrobras perjudica al gobierno o a Petrobras, ella colocaba su cargo a disposición, y yo le dije que no era necesario. Yo quiero a Graças como presidenta”, declaró Rousseff.
Con ese respaldo se disiparon las especulaciones sobre la destitución de la presidenta de la mayor compañía brasileña debido a las maniobras dolosas por decenas de millones de dólares en las que participaron ejecutivos de la petrolera, constructoras y políticos, de acuerdo con lo que surge de la investigación judicial en curso.
“Yo les digo a los periodistas que hay que evitar evaluaciones ideológicas: la corrupción no es algo exclusivo de las empresas públicas, también hay en las empresas privadas. En Estados Unidos, en la crisis de los subprime, se aplicaron multas de miles de millones de dólares.”
“No seamos ingenuos” ante los problemas que afectan a Petrobras, porque se trata de un asunto en el que se mueven muchos “intereses... hay que saber qué hay detrás”, deslizó Dilma, con una sonrisa de picardía. Un periodista quiso saber a qué intereses se refería ante lo que la presidenta replicó “son ustedes los que tienen que investigar eso”, sentada frente a una mesa bien servida con trozos de ananaes, frutillas, mangos, quesos y café.
“No desayunaré porque estoy a régimen... tal vez me tomo un agua de coco”, comentó ayer una coqueta Dilma, preparándose para la ceremonia en que tomará posesión de su segundo mandato hasta fines de 2018, el cuarto consecutivo del Partido de los Trabajadores.
Y avisó que a pesar de la crisis de Petrobras seguirá al frente de la explotación de las reservas gigantes en el área de presal, cuyos yacimientos se encuentran a unos 5000 metros de profundidad.
Entretanto, los banqueros y la prensa recomiendan la renuncia de toda la cúpula de la empresa, el nombramiento de un ejecutivo procedente de la actividad privada o un tecnócrata y la revisión del sistema de explotación actual conocido como de “participación”, por el de “concesión” donde las multinacionales retomen el espacio económico perdido con la legislación sancionada en 2010.
“No se va a acabar el modelo de participación, no se va a acabar la exigencia del contenido nacional (en los equipamientos), no voy a aceptar que se debilite” a Petrobras, anunció luego de ser indagada sobre la falta de credibilidad de la empresa y la desvalorización de sus papeles en la Bolsa de Valores de San Pablo.
“En el mercado, un día dicen que hay que vender acciones, al otro día dicen que no se vendan... yo les digo que Petrobras tiene caja suficiente (para afrontar la adversidad), puede pasar un año sin recurrir a financiamiento privado.”
“La actividad de Petrobras va bien, este año estamos alcanzando la producción de 2,1 millones de barriles por día, es algo muy alto, muy elevado, estamos mejorando. No crean que lo que pasó con algunas personas en Petrobras (sobornos, sobrefacturación) va a perjudicar a toda Petrobras, su situación es mucho mejor que la de otras empresas.”
Al comentar el cuadro económico que le espera en su segundo mandato, reconoció que la “crisis mundial es más prolongada de lo que todos esperábamos, la recuperación se da con lentitud, incluso en EE.UU., y las economías emergentes están con problemas por la caída de los commodities que se va a agravar, y eso va a tener consecuencias en América latina”.
En razón de ese horizonte desalentador, continuó la jefa de Estado, es que el designado ministro de Economía Joaquim Levy (banquero y ortodoxo confeso), tendrá que adoptar “algunas medidas drásticas”, que afectarán al gasto público y seguramente desembocarán en aumento de impuestos.
“Pero esto no significa reducir los gastos sociales” prometió posiblemente advertida del impacto político que esto podría acarrear, sin olvidar que la Bolsa Familia y otros programas similares constituyen el principal argumento del voto popular que la llevó a la apretada victoria del 26 de octubre pasado.
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