EL MUNDO › EL PARLAMENTO GRIEGO DEJó SIN RESPALDO AL GOBIERNO DE SAMARAS, QUE CONVOCó A COMICIOS PARA FINES DE ENERO
El gobierno conservador de Antonis Samaras convocó a elecciones anticipadas luego de que su candidato a presidente no obtuviera el respaldo del Congreso. Al frente de las encuestas se ubica la agrupación de izquierda Syriza.
El primer ministro griego, Antonis Samaras, anunció ayer el llamado anticipado a elecciones presidenciales para el 25 de enero, al fracasar el intento de que el Parlamento aprobara la designación de su candidato. Esta medida fortificó las posibilidades electorales de la principal oposición, el movimiento popular Syriza, que lidera todas las encuestas electorales, si bien la distancia frente a los conservadores de Nueva Democracia de Samaras se acortó. En la que fue la tercera y última votación que permite la Constitución griega para elegir presidente, Stavros Dimas obtuvo el respaldo de 168 de los 300 diputados que integran la cámara legislativa, doce menos de los 180 necesarios para ungirse como candidato del oficialismo. El líder de Syriza, Alexis Tsipras, aseguró que un gobierno dirigido por su formación garantizará los depósitos bancarios de los griegos, en cooperación con sus socios europeos y el Banco Central Europeo, con los que negociará. Las encuestas de los últimos meses dan como favorito a Syriza, con un apoyo que ronda entre el 30 y el 34 por ciento.
La Constitución griega establece que si el presidente de la república, un cargo que en el país heleno es básicamente representativo, no es elegido en ninguna de las tres votaciones, el Parlamento debe disolverse obligatoriamente en un plazo de diez días y se deben convocar a elecciones entre tres y cuatro semanas después. Para la votación nominal los diputados sólo tenían dos opciones: aclamar el nombre del candidato oficialista, en señal de respaldo, o decir “presente”, lo que implicaba el rechazo. En la votación estuvieron presentes los 300 parlamentarios, de los que 132 sólo votaron con un “presente”. Los representantes de la oposición, especialmente los alineados con Syriza, rompieron en aplausos y muestras de júbilo cuando el presidente de la cámara anunció el resultado de la compulsa.
Respecto de las primeras dos rondas de votación de los diputados en las que se requería el respaldo de dos tercios de la cámara, es decir de 200 diputados, Dimas había obtenido 160 y 168 votos respectivamente. Tsipras dejó claro desde un principio que no apoyaría a ningún candidato para forzar elecciones. El último sondeo publicado anteayer en la prensa local confirmó el liderazgo de la fuerza conducida por Tsipras, aunque achicó a 2,4 puntos porcentuales la distancia con Nueva Democracia de Samaras. Aunque antes de la debacle económica de 2009, el partido de izquierda apenas tenía un cinco por ciento de apoyo electoral, la crisis lo convirtió en el mayor y más duro opositor a las políticas de austeridad y ajustes impulsadas por la troika europea, compuesta por la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo. En cada elección que atravesó Grecia durante la crisis, el establishment europeo y nacional demonizaron a Syriza y sus propuestas de abandonar el euro y dejar de cumplir con las metas de ajuste impuestas por el FMI y Bruselas, e impulsadas públicamente por el motor económico de la Unión Europea (UE), Alemania.
Por eso, el sábado pasado, en un último intento por conseguir que los 182 diputados apoyaran a su delfín, Samaras advirtió que todos aquellos que no lo hicieran automáticamente se aliaban con Syriza. En el mismo discurso, el primer ministro saliente pronosticó que una eventual victoria electoral de Syriza en enero llevaría forzosamente al país a la quiebra. Para reforzar ese escenario sombrío, el FMI anunció ayer la suspensión del desembolso del paquete de ayuda a Grecia hasta que asuma un nuevo gobierno en ese país (ver aparte).
En un encendido mensaje pronunciado en un cine del centro histórico de Atenas, que dio comienzo a la campaña electoral, un apasionado Tsipras exclamó: “¡Acabemos con los relatos de terror!”. El discurso tuvo lugar horas después de que el primer ministro griego anunciara la convocatoria a elecciones anticipadas. El líder de Syriza cargó contra lo que llamó “campaña del miedo” lanzada por Samaras y aseguró que lo que funcionó en 2012, cuando se celebraron los anteriores comicios generales, no funcionará esta vez, pues el pueblo sabe que el culpable de su miseria no es Syriza sino el gobierno actual.
El líder de la oposición aseguró que el gobierno intenta sembrar el miedo entre la ciudadanía presentando un ejercicio democrático, como son las elecciones, como una anomalía, o “la voluntad popular como inestabilidad”, logrando con ello socavar la imagen internacional del país y tratando de asustar a los ahorristas. Según Tsipras, la campaña lanzada por el oficialismo no funcionará esta vez porque, entre otras cosas, la situación financiera en la UE cambió. “2014 no es 2012, porque los bancos sistémicos pasaron las pruebas de choque, la consolidación de la banca ha progresado y los cuatro bancos sistémicos forman parte del sistema bancario europeo. El equilibrio del sistema bancario es un tema que concierne a todos”, señaló.
Tsipras también aseguró que los socios europeos mostraron su disposición a cooperar con el nuevo gobierno griego. “En contraste con 2012, países como Francia e Italia renunciaron unilateralmente a normas de austeridad y disciplina fiscal, y las políticas de austeridad están haciendo mella incluso en Alemania”, sostuvo Tsipras, y agregó que todo eso son factores que mejoran la capacidad de negociación del futuro gobierno. Pese a ello, auguró difíciles tratativas con los acreedores, por lo que manifestó su esperanza de que Syriza logre reunir una amplia mayoría en el Parlamento, que evite que el futuro gobierno tenga las manos atadas a la hora de negociar con los socios.
Por otra parte, el líder de la oposición griega acusó a Samaras de haber prometido una serie de alivios fiscales y mejoras de ingresos para los ciudadanos y haber hecho lo contrario. Además, se refirió a los recortes que todavía quedan por delante como parte de los compromisos con la troika de acreedores, y que en principio debían haberse aplicado antes de finales de febrero, fecha en la que concluye la prórroga del rescate, como nuevos despidos o una suba del impuesto sobre el valor agregado.
Hace dos años y medio, Samaras ganó las elecciones legislativas, pero para poder formar gobierno el líder conservador tuvo que aliarse con su histórico rival, los socialistas del Pasok. De esta manera, las dos grandes fuerzas del bipartidismo griego impulsaron duras políticas de austeridad y un severo ajuste presupuestario que dispararon el desempleo (más del 26 por ciento) y la pobreza (40 por ciento) y provocaron el cierre de miles de comercios y emprendimientos. A nivel macroeconómico, ni el déficit cayó ni la deuda se achicó, aunque el país salió técnicamente de la recesión ese año luego de tres trimestres de leve crecimiento. Tsipras intentará capitalizar esas cifras en el próximo mes de campaña electoral. “Hoy el gobierno de Antonis Samaras, que hundió a la sociedad durante dos años y medio y que ya se comprometió a nuevas medidas de austeridad, es una cosa del pasado”, sentenció el líder del principal partido de izquierda de Grecia y el favorito para tomar las riendas del país el año que viene.
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