EL MUNDO › LA DISPUTA DE PODER TENDRá COMO TELóN DE FONDO LOS COMICIOS DE 2016
Los líderes de la oposición anunciaron que las primeras medidas que impulsarán a partir de esta semana estarán centradas en temas que los enfrentan directamente con los demócratas, como la reforma sanitaria.
El Congreso estadounidense asumirá hoy su nueva conformación de mayoría republicana en ambas cámaras por primera vez desde 2006, con la intención de disputarle el poder al Partido Demócrata del presidente Barack Obama y con una agenda que tendrá la mira puesta en las elecciones generales de 2016. Los líderes de la oposición anunciaron que las primeras medidas que impulsarán a partir de esta semana estarán centradas en temas que los enfrentan directamente con los demócratas. Entre ellos destacan la reforma sanitaria aprobada en 2010 por iniciativa de Obama y la construcción del oleoducto Keystone, que iría desde Canadá hasta el Golfo de México y que fue cuestionada, incluso por el propio mandatario, por sus beneficios para los estadounidenses.
Los republicanos, con 246 escaños, tendrán la mayoría en la Cámara de Representantes, frente a los 188 escaños de los demócratas. Uno de los escaños de la Cámara baja está vacante. Y la oposición también dominará el Senado, con 54 asientos frente a los 44 de los demócratas. También habrá dos senadores independientes, que suelen votar con los demócratas. El partido no es el mismo de los años de Bush. El movimiento ultraderechista Tea Party actuó como combustible para una derecha alicaída, pero le faltaron propuestas alternativas. En estos años de gobierno de Obama el partido se convirtió en el partido del no, solamente eficaz para obstaculizar los proyectos de Obama. Ahora, su toma de control del Congreso prefigura el inicio de una constante y tensa batalla política con sus pares del oficialismo y con la Casa Blanca. Los tire y afloje entre ambos partidos tendrán como telón de fondo las elecciones a presidente de 2016, de tal forma que cada paso que den a partir de ahora será estratégicamente estudiado e implementado para no cometer errores que los lleven a perder votos en el camino.
El nuevo Senado tomará juramento ante el vicepresidente Joe Biden, quien también es presidente de la Cámara alta. Por su parte, los congresistas harán lo mismo ante el líder republicano, John Boehner, quien momentos antes deberá sobrellevar la votación que buscará reconfirmarlo en su posición de presidente de la Cámara de Representantes. Si bien hay algunas voces dentro del partido que no comparten la continuidad de Boehner, todo indicaría que el entramado de poder y autoridad construido desde su desembarco en esa función, hace cuatro años, le servirán al legislador de Ohio para mantener la influyente posición sin mayores problemas.
Los republicanos tendrán ahora que responder a la presión de cumplir con las promesas y cuestiones pendientes, atribuidas a la obstrucción demócrata. Para ello deberán trabajar primero en la reunificación de un partido que desde hace tiempo enfrenta fuertes divisiones internas que lo debilitan ante una agrupación demócrata que hasta ahora supo lidiar mejor con sus diferencias y actuar en bloque. El momento de realinear las filas llegará a fin de mes, cuando legisladores y senadores de la oposición lleven adelante una reunión partidaria en Pensilvania. Allí será también donde buscarán armar su estrategia general y la agenda que implementarán en los próximos dos años en el Capitolio.
Una de las primeras diferencias internas en la oposición podría originarse en la intención del liderazgo republicano de proponer cambios reducidos a las iniciativas en discusión, en vez de tratar los planes de manera integral, para conseguir así el consenso de la minoría.
“Votaremos cosas que sé que no le van a gustar” al presidente Obama, advirtió ayer el próximo líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, en una entrevista concedida a la CNN. Los republicanos ya dijeron también que darán batalla en temas como la inmigración, en el que, a falta de acuerdo para una reforma, Obama anunció en noviembre un decreto mediante el cual se legalizaría temporalmente a cerca de cinco millones de indocumentados.
El mandatario, ante un escenario político que se presenta al menos adverso para sus dos últimos años al mando del gobierno, dejó en claro que buscará trabajar con los republicanos en el Congreso. Sin embargo, también advirtió que, de no llegar los acuerdos, continuará dando curso a sus iniciativas con órdenes ejecutivas (decretos), como la que llevó a la reanudación de las relaciones diplomáticas con Cuba en diciembre, y que de ser necesario usará su capacidad de veto.
Si los republicanos no desean que tome decisiones unilaterales, “aprueben los proyectos de ley y trabajen conmigo para asegurarse de que estoy dispuesto a firmarlos”, advirtió Obama en su última conferencia de prensa del año pasado, a una oposición que luego del período 2005-2006 volverá a recuperar el dominio pleno del Capitolio.
El nuevo Congreso será más diverso que el anterior, con más mujeres y miembros de minorías, aunque la mayoría de los escaños seguirán estando ocupados por hombres blancos. Un número record de mujeres, 104 en total, ocuparán escaños, cuatro más que en el Congreso anterior. Y habrá 96 miembros de minorías.
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