Sáb 07.02.2015

EL MUNDO  › SE DESPLOMA LA POPULARIDAD DE BERLUSCONI EN ITALIA

Un día la fiesta se terminó

La afiliación al partido que Berlusconi creó en 1993, y con el que llegó al poder un mes más tarde, se derrumbó desde un máximo de 400.000 a sólo 60.000. Los índices de popularidad de Forza Italia cayeron a un 15 por ciento.

› Por Michael Day *

Desde Roma

Dominó la centroderecha de la política italiana durante 20 años, pero ahora pareciera que las ruedas se le caen al partido Forza Italia, en línea con la disminución de la fortuna de su fundador, el multimillonario magnate de los medios y el tres veces primer ministro, Silvio Berlusconi.

La afiliación al partido que Berlusconi creó en 1993 y con el que llegó al poder un mes más tarde, se derrumbó desde un máximo de 400.000 a sólo 60.000. Sus cuentas están en rojo y al final del año pasado despidió a 50 trabajadores.

En diciembre, en lugar de la cena por lo general suntuosa de Forza Italia para Navidad, las tropas políticas del magnate fueron invitadas a una excursión desamparada a una trattoria indescriptible en las afueras de Roma –aunque el magnate haya tomado el micrófono y obsequiado a los comensales con chistes de auto-alarde–. Mientras tanto, los índices de popularidad de Forza Italia cayeron a un 15 por ciento y está en peligro de ser superada por la derechista Liga del Norte, que aumentó en un hostigamiento anti-inmigrante y anti-euro.

La impresión de caos fue subrayada por el surgimiento de un destacado disidente, Raffaele Fitto, que atacó públicamente el liderazgo del magnate. Marcello Veneziani, un experto en política que conduce el diario conservador de Berlusconi, Il Giornale, dijo a The Independent que Forza Italia estaba en crisis, y culpó a la lucha por la sucesión. “El problema real es que la era Berlusconi está terminando. Es por eso que el partido está en explosión”, dijo.

Pero si los problemas de Forza Italia son en parte financieros y en parte de aniquilación recíproca, la otra amenaza es política: Matteo Renzi. El joven, arrogante y ambicioso primer ministro de Italia parece haber demostrado más habilidad que Berlusconi, aunque con el apoyo político del magnate para aprobar reformas políticas cuando le convenía, antes de dejarlo cuando no le convenía.

Después de la humillación de su período de servicio comunitario por fraude fiscal y su expulsión del Parlamento, el magnate, al menos, podría consolarse con el hecho de que Forza Italia todavía estaba en condiciones de hacer tratos con el gobierno de Matteo Renzi sobre la reforma política.

Pero la semana pasada Berlusconi hizo saber que el “Pacto Nazareno” (el nombre de la dirección de la sede del partido en la que se llevó a cabo) con Renzi sobre reformas no existía más. Renzi, efectivamente, respondió: “Bien, nosotros no te necesitamos más”.

Al asegurar, la semana pasada, la elección como jefe de Estado de Sergio Mattarella –un enemigo político de Berlusconi–, Renzi logró apaciguar a los rebeldes de izquierda en su partido. Llevó a cabo esta maniobra astuta sólo después de obtener el apoyo de Berlusconi para impulsar reformas electorales a través del Senado. Y el primer ministro recibió otro impulso ayer con la noticia de que seis senadores centristas del pequeño partido Elección Cívica se disponían a desertar a su Partido Demócrata.

Originalmente Berlusconi se sintió obligado a tratar con Renzi con la esperanza de lograr garantías legislativas para proteger su imperio empresarial, malherido por una recesión viciosa. “Todo fue para salvar sus negocios”, dijo el politólogo Lorenzo de Sio, de la Universidad Luiss de Roma. Pero incluso esa garantía ahora parece que fue arrancada: las nuevas leyes de medios de comunicación respecto de las frecuencias de radiodifusión serán, según el diario La Repubblica, añadir 50 millones de euros a los costos del imperio Mediaset TV de Berlusconi.

Berlusconi formó Forza Italia y entró en la política hace 21 años para evitar la cárcel y salvar su negocio de los opositores de izquierda. Pero ahora, dicen los expertos, las cosas están llegando al punto de partida. Entre la legislación que él introdujo en la década de 1990 para protegerse a sí mismo y a sus empresas, el proyecto de ley para eliminar el delito de falsa contabilidad del Código Penal fue uno de los más notorios.

“Renzi está reintroduciendo este crimen. Va a ser bueno para la legalidad, bueno para fomentar la inversión extranjera”, dijo De Sio. “Y teniendo en cuenta quién se deshizo de ella, su reintroducción será muy simbólica.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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