Mar 10.02.2015

EL MUNDO  › LA EMPRESA NORTEAMERICANA APROVECHA EL ACERCAMIENTO POLíTICO ENTRE LA HABANA Y WASHINGTON

Netflix ofrecerá películas en Cuba

Ante los cambios que se avecinan, un grupo de intelectuales cubanos instó a defender los valores patrios. Entre las medidas acordadas con EE.UU. figura el permiso para que compañías de telecomunicaciones inviertan en la isla.

“Bienvenida Cuba, Netflix is now available (Netflix está ahora disponible).” Con ese mensaje, la empresa norteamericana de distribución de películas y series por Internet anunció que comenzará a ofrecer sus servicios en la isla. Al mismo tiempo, un grupo de intelectuales cubanos instó a defender los valores patrios ante los desafíos que se presentan tras el anuncio de restablecimiento de relaciones con Estados Unidos.

“Desde hoy, la gente de Cuba con conexiones a Internet y acceso a métodos de pago internacionales podrán suscribirse a Netflix y ver de manera instantánea una selección de películas y series de televisión populares”, indicó la compañía, con sede en Los Gatos, California, en un comunicado difundido ayer. Netflix se convierte en una de las primeras empresas estadounidenses en aprovechar el acercamiento político entre La Habana y Washington anunciado a fines del año pasado, después de haber mantenido congelado todo tipo de contacto diplomático durante 50 años. El precio de suscripción mensual mínima será de 7,99 dólares, el mismo monto que los usuarios abonan actualmente en Estados Unidos.

Entre las medidas acordadas por ambos países figura el permiso para que compañías estadounidenses de telecomunicaciones inviertan en la isla con el objetivo de desarrollar la infraestructura de Internet y la aceptación del uso de tarjetas de crédito en Cuba. “Estamos encantados de finalmente ser capaces de ofrecer Netflix a la gente de Cuba, conectándolos con historias que disfrutará todo el mundo”, señaló Reed Hasting, CEO de la compañía. “Cuba tiene grandes cineastas y una cultura artística fuerte, y esperamos ser capaces un día de llevar su trabajo a nuestra audiencia global de más de 57 millones de miembros”, agregó el cofundador de Netflix. Una de las producciones propias más exitosas de la empresa es House of Cards, serie cuyo argumento se centra en las intrigas palaciegas de la política de Washington. Aunque el anuncio aún tiene carácter simbólico, dado el escaso acceso actual de los cubanos a Internet de banda ancha, Cuba se convirtió a partir de ayer en el octavo país latinoamericano en tener acceso a este servicio de entretenimiento.

Por otro lado, el titular de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), Miguel Barnet, instó ayer a los intelectuales y artistas de la isla a posicionarse como avanzada en la defensa de los símbolos patrios ante los desafíos que aparecen en el horizonte tras el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos. “Ante los desafíos que hoy se presentan en el panorama social y político del país, nosotros, intelectuales y artistas, estamos en el deber de erguirnos como vanguardia en la defensa de nuestros valores”, subrayó Barnet en un artículo que publicó ayer el periódico Granma.

El escritor consideró que no hacerlo sería correr el riesgo de “caminar sobre escombros o hundirnos en el pantano de la dependencia colonial y la mediocridad. Debemos indagar en la base de nuestra cultura y nuestras tradiciones, conocer y apreciar nuestros símbolos patrios, en toda su riqueza y diversidad, y no desdeñar la historia que nos ha dado el rostro que exhibimos al mundo”, recalcó el novelista. “Defender lo nuestro no es anclarnos en un pasado vetusto sino proyectarnos hacia la universalidad. Lo foráneo no es siempre lo moderno, a veces es sólo lo pasajero. Identificar lo moderno con el capitalismo consumista es un error de lesa cultura”, sentenció.

Asimismo, Barnet no descartó que aparezcan muchos obstáculos en el camino porque, a su juicio, no hay que subestimar a la burocracia norteamericana ni al conservadurismo republicano, que se muerden la cola. En ese marco, manifestó que, en el panorama actual, el deber de los intelectuales es contribuir con energía –ese antídoto contra el inmovilismo y la burocracia– al establecimiento de las jerarquías y a la decantación del gusto estético. “Para ello hay que educar, educar y educar, pero críticamente y con el fin de que los que reciben el mensaje, lo compartan con la comunidad y con los proyectos creativos que ella genera”, sostuvo.

Por otra parte insistió en que es necesario actuar en el presente con una óptica crítica del pasado y con la convicción de encarar el futuro con mayor lucidez y base intelectual, además de hacer un llamamiento a luchar “contra el adocenamiento mental y la pérdida de valores autóctonos”.

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