EL MUNDO › LA GUERRA CIVIL EN EL ESTE DE UCRANIA SE COBRó NUEVAS VíCTIMAS UN DíA ANTES DE LA CUMBRE EN MINSK
Las autoridades ucranianas denunciaron que los rebeldes usaron sistemas de cohetes Smerch y Tornado producidos en Rusia. Hoy Hollande viajará a la capital bielorrusa con Merkel, para participar en conversaciones de paz con Putin.
Temprano ayer a la mañana, surgieron informes de que los rebeldes apoyados por Rusia habían tomado el pueblo de Logvinovo, cerca del centro de transporte estratégico de Debáltsevo, a unos 48 kilómetros al nordeste de Donetsk. La conquista planteó la posibilidad de un rodeo completo de las tropas ucranianas basadas en Debáltsevo. Tropas ucranianas iniciaron ayer una ofensiva contra los rebeldes cerca de la ciudad portuaria de Mariupol, en el sur del país, mientras que al menos ocho personas murieron en un ataque en Kramatorsk, un día antes de la reunión prevista en Bielorrusia para buscar una salida pacífica al conflicto.
Las autoridades ucranianas denunciaron un ataque de artillería contra Kramatorsk en el que, además de las víctimas, resultaron heridas 63 personas. La mayor parte de las víctimas eran civiles, aunque según fuentes oficiales murieron también cuatro soldados y resultaron heridos 32. La ciudad, situada en la región de Donetsk y controlada por el gobierno, sirve de cuartel general para el ejército de Kiev en el este del país. Las autoridades ucranianas afirmaron que sistemas de cohetes Smerch y Tornado producidos en Rusia se utilizaron en el ataque, y los periodistas sugerían que habían sido despedidos de las zonas controladas por los rebeldes. Los misiles de gran calibre cayeron principalmente en el aeródromo militar al oeste de la ciudad, pero varios también en las calles centrales.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, acusó a los separatistas del ataque y aseguró que no sólo alcanzaron el cuartel general de las tropas, sino también una zona residencial. Según Poroshenko, la ciudad fue atacada con cohetes Tornado, que tienen un alcance de hasta 90 kilómetros. Los separatistas rechazaron esas acusaciones. “Al contrario que Ucrania, noso-tros no disparamos contra ciudades con población civil”, dijo el líder rebelde Eduard Basurin.
A primera hora del día de ayer, el ejército ucraniano anunció el inicio de una ofensiva contra los separatistas prorrusos al este de Mariupol, en el sur del país. El secretario de Seguridad, Alexander Turchinov, se encontraba en persona en la región de Mariupol para liderar la Guardia Nacional, informó el Consejo de Seguridad Nacional en Kiev. En el ataque también participó el regimiento de voluntarios Asov, que forma parte de la Guardia Nacional y controlaba la zona desde mayo. Este regimiento aseguró haber tomado varias ciudades al este de Mariupol y dijo que presionaría en dirección a Novoazovsk. “Queremos hacer retroceder a los rebeldes de las posiciones desde las que pueden atacar la ciudad”, explicó el portavoz del ejército Andrei Lyssenko.
Los separatistas prorrusos hablaron, por su parte, de duros combates. “No descartamos una contraofensiva, pero ahora no es nuestra principal prioridad”, dijo Bassurin. Es la primera vez que Ucrania anuncia ataques de sus tropas desde el alto el fuego que fue declarado en septiembre pasado. Esa tregua fue violada continuamente por ambas partes y Francia y Alemania intentan reavivarla con la iniciativa diplomática iniciada la semana pasada.
Las negociaciones de Minsk llevan días en el aire, aunque ayer el presidente francés, François Hollande, confirmó que viajará a la capital bielorrusa con la canciller alemana, Angela Merkel, para participar en conversaciones de paz con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko. Se reúnen en Minsk hoy en un intento por poner fina a la guerra que se cobró más de 5300 vidas desde abril.
El presidente ruso, Vladimir Putin, había asegurado que la cumbre de hoy sólo se celebraría si todas las partes alcanzaban un acuerdo sobre los detalles del nuevo alto el fuego propuesto por Merkel y Hollande la semana pasada. Para alcanzar ese acuerdo son claves las conversaciones del grupo de contacto, compuesto por el gobierno de Kiev, los separatistas, Rusia y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OCDE), que se reunió ayer en Minsk. Las negociaciones se realizan a puertas cerradas. Uno de los puntos más controvertidos es la línea de alto el fuego. La dirigencia ucraniana insiste en que se mantenga la línea acordada en septiembre. Los separatistas, en cambio, quieran que se tengan en cuenta sus conquistas territoriales recientes.
La responsable de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, instó ayer a las partes en conflicto a llegar a un acuerdo de paz. “Mi mensaje a Rusia y a las partes es que aprovechen esta oportunidad y acuerden una modalidad del pacto de Minsk”, dijo ante el Parlamento Europeo, en Estrasburgo. “No podemos desperdiciar esta oportunidad”, agregó.
El presidente estadounidense, Barack Obama, llamó por su parte por teléfono a su homólogo ucraniano. Según la Casa Blanca, Obama y Poroshenko alabaron la iniciativa de paz franco-alemana y coincidieron en que Rusia debe respetar las condiciones del acuerdo alcanzado en Minsk en septiembre. El presidente estadounidense le aseguró a Poroshenko que su país seguirá apoyando financieramente a Kiev en coordinación con otros de sus socios.
Obama dejó el lunes la puerta abierta a enviar armas a Kiev si la diplomacia fracasa. Aun así, apostó junto a la canciller alemana por dar más tiempo a las negociaciones diplomáticas. Merkel rechaza de plano el suministro de armas a Kiev para ayudar al gobierno ucraniano a combatir a los separatistas rusos.
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