Un juzgado español imputó ayer a 16 guardias fronterizos que dispararon balas de goma y arrojaron gases lacrimógenos a inmigrantes que intentaron cruzar a nado al enclave español de Ceuta. En aquel operativo, ocurrido en febrero del año pasado, 15 inmigrantes murieron ahogados en medio del pánico desatado por los guardias españoles. El juzgado convocó a un capitán de la Guardia Civil, un sargento, un teniente y trece guardias civiles para determinar si los agentes cometieron “delitos de homicidio por imprudencia, agresiones y expulsiones ilegales”. Imágenes difundidas por medio de las redes sociales y recogidas por la prensa mostraron a los agentes españoles desde un espigón lanzando los proyectiles de fogueo al agua en dirección a los inmigrantes. Tras la polémica, el director de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, y el delegado del gobierno español en Ceuta, Francisco Antonio González Pérez, negaron actuar de esa forma. Sin embargo, el Ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz, no sólo reconoció el uso de balas de goma sino que lo justificó para “disuadir” a los inmigrantes ante la “violencia” que mostraron. El maltrato que sufren los inmigrantes indocumentados que intentan ingresar a España por Ceuta y Melilla fue denunciado en reiteradas ocasiones por organizaciones sociales, las cuales señalan la violencia de las fuerzas de seguridad españolas y marroquíes.