El semanario francés Charlie Hebdo regresará mañana a los quioscos franceses con una portada que dice “Volvemos a empezar” y en la que aparecen algunos de los blancos favoritos de sus polémicas sátiras, como el ex presidente Nicolas Sarkozy, un jihadista, el Papa o la líder de ultraderecha Marine Le Pen.

La revista tiene previsto lanzar una tirada inicial de 2,5 millones de ejemplares, después de superar los 8 millones en el histórico número que siguió al atentado terrorista que sufrió el mes pasado, que mostraba una caricatura de Mahoma llorando en su primera página. La nueva portada, concebida por el caricaturista Luz –uno de los sobrevivientes de la masacre–, muestra a un perro con Charlie Hebdo entre sus dientes mientras huye de una jauría rabiosa encabezada por Sarkozy con forma de caniche y Le Pen encarnada en un pitbull (foto).

Tras ellos, un jihadista –que a diferencia de los anteriores ni siquiera tiene cabeza humana sino canina–, el Papa y un micrófono del canal de noticias francés BFMTV, entre otros, tratan de capturar al perro con la revista. “Hace falta que se hable del regreso de Charlie, pero para decir que Charlie vuelve a hacer su trabajo contra la estupidez, contra el Frente Nacional”, aseguró el caricaturista Luz al diario Libération, que alberga el semanario desde el atentado en el que murieron cinco de los más conocidos caricaturistas de Francia. Según este mismo periódico, dos nuevos dibujantes se han incorporado al equipo de Charlie Hebdo: el argelino Dilem y Pétillon, quien hasta ahora colaboraba con la otra gran publicación satírica francesa, Le Canard enchaîné.

Esta es la tapa del número 1178 de Charlie Hebdo, después de seis semanas sin aparecer y un poco menos de dos meses después del atentado que diezmó la redacción de la revista satírica. “Hay que hablar de la vuelta de Charlie, pero para decir que Charlie recomenzó a hacer su trabajo contra la estupidez.” Este es Luz que habla. Pocas horas antes del cierre, ayer a la mañana, una quincena de diseñadores, editores, periodistas, correctores se reunieron para editar y elegir la primera y la última páginas, donde figuran las famosas “coberturas a las que usted escapó esta semana”.

La gente llega a cuentagotas, se abrazan calurosamente. El dibujante Willem, con sus dibujos bajo el brazo, es aplaudido cuando llega. Pero el ambiente es más bien serio. Patrick Pelloux fue el último en entregar su copia: “Tuve problemas para escribir, no sabía si debía hablar o no del atentado. ¡Finalmente elegí engriparme!”. A medida que avanzaba la mañana, se pegaban más y más dibujos en la pared de la habitación del 8º piso que Libération le prestó a Charlie Hebdo después del atentado.

Hay diseños de Coco, Catherine, Foolz, Luz y Riss –herido en el atentado–, que se escapó unas horas del hospital donde hace su rehabilitación de la espalda para pilotear el lanzamiento. Ahora es director de la publicación de Charlie. “Hay que hacer la tapa, ¿qué hacés, Luz?”, pregunta Riss. “El sentido de este número es decir ‘la vida sigue’”, dice Riss. En medio de una pila de diarios y de potes de lápices, los secretarios de redacción trabajan sobre los textos. En el sumario de este número, en texto o en dibujo, hay una entrevista al nuevo ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, y artículos sobre DSK, Copenhague, el Salón de la Agricultura y la profanación del cementerio judío.

Charlie Hebdo quiere elegir su tapa lo más pronto posible, para rápidamente enviar el semanario a la imprenta. Y tener tiempo para elegir entre los distintos escenarios de la venta. Porque entre el tiraje habitual (50 mil ejemplares) y el del número “Todo está perdonado” del 14 de enero (8 millones de ejemplares), se hace difícil elegir. Finalmente, la dirección del diario decidió hacer una tirada de 2,5 millones de ejemplares.

El equipo se reagrupa frente a la pared donde están todas las propuestas de la tapa. La elección es rápida: “Algo alegre”. Pero se discute el texto del dibujo: “¿Ponemos ‘Vuelta a la normalidad’ o ‘La vida continúa’?”. “A mí me gusta ‘Y volvió a salir’.” Luz se frota los ojos, retoma su dibujo. En la primera versión había representado un perro Valls (premier francés) al lado de los perros Marine Le Pen y Sarkozy. “Pero hice una encuesta alrededor de la mesa y nadie lo reconoció. En todo caso está encantado de haber dibujado animales. Sobre todo perros: son animales irresponsables y sumisos. Irresponsable es Charlie, sumisos son todos los otros que corren atrás.”