Por Francesc Relea *
Enviado especial a Cochabamba

Es el principal líder de la revuelta de las comunidades indígenas y campesinas que han puesto contra las cuerdas al gobierno boliviano. Estuvo a un paso de ganar las elecciones del año pasado al frente del Movimiento al Socialismo (MAS). Evo Morales, de 43 años, un indio aymara nacido en una comunidad del departamento de Oruro, ha hecho sentir como nunca la voz de quienes han estado excluidos a lo largo de la historia del país andino. Bolivia está abriendo una nueva página y el nombre de este dirigente de los productores de hoja de coca tiene mucho que ver con ello. Autodidacto, con escasos estudios, quién sabe si Evo Morales será algún día el primer presidente indígena de su país. “Usted sabe que no soy ningún académico. Mi escuela y mi universidad son las luchas sociales. Venimos del hambre y la miseria”, dice a modo de saludo.
–El presidente Gonzalo Sánchez de Lozada anuncia ahora que está dispuesto a convocar un referéndum sobre la exportación del gas y a dar un giro en su política. Pero usted insiste en su dimisión como condición previa para dialogar. ¿No es una muestra de intransigencia?
–Desde agosto ha habido más de 140 muertos, según datos de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia. ¿Cómo vamos a aceptar a un criminal como presidente? ¿Cómo puede la OEA defender a un asesino, un genocida? Sería una vergüenza que aceptáramos dialogar con un carnicero y un delincuente.
–¿Aunque ello implicara evitar nuevas muertes?
–Por más que yo vaya a hablar, el pueblo no parará las movilizaciones. Sería una traición al pueblo boliviano, que quiere su renuncia. No podemos ir contra la voluntad del pueblo.
–¿Qué salida hay, si ustedes siguen en las calles y el Ejército continúa reprimiendo?
–Nosotros no estamos matando a nadie. Es el gobierno. Los quechuas y aymaras tienen la cultura de la vida y de la paz con justicia social. Hemos estado sometidos y discriminados durante más de 500 años. Nos hemos organizado y nos hemos levantado y no vamos a parar hasta que este señor vaya a la cárcel con 30 años de condena, sin derecho a indulto. Gonzalo Sánchez de Lozada y sus ministros, especialmente los responsables de la represión y la política económica, tienen que ir a la cárcel. Queremos recuperar el poder para recuperar el territorio: las concesiones mineras tienen que volver a nuestras manos.
–Usted exige la dimisión de Sánchez de Lozada y propone que los movimientos sociales decidan quién debe ser el presidente provisional hasta la celebración de nuevas elecciones. ¿Qué legitimidad tendría este proceso si los dirigentes de dichos movimientos no han sido elegidos?
–Estamos combinando la legitimidad con la legalidad. Los movimientos sociales decidirán quién será el presidente en el marco de la Constitución. Esa es la legalidad.
–¿Cómo se desarrollaría el proceso que ustedes proponen?
–Tras la renuncia del presidente, si los movimientos sociales decidieran que el vicepresidente asumiera la conducción del país con un programa mínimo que garantizara la Asamblea Constituyente, cambiara el modelo económico y eliminara la erradicación forzosa del cultivo de coca, ya se estaría garantizando un nuevo gobierno en el marco de la democracia y de la Constitución.
–Da la sensación de que los distintos sectores movilizados no están coordinados y que el peligro de peleas entre ellos genera una situación de ingobernabilidad.
–En este momento hay coincidencias en tres puntos básicos: la dimisión del presidente, la Asamblea Constituyente y el cambio de modelo económico. Hay cierta discrepancia en quién debe ser el próximo presidente, siempresegún el marco que define la Constitución en caso de renuncia del presidente.
–¿Qué pasaría si después de la eventual dimisión del presidente ustedes no ganaran las elecciones que se convocarían más adelante?
–Ganamos las elecciones el año pasado y nos robaron la victoria. Con todo lo que está pasando el MAS en imparable. Nuestro objetivo es ganar las elecciones nacionales con el 50 por ciento más uno, para no tener ningún aliado de la mafia política.
–¿Se ve usted como el próximo presidente de Bolivia?
–Eso no lo decido yo, sino la conciencia del pueblo boliviano. Evo no se presta, no se alquila. Si el pueblo lo pide, bueno, iremos por este camino.
–¿Qué responde al presidente que lo ha acusado de estar financiado por organizaciones subversivas del exterior?
–He dado un ultimátum al presidente para que en 12 horas presente pruebas de lo que me acusa. Hasta ahora no ha mostrado ninguna documentación.
–La OEA y numerosos gobiernos han dicho que apoyan al presidente Sánchez de Lozada y a la democracia.
–Lamento mucho que estos gobiernos sean cómplices del genocidio y las matanzas. No puedo entender cómo César Gaviria apoya a Sánchez de Lozada. Creo que actúan por instrucción de Estados Unidos.
–¿Es usted socialista?
–¿Qué es socialismo? Para nosotros es vivir en colectividad. Los pueblos indígenas vivimos en armonía con nuestra madre tierra. Socialismo es vivir en reciprocidad, solidaridad, y, fundamentalmente, la redistribución de la riqueza. Yo vengo de este sistema, es nuestra experiencia, porque el ayllu es comunidad, colectividad. Queremos que todo el país viva en estas condiciones.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.