EL MUNDO
› HABLA SANCHEZ DE LOZADA
“Es un golpe narcosindical”
Por Juan Jesús Aznárez *
El presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, no pensaba renunciar ayer porque hacerlo –alegó– significaría la desintegración de Bolivia, el fin de la democracia y la instauración de “una dictadura narcosindicalista”. “La unidad nacional está en peligro”, agregó. En una entrevista con el Grupo Latino de Radio, la primera que concede desde que comenzó la crisis, sostiene que el rechazo a sus propuestas de diálogo, incluido un referéndum sobre la exportación de gas, anunciadas el miércoles, demuestra que el sindicalismo de Evo Morales y Felipe Quispe pretende un golpe de Estado y el desmantelamiento de las fuerzas armadas tal como están constituidas. Los desórdenes públicos se circunscriben a La Paz y el Altiplano, “el resto del país está tranquilo”, las cifras publicadas no son correctas, y a los amotinados sólo les interesa su renuncia, no el diálogo sobre los reclamos sociales, según declaró el gobernante al periodista Carlos Loret de Mol. “Quieren ir a una Asamblea Constituyente de tipo confederativista, y no van ni a elegir a los miembros de esa asamblea. Va a ser un grupo narcosindical, que va a definir la suerte de Bolivia y va a llevar a la desintegración y división de Bolivia.”
–Sus propuestas han sido rechazadas. ¿Va a continuar la represión?
–Espero que no sea necesario, porque tenemos dos días de relativa tranquilidad, pero vamos a tener que mantener el orden. Juré por Dios y por la patria, y por los Santos Evangelios, cumplir y hacer cumplir la Constitución. No voy a renunciar.
–Pero los dos principales líderes opositores siguen insistiendo en ella.
–Han usado muchas excusas para este desacato a la ley. Pero hay una sola causa: la renuncia del presidente y la destrucción del sistema democrático. Cuando uno satisface sus demandas, como he hecho, lo rechazan. Esa no es su meta. No les preocupa el gas, ni por dónde va a salir. Lo usan. Gran parte del país y especialmente la parte más beneficiada por los hidrocarburos no quieren saber de esa gente, que quiere llegar al poder forzando un golpe de Estado.
–¿Cómo calificaría la actitud de su vicepresidente, que le dio la espalda?
–Lamentable. Me confundió. No lo comprendo plenamente y espero que lo corrija. No quiero llevarlo a lo personal. Hemos sido buenos amigos.
–¿No se han salido ya las cosas fuera de su control?
–Sigue existiendo el control del país. Vamos mantener la estabilidad. Estoy confiado. En la ciudad de La Paz se restablece el abastecimiento y en el resto del país hay tranquilidad, aunque no niego la gravedad de la crisis.
–¿Cree en la lealtad absoluta de las fuerzas armadas hacia su persona?
–No deben ser leales a una persona, sino al presidente constitucional de la República. Estoy completamente seguro de su lealtad a la democracia. La intención de ellos es derrumbar la democracia y terminar con sus instituciones incluyendo las fuerzas armadas. Lo primero que harán es parar la ley de servicio militar obligatorio. La van a liquidar.
–¿Cuánto inciden los problemas limítrofes entre Chile y Bolivia?
–Hay un resentimiento desde hace más de un siglo porque Chile nos quitó el mar y todas las riquezas del litoral boliviano: nuestra condición marítima (...), pero está siendo utilizado y manipulado para terminar con la democracia e imponer un gobierno autoritario de corte narcosindicalista.
–¿Asume la responsabilidad por las muertes ocurridas?
–Todo presidente tiene que asumir la responsabilidad de lo que sucede en su país. Pero, obviamente, no hemos hecho las emboscadas contra lasfuerzas armadas y la policía cuando intervenían para rescatar rehenes, ni metido dinamita en los buses con pasajeros inocentes. No asumo la responsabilidad por los actos vandálicos. Nos hemos visto obligados a mantener el orden dentro de la Constitución. No sé si querían que yo permitiera que se mate a la gente en sus casas, que haya rehenes y ataques. Y se extorsiona a la tiendas para mantener las marchas. No quieren diálogo, no quieren soluciones. Quieren bloqueos, violencia para terminar con lo que llaman el Estado neoliberal.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.