EL MUNDO › CRECEN LAS INVERSIONES DEL GIGANTE ASIáTICO EN EL VIEJO CONTINENTE
Las empresas chinas, en particular aquellas de tecnología avanzada, han decidido transformarse en empresas globales. Y en Europa encuentran tecnologías de punta y menos problemas para invertir que en Estados Unidos.
› Por Elena Llorente
Desde Roma
Algunos lo llaman “el patrón rojo”. Otros hablan del avance constante de China en Europa. Después de la venta de la mayoría accionaria de la famosa fábrica de neumáticos italiana Pirelli a la compañía ChemChina, las certezas aumentan. Pero también los temores de que la desesperada necesidad de capitales para relanzar la economía –dado que la crisis comenzada en 2009 todavía no se resuelve completamente en países como Grecia, España, Portugal e Italia– pueda favorecer la penetración de capitales chinos, pero no necesariamente a mantener la ocupación y el nivel tecnológico de las empresas que compran.
Según el ex primer ministro italiano y ex presidente de la Comisión Europea, el economista Romano Prodi, hasta hace poco tiempo había “un flujo importantes de inversiones de Europa hacia China. Pero ahora las cosas han cambiado. Las inversiones chinas en Europa crecen a pasos agigantados. Ha habido un cambio de dirección. En primer lugar, porque la China ya no es más el país caracterizado por una mano de obra con el precio más bajo del mercado. En segundo lugar, porque las empresas chinas, en particular aquellas de tecnología avanzada, han decidido transformarse en empresas globales. En Europa encuentran tecnologías de punta y menos problemas para invertir que en Estados Unidos”.
Para Luca Romano, economista especializado en international management (administración de empresas internacionales), que vivió y estudió en Shanghai, China se dirige a Europa para hacer sus inversiones “principalmente porque algunas naciones se destacan en el mercado europeo por sus excelentes productos, como es el caso de Pirelli en el mercado de los neumáticos para automóviles”.
“A la industria china de base le faltan en general la calidad, la investigación y el desarrollo del producto –dijo a Página/12–. Inversiones como la de Pirelli son proyectos a largo plazo y, a mi manera de ver, los inversionistas tratarán de llevarse a su propio país lo que allá falta: la calidad, la investigación y el desarrollo del producto. Los chinos han estado acostumbrados a copiar otras manufacturas. No han sabido ser innovadores. En Pirelli han visto seguramente una empresa muy prometedora en un sector muy productivo como es el mercado automotor. Al comprar, ellos aseguran los capitales y la promesa de que seguirán haciendo crecer la empresa. Nosotros les damos calidad”. Romano, que trabaja en una consultoría internacional que asesora a las empresas italianas que trabajan en el exterior, insistió en que las empresas chinas miran los resultados de la inversión a largo plazo porque, en su opinión, la idea es “fortificar el tejido industrial de su propio país, consiguiendo la calidad y la experiencia en el exterior para poder desarrollar ese producto en territorio nacional”. Como ejemplo reciente puso el de Huawei, una compañía que fabrica teléfonos celulares en China y que, sin embargo, ha abierto distintos centros de investigación y desarrollo del producto en el norte de Italia, dando trabajo a numerosos ingenieros electrónicos e informáticos de la península.
En Italia, China posee ya la mayoría accionaria o el total de las acciones de empresas como la casa de moda Krizia, el grupo productor de aceites Salov, la empresa productora de partes para industrias Fosber y Pirelli, y posee cuotas accionarias que van del 2 al 40 por ciento, entre otras, en Ansaldo energía, financiera Snam y Terna, MondoTV, ENI (petróleo), casa de moda Ferragamo, Enel (energía), Telecom Italia (telecomunicaciones), Fiat Chrsyler, Mediobanca y la compañía de seguros Assicurazioni Generali, entre otros. Algunos medios de difusión han asegurado también que pronto capitales chinos entrarán al equipo Milan de fútbol, cuyo control lo tiene por ahora la familia Berlusconi. En Europa ha habido además numerosas inversiones de capitales chinos en Alemania, Inglaterra, España y Grecia, entre otros.
Algunos datos publicados por entidades económicas dan cuenta de la marcha de los capitales chinos en la economía mundial. Según esos datos, en 2014 las inversiones chinas en el exterior superaron las inversiones extranjeras en China. Han aumentado en Europa pero también en Africa y América latina, entre otras regiones. Es más, se dice que en 2015, China podría transformarse en el primer inversor extranjero del planeta. Según Unctad (Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo), como ocurrió en pocas regiones del mundo en 2014, el flujo de inversiones extranjeras hacia Europa aumentó el 36 por ciento. Algunos medios de comunicación especulan con que Italia podría transformarse en 2015 en el principal país para las inversiones chinas en Europa.
Pero estas inversiones tienen su riesgo, como advierte un informe del Parlamento Europeo. Una vez comprada la marca famosa, los propietarios chinos podrían trasladar parte o toda la producción a su propio país, dado que la mano de obra sigue siendo mucho más barata que la europea. Y esto ahondaría los problemas ocupacionales ya existentes en el Viejo Continente. Algo por el estilo pasó con la fábrica de autos sueca Volvo, que fue vendida en 2011 a la Ford y luego a la china Geely, la cual trasladó de a poco parte de la producción a China.
La pregunta que queda por responder es ¿cómo cambiarán las relaciones políticas de Europa con Estados Unidos si China se transforma en el principal inversionista en el Viejo Continente?
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