EL MUNDO › LA TRASTIENDA DE LA NEGOCIACIóN DEL PACTO NUCLEAR COMO EL ARMADO DE UN CUBO DE RUBIK
La delegación norteamericana contó el vértigo que vivió en Lausana, Suiza, para lograr un acuerdo de principio con Irán. Una simple pizarra ayudó a visualizar la discusión de los puntos más difíciles de consensuar.
En una era dominada por la alta tecnología y la presencia cada vez más notoria de gadgets electrónicos, una simple pizarra, como las que hay en las aulas de todo el mundo, fue la herramienta que ayudó a los negociadores a sellar los complejos parámetros de un acuerdo nuclear sobre Irán, el jueves pasado. Hasta el último minuto, los diplomáticos estadounidenses que pasaron ocho días encerrados en un hotel en Lausana, diseñando los detalles de lo que podría ser uno de los más complejos tratados de control de armas nucleares, temían que sus esfuerzos fueran en vano. En tres ocasiones, el avión del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, fue alistado para abandonar Suiza, antes de la firma del preacuerdo. Incluso, el equipaje del equipo de negociadores y de la prensa que viajaba con él fue recogido. Y tres veces el vuelo fue aplazado. “Fue una montaña rusa. Estábamos cerca, y seguíamos cambiando el horario del vuelo. Partiríamos, no partiríamos. Teníamos que reajustar el reloj”, dijo un alto funcionario del Departamento de Estado.
En los últimos dos días, los negociadores comenzaron a sentir que el acuerdo estaba realmente cerca. “Ya uno conoce las piezas, pero juntarlas es otra historia”, dijo el funcionario. Los estadounidenses tenían que diseñar una complicada fórmula que les garantizara que Irán se tardaría al menos un año en reunir suficiente material para fabricar una bomba. A cambio, Teherán buscaba poner fin a un laberinto de sanciones mundiales que Kerry insistía no podían ser levantadas de un solo golpe sin un exhaustivo proceso de verificación que asegurara que el país persa estaba respetando el acuerdo. Fue la muy organizada subsecretaria Wendy Sherman, quien lideró las negociaciones, la que desde el principio tuvo la idea de usar una pizarra como una manera de ilustrar lo que ella calificaba como un “cubo de Rubik” a resolver.
En Lausana, esta pizarra sobre ruedas siguió a Sherman de habitación en habitación, mientras ella y Kerry se reunían con el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, y su equipo. Hubo un momento para el infarto cuando un negociador tomó un marcador indeleble y escribió sobre la pizarra cálculos clasificados. Frenéticamente, pudieron borrarlos. Pero el momento clave ocurrió en la noche del miércoles al jueves, cuando Kerry y Zarif, junto a un pequeño equipo, se sentaron a negociar toda la noche.
En la habitación de al lado, el resto del personal estadounidense estaba listo para cualquier eventualidad. Al final, ambas partes alcanzaron un acuerdo: Irán accedió a reducir la cantidad de centrifugadoras, que pasarán de 10 mil activas a 6000 y se comprometió a no enriquecer uranio durante quince años en el complejo nuclear de Fordo, construido en el interior de una montaña, y por tanto de difícil acceso y supervisión. El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohamad Zarif, recordó a Washington que el pacto anunciado para de- sarrollar un acuerdo definitivo sobre el programa nuclear iraní exige eliminar, no suspender, las sanciones que pesan sobre el país persa. Además, recordó que la declaración conjunta de Lausana no es un documento con implicancias legales, sólo constituye un borrador, y que ningún acuerdo nuclear ha sido acordado todavía.
El tratado prevé que las sanciones serán suspendidas desde el momento en que la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) certifique el respeto de Teherán a los compromisos adquiridos, que serán restablecidas si Irán no cumple. “Cedimos en cosas que son difíciles para nosotros. Que haya una sola centrifugadora en Fordo es difícil”, dijo el funcionario del Departamento de Estado. Y hubo problemas técnicos de último minuto cuando el jueves se reiniciaron las conversaciones, en particular en el momento en que los ministros del grupo 5+1 (Estados Unidos, China, Reino Unido, Francia, Rusia y Alemania) acudieron a firmar. Pero se alcanzó cierto consenso, todo el mundo comenzó a darse cuenta de que realmente iba a suceder, y ese impulso ayudó a que se resolvieran los problemas.
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