EL MUNDO › DESEó QUE SEA “UN PASO HACIA UN MUNDO MáS SEGURO”
Francisco exigió el cese de las tragedias y persecuciones en Africa y Medio Oriente, en un clima de violencia en nombre de la religión ensombrecido aún más por la matanza de cristianos en Kenia. “Que todas las personas de buena voluntad eleven una oración incesante por aquellos que perdieron su vida y pienso muy especialmente en los jóvenes asesinados el pasado jueves en la Universidad de Garissa, en Kenia”, dijo el Papa ayer, con motivo de la Pascua, desde el balcón de la Basílica de San Pedro antes de impartir su tradicional bendición urbi et orbi. Con semblante severo, Bergoglio ofició bajo una fuerte lluvia la misa en la explanada de la Basílica de San Pedro. “Quien lleva en sí la fuerza de Dios, su amor y su justicia, no necesita usar la violencia”, sentenció el pontífice, refiriéndose a los grupos religiosos que recurren a la guerra, pero sin mencionar a los movimientos jihadistas. Al mismo tiempo, destacó un motivo de esperanza al referirse al acuerdo marco concluido el 2 de abril en Lausana entre Irán y las grandes potencias sobre el programa nuclear. Deseó que ese acuerdo sea “un paso definitivo hacia un mundo más seguro y fraterno”.
Como cada año, se ubicaron grandes instalaciones de flores frescas de colores vivos, llegadas de Holanda, que aligeraron el ambiente. A la izquierda del altar, se expuso un gran icono de Cristo. La multitud se apiñó bajo un mar de paraguas multicolores rodeando la columnata de Bernini. La tercera Pascua que celebra Francisco desde su elección en marzo de 2013 está ensombrecida por la masacre de los jihadistas somalíes contra estudiantes, en su mayoría cristianos, de la Universidad de Garissa en Kenia, que el jueves dejó 148 muertos (ver pág. 19). El papa argentino también exhortó a la comunidad internacional a que no permanezca inerte ante la inmensa tragedia humanitaria en Siria e Irak y el drama de tantos refugiados. “Que cese el fragor de las armas y se restablezca una buena convivencia entre los diferentes grupos que conforman estos amados países”, pidió.
Aunque no se refirió a las persecuciones de los jihadistas contra los cristianos, el Papa pidió a Jesús que alivie el sufrimiento de tantos hermanos perseguidos a causa de su nombre. También llamó a acabar con el absurdo derramamiento de sangre en Libia y pidió que en Yemen prevalezca una voluntad común de pacificación por el bien de toda la población.
Francisco pidió paz y libertad para las víctimas de los traficantes de droga y destacó que a menudo están vinculados a los poderes. De la misma manera, señaló, el mundo debe librarse de los traficantes de armas que se enriquecen con la sangre de hombres y mujeres. Asimismo criticó las nuevas y antiguas formas de esclavitud. Para el papa argentino, la Semana Santa es un momento intenso y agotador: celebró dos misas el jueves, presidió el viernes el ritual de la Pasión en la Basílica de San Pedro y el Via Crucis en el Coliseo. Y el sábado celebró la Vigilia Pascual durante dos horas y media.
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