Sáb 25.04.2015

EL MUNDO  › LOS JEFES DE ESTADO DE FRANCIA Y RUSIA PARTICIPARON DEL ACTO DEL CENTENARIO EN LA CAPITAL DE ARMENIA

Putin y Hollande recordaron el genocidio

Junto a familiares de las víctimas, caminaron bajo la lluvia para depositar cada uno una flor amarilla en el memorial que recuerda a las víctimas, ubicado sobre una colina que domina Erevan. Hubo otro acto en Estambul.

Erevan conmemoró el centenario del genocidio armenio con un gran acto, que incluyó la presencia de los presidentes de Francia y Rusia, François Hollande y Vladimir Putin, respectivamente. La diáspora armenia en Estambul, apoyada por sectores de la izquierda turca, también recordó a las víctimas del exterminio. Sin embargo, el gobierno turco no sólo no se pronunció acerca de las víctimas de la matanza, sino que celebró un gran acto paralelo, en homenaje al centenario de la batalla de Galípoli.

El acto oficial comenzó ayer por la mañana, cuando descendientes de las víctimas del genocidio, acompañados por los presidentes de Rusia, Vladmir Putin, y Francia, François Hollande, caminaron bajo la lluvia para depositar cada uno una flor amarilla en el memorial que recuerda a las víctimas, ubicado sobre una colina que domina Erevan. Entre ellos, se encontraba el cantante francés de origen armenio, Charles Aznavour, quien viajó a Erevan a sus 90 años para recordar especialmente a todos los familiares de su madre, quienes fueron víctimas del genocidio. Muchos de los peregrinos portaban fotografías de los que murieron hace un siglo o de los huérfanos que se quedaron sin progenitores durante las deportaciones a los desiertos de Siria e Irak, donde sólo los más afortunados pudieron sobrevivir al exilio.

Luego tomó la palabra el presidente armenio, Serge Sargsian, quien dio las gracias a los mandatarios que lo acompañaron en los actos conmemorativos. “Estoy agradecido a todos aquellos que están aquí para confirmar una vez más su compromiso con los valores humanos, para decir que nada se olvida, que, después de 100 años, todavía recordamos”, dijo. Sargsian criticó que Turquía haya elegido el 24 de abril para celebrar el centenario de la batalla de Galípoli, normalmente conmemorada el 25 de marzo. “Turquía lleva 20 años realizando estas ceremonias, pero nunca el 24 de abril; se ha planificado ahora para el mismo día en el que los armenios nos unimos para conmemorar las víctimas del genocidio”, denunció el jefe de Estado armenio. Pese a las críticas, Sargsian pidió normalizar las relaciones con Turquía y negó que haya demandas puntuales hacia el país vecino. “Estamos preparados para normalizar nuestras relaciones con Turquía e iniciar un proceso de acercamiento entre las naciones turca y armenia, sin condiciones previas de ningún tipo”, declaró.

Por su parte, el presidente francés señaló que su país lucha contra el negacionismo y pidió a Turquía que reconozca el genocidio. “En Turquía ya se han pronunciado palabras importantes, pero todavía se están esperando otras, para que compartir la pena pueda convertirse en compartir un destino”, afirmó Hollande. El mandatario recordó que desde 2001, Francia reconoce públicamente por ley el genocidio armenio. “Aquí en Erevan, tengo en mi pensamiento a todos mis conciudadanos de origen armenio: los sabios y los médicos, los emprendedores, funcionarios, obreros, deportistas, artistas. Ellos son Francia tanto como son Armenia, y hacen brillar a nuestros dos países, como Charles Aznavour, que es nuestro orgullo común”, expresó.

En tanto, el mandatario ruso reiteró la posición de su gobierno con respecto al genocidio y recordó que el país fue impulsor y participante de una serie de instrumentos internacionales, incluyendo la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. “La comunidad internacional debe hacer todo para que los acontecimientos trágicos del pasado nunca se repitan, para que todos los pueblos puedan vivir en paz y armonía, sin experimentar los horrores que surgen como resultado de la incitación del odio religioso y del nacionalismo agresivo”, dijo.

Por otro lado, miles de personas se congregaron ayer en el centro de Estambul para recordar a los muertos por el genocidio y protestar contra la política del gobierno turco, que se niega a reconocerlo. Los manifestantes, que llevaban pancartas con la palabra “genocidio” escrita en distintos idiomas, caminaron por la céntrica calle Istiklal, arteria comercial y peatonal de la ciudad, que finalmente fue bloqueada con una sentada. Yasemin, una joven turca que participó de la manifestación, expresó que acudir a una marcha que reivindica el reconocimiento del genocidio aún es algo atrevido. “Mis padres no saben que estoy aquí. Hablar de esto es aún un tabú en muchas familias como la mía”, expresó, y admitió sentirse “insegura” ante una eventual reacción violenta de las autoridades. Sin embargo, la manifestación estaba autorizada y los cientos de policías desplegados dirigieron sus escudos y armas antidisturbios hacia afuera para proteger la sentada de posibles agresiones nacionalistas.

Pese a los actos en conmemoración del genocidio armenio, el presidente turco, Recep Erdogan, decidió desviar la atención al organizar un acto paralelo para celebrar el centenario de la batalla de Galípoli, en la que se enfrentaron tropas británicas y otomanas. Casi todos los canales de noticias turcos transmitieron en directo la ceremonia desde el sitio del enfrentamiento, presidida por el jefe de Estado turco y el príncipe Carlos de Inglaterra. En su alocución, Erdogan omitió recordar a las víctimas armenias del genocidio y optó por destacar el “heroísmo y humanidad” de los caídos en la batalla de Galípoli. “Los jóvenes que yacen en estas tierras no son nuestros huéspedes: son simplemente nuestros hijos”, dijo el presidente turco en referencia a los defensores otomanos.

La conmemoración anual del 24 de abril recuerda el día en que unos 250 intelectuales armenios fueron arrestados en la entonces Constantinopla, la actual Estambul, en lo que se considera el primer paso antes del genocidio perpetrado entre 1915 y 1917, en el que perdieron la vida un millón y medio de armenios. La mayoría de los historiadores occidentales consideran las matanzas un genocidio, pero Turquía lo niega vehementemente. Ankara, por su parte, afirma que murieron medio millón de armenios, pero que fue en el marco de una gran guerra civil desatada por la agresión del imperio ruso.

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