EL MUNDO › EL PREMIER ISRAELI SE ALZO CON UNA EXIGUA MAYORIA PARLAMENTARIA DE DERECHA QUE LE PERMITE PRESENTAR GABINETE
El líder conservador pactó con el Partido Hogar Judío, una formación ultranacionalista y representante de los colonos. A cambio del apoyo de sus ocho parlamentarios, Hogar Judío se queda con la cartera de Justicia.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se alzó ayer con una exigua mayoría parlamentaria que le permite presentar una propuesta de gabinete, al filo de vencer el plazo legal, al precio de entregarle la cartera de Justicia al ultranacionalista Partido Hogar Judío, que representa a los colonos de Cisjordania. Bibi, como se conoce en Israel al gobernante, debió vencer la resistencia de sus propios partidarios del Likud, para quienes Naftali Bennett cruzó una línea roja al reclamar ese estratégico cargo, amén de otros, con la promesa de no pasar a la oposición. La legisladora Zipi Hotovely, del Likud, agitó el peligro de que, en caso de no obtenerse la mayoría requerida, el presidente del país, Reuven Rivlin, optaría por pasarle la responsabilidad de formar gobierno al segundo en los comicios del 17 de marzo, el laborista Isaac Herzog. Hotovely llegó a exigirle a Bennett que no jugara a ser la Cenicienta, porque, en caso de hacerlo, el carruaje podía convertirse en una calabaza a medianoche. Según los medios israelíes, el acuerdo final implica la asunción como titular de Justicia de una parlamentaria de Hogar Judío, Ayelet Shaked, afirmó el Canal 2 de TV, citado por el diario Jerusalem Post. Con esta concesión, Netanyahu sumó los ocho parlamentarios que le faltaban para tener una mayoría habilitante necesaria para presentar gabinete, después de que su ex aliado Avigdor Lieberman pasara a la oposición a principios de esta misma semana.
Netanyahu, sin embargo, planteó que los poderes de Shaked no incluirían la tradicional presidencia de la comisión de nombramiento de nuevos jueces, ni la capacidad de designar jueces rabínicos, informó el portal Ynet. Israel queda por primera vez desde la década del ’90 bajo liderazgo religioso de derechas. Ahora Netanyahu parece haber logrado su cometido. Sellar una coalición entre Likud, Hogar Judío, Kulanu y otros dos partidos religiosos –Shas y Judaísmo Unido– era su máximo deseo. No obstante, la nueva constelación tiene sus riesgos, tanto para Israel como para el premier.
Bibi arrebató votos del Hogar Judío en una dramática maratón de declaraciones contrarias a un Estado palestino el mismo día en que se celebró la elección, al filo de la legalidad. Poco antes de las elecciones había asegurado que nunca respaldaría la solución de dos Estados en el conflicto con la parte palestina. Si bien poco después se desdijo y bajó el tono, a nivel internacional no cuenta con gran credibilidad. Pero algunos de sus socios de coalición se muestran incluso menos transigentes que Netanyahu. El líder de Hogar Judío respalda una anexión parcial de Cisjordania. Shaked subió un artículo a su página de Facebook a mediados de 2014 instando a luchar contra los palestinos, lo que a su vez llevó al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, a denunciar el gesto y tildarlo de un ideario como el de Hitler. Poco después, Shaked dijo que el artículo había sido malinterpretado.
Las fracciones religiosas, por otro lado, persiguen los intereses de sus votantes haciendo caso omiso de su posible impacto en la política exterior y sin contemplar a Israel como un todo, con lo cual las negociaciones en el conflicto palestino se volverán, en los próximos años, prácticamente imposibles. Para Netanyahu el contexto tampoco está exento de peligros. Necesita a los nacionalistas y a los religiosos para permanecer en el poder, pero su mayoría en el Parlamento depende sólo de un escaño y eso lo vuelve por demás vulnerable, como ya se pudo ver cuando se comprometió a retirar algunas de las leyes aprobadas durante el último período.
Entre otras cosas, había prometido aumentar la ayuda económica por hijo y flexibilizar las disposiciones de servicio militar obligatorio.
El líder de Hogar Judío confirmó ayer en Twitter que habían llegado a un acuerdo con Likud, con lo que Netanyahu alcanza el mínimo de 61 bancas sobre 120 en el Parlamento para gobernar. “Las negociaciones han terminado, la campaña ha terminado, ahora debemos ponernos a trabajar”, declaró Bennett. Las conversaciones con Bennett para lograr un pacto duraron hasta altas horas de la madrugada de anteayer. Las últimas horas dieron lugar a una guerra de nervios entre Netanyahu y Bennett, dos hombres que mantienen malas relaciones personales. La prensa israelí comentó que Bennett puso durante varias horas su celular en modo avión para que no pudiera ser localizado. No obstante, los comentaristas consideraron que ambos dirigentes terminarían llegando a un acuerdo.
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