EL MUNDO › EN EL REINO UNIDO, TODAS LAS PROYECCIONES DABAN GANADOR AL PARTIDO DEL PRIMER MINISTRO DAVID CAMERON
Los resultados a boca de urna otorgaban una amplia mayoría a los tories, un pobre desempeño de los laboristas liderados por Miliband, una gran victoria de los nacionalistas escoceses y una aplastante derrota de los liberal-demócratas.
› Por Marcelo Justo
Desde Londres
Una cosa es votar; otra, tener el resultado y la última, formar gobierno. Al cierre de esta edición, la proyección de votos de la BBC daba como ganadores a los conservadores del primer ministro, David Cameron, pero el conteo de votos, en las elecciones que se suponía serían las más reñidas en 40 años, continuará hasta hoy al mediodía (cuatro horas más que en la Argentina).
En un resultado preliminar que niega todas las predicciones de las encuestas, los conservadores podrían acercarse a una mayoría, seguidos por los laboristas que obtendrían un menor porcentaje de diputados y, en tercer lugar, por primera vez en la historia, desplazando a los liberal-demócratas, los nacionalistas socialdemócratas escoceses del SNP.
Los resultados a boca de urna preanunciaron una noche de sorpresas otorgándoles una amplia mayoría a los conservadores, un pobre desempeño laborista, una gran victoria de los nacionalistas escoceses y una aplastante derrota de los liberal-demócratas. Las últimas proyecciones de la BBC anticipan uno de los resultados más llamativos desde que las encuestas se equivocaron dramáticamente en 1992 cuando no previeron una amplia victoria del conservador John Major sobre el laborista Neil Kinnock.
En medio del vértigo e incertidumbre que precedió a las elecciones, el día de votación transcurrió con perfecta normalidad y, conforme a la tradición de las últimas décadas, el primer distrito electoral en declarar el ganador fue Sunderland, en el norte del país. A las 22.45 de la noche, 45 minutos después de concluida la votación, el laborismo ganaba su primer escaño. Hasta la medianoche los anuncios no resultaron sorpresivos. En un país fuertemente dividido entre un norte más pobre y un sur rico, los distritos del norte votan laborismo.
La variación (swing en la jerga políticoelectoral británica) era importante. Un swing de votos de otros partidos al laborismo de entre 3 y 4 puntos del electorado era un signo claro que apuntaba a una posible victoria del partido de Ed Miliband. En el norte de Inglaterra no hubo problemas. El primer test serio para los laboristas fue el escaño de Nuneaton, en el centrooeste del país, otrora bastión industrial que estaba en manos conservadoras y que figuraba entre los primeros 40 escaños que el laborismo tenía que ganarles a los conservadores si quería triunfar en esta elección.
En una noche de sorpresas que continuarían hasta la madrugada los conservadores ganaron por más de cinco mil votos aumentando su ventaja. En otro escaño, Battersea, en Londres, que requería un swing del 7 por ciento para que pasara a manos laboristas, el movimiento fue también en la otra dirección: un aumento de la ventaja para los conservadores.
En un sistema parlamentarista que elige 650 diputados para representar 650 distritos y decidir quién es el primer ministro que tiene apoyo mayoritario en la Cámara de los Comunes, resultados como el de Nuneaton o el de Battersea marcaban una tendencia.
Entre las dos y las tres de la mañana comenzaron a anunciarse los 59 escaños en juego en Escocia, una de las clave de esta elección. En 2010 los laboristas, que fueron derrotados a nivel nacional, ganaron allí 41 escaños: el SNP sólo obtuvo 6. Cuando a las 2 y 15 de la mañana los independentistas escoceses se hicieron Kirlmarnock con un swing de votos del 13,3 por ciento, quedó en claro que el laborismo podía ser arrasado en su propia cuna. En Paisley una candidata de los nacionalistas de 20 años, Mhairi Black, le birló el escaño a Douglas Alexander, ex secretario de Estado para Escocia y actual canciller en la sombra, y se transformó en la más joven diputada desde el siglo XVII.
Un resultado igualmente devastador fue el de Kirkcaldy, escaño que el ex primer ministro laborista Gordon Brown dejaba y que el candidato que lo sucedió no pudo retener: el swing fue del 35 por ciento. Las proyecciones indicaban que los laboristas podrían retener entre tres y cinco escaños.
Esta victoria del SNP es más sorprendente a la luz de los resultados del referendo que en septiembre pasado se inclinaron por un 55 contra un 45 por ciento en contra de la independencia de Escocia. La coalición de conservadores, laboristas y liberal-demócratas que entonces ganó el voto a favor de mantener Escocia como miembro del Reino Unido (junto a Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte) quedó anoche aparentemente relegada a los márgenes de la política escocesa.
En base a estos resultados, el ex líder del SNP Alex Salmond indicó que los conservadores del primer ministro Cameron no tenían ninguna legitimidad en Escocia. Algunas voces, como el intendente de Londres, Boris Johnson, un conservador con aspiraciones a primer ministro, argumentaron esta semana a favor de una federalización completa del Reino Unido como única vía posible para evitar el separatismo.
Entre las dos y las tres de la mañana se anunciaron escaños igualmente clave en la capital, centro y este del país que sirvieron para marcar una tendencia similar. Para los liberaldemócratas, tercer partido hasta estas elecciones desde principios del siglo XX, fue una noche desastrosa.
El partido de Nick Clegg pagó caro la coalición que decidió formar con los conservadores en 2010. En aquella elección los liberaldemócratas ganaron 56 escaños. En ésta, al cierre de esta edición, luchaban por acercarse a 15 escaños. Resultados clave para ver si logran ese número de parlamentarios son los escaños del mismo Nick Clegg en Sheffield, norte de Inglaterra, y del actual secretario del Tesoro, Danny Alexander, que logró el apoyo del actor Hugh Grant, en Invernnes, Escocia.
Los antieuropeos ultrathatcheristas del UKIP, liderados por Nigel Farage, tuvieron un claro aumento de los votos tanto en el al sur como el norte de Inglaterra. Este porcentaje de votos no se tradujo en escaños. Al cierre de esta edición, todavía tenían que anunciarse si los dos diputados que tiene el UKIP, ambos ex conservadores, mantenían sus escaños en Clacton y Strood y si su líder, conquistaba Margate.
El número mágico para dominar la mayoría parlamentaria es 323 escaños de los 650 en juego porque los independentistas irlandeses del Sinn Fein, que ganarían cinco diputados, se presentan a elecciones, pero por principio jamás acuden al Parlamento. Con la actual proyección los conservadores obtendrían entre 300 y 315, muy cerca de esa cifra, suficiente para gobernar sin tener que molestarse con una coalición.
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