EL MUNDO › DESCUBREN NUEVAS FOSAS COMUNES DE SOLDADOS ALEMANES EN OTROS PAISES DE EUROPA
La canciller, Angela Merkel, encabezó ayer en Berlín el acto oficial, en el Parlamento (Bundestag). El orador principal, un historiador, definió el conflicto bélico como “un infierno sin comparación”.
Alemania conmemoró ayer un nuevo aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, en un contexto donde las tensiones con Rusia por la crisis en Ucrania y el descubrimiento de nuevas fosas comunes de soldados alemanes en otros países de Europa mantienen abiertas, 70 años después, las heridas ocasionadas por el mayor conflicto bélico de Occidente.
La sobriedad que el gobierno de Angela Merkel imprimió este año a la conmemoración de la capitulación del Ejército nazi ante el Ejército Rojo y los aliados, el 8 de mayo de 1945, contrasta con los festejos que tendrán lugar hoy en Moscú, donde el presidente Vladimir Putin encabezará un gran desfile militar con motivo del Día de la Victoria, al que la canciller alemana y otros líderes europeos adelantaron que no asistirían.
Merkel y el presidente del gobierno, Joachim Gauck, encabezaron ayer en Berlín el acto oficial, en el Parlamento (Bundestag). Mientras que el historiador Heinrich-August Winkler, quien definió el conflicto bélico como “un infierno sin comparación” y al genocidio nazi contra el pueblo judío como uno de los grandes crímenes de la Segunda Guerra, fue invitado como orador principal.
Pese a las tensiones con Rusia por la crisis desatada tras la anexión impulsada por el Kremlin de la región ucraniana de Crimea, el gobierno de Merkel decidió enviar ayer a la ciudad rusa de Volvogrado (ex Stalingrado) a su ministro de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, quien participó de un acto conmemorativo junto a su par Sergei Lavrov en homenaje a los caídos en la sangrienta batalla ocurrida en esa ciudad, donde se estima que murió más de un millón de personas. “El sufrimiento que las fuerzas de ocupación nazis infligieron contra la población y los soldados en Volvogrado fue completamente incomprensible”, expresó ayer Steinmeier, quien destacó su presencia allí como un “signo de reconciliación y entendimiento” tras la crisis de Ucrania. Merkel, por su parte, se reunirá con Putin en Moscú un día después de los festejos oficiales, el próximo domingo.
La cuestión de las víctimas militares sigue siendo un tema sensible en Alemania aun 70 años después del fin de la guerra, en especial el destino de millones de cadáveres de soldados alemanes que perecieron en territorio de las ex repúblicas socialistas soviéticas.
La Comisión Alemana de Tumbas de Guerra, creada en 1919 tras el fin de la Primera Guerra Mundial, determinó que sólo un tercio de los tres millones de soldados alemanes que murieron en países del Este europeo durante el conflicto pudieron ser identificados. El organismo logró restituir el año pasado 31.698 cuerpos pertenecientes a soldados alemanes que se encontraban en el suelo de ex países de la órbita soviética como Polonia y Bielorrusia.
Desde 1945, en tanto, 827.812 cadáveres pudieron ser identificados y repatriados a 82 cementerios creados en Alemania a tales fines, pero se estima que más de dos millones de cuerpos permanecen bajo suelo europeo sin posibilidad de conocer su origen. Muchas de las excavaciones continúan su curso, dificultadas porque muchos de los sitios utilizados como cementerios durante el avance y posterior retirada alemana de suelo soviético fueron arrasados o construidos.
“Es muy importante continuar informando sobre la historia, manteniendo la memoria viva”, afirmó Maja Peers, curadora de una de las muestras más importantes sobre el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra que se realizan actualmente en Alemania.
Bajo el título 1945: Derrota, liberación y nuevo comienzo, la exhibición del Deutsches Historisches Museum intenta no sólo conmemorar, sino mostrar cómo fue la vida después de la guerra en doce países europeos que estuvieron involucrados en el conflicto, con énfasis en las biografías tanto de víctimas como de perpetradores y cómplices civiles que se beneficiaron del nazismo en toda su esfera de influencia europea.Como en el caso de las fosas comunes, la cooperación con Rusia para reconstruir parte del pasado a partir de la provisión de objetos y la recuperación de testimonios fue fluida y no se integró a la larga lista de diferendos entre Berlín y Moscú. “No tuvimos ningún problema”, señala Peers.
Una encuesta difundida a fin de abril por el instituto alemán YouGov indicó que casi la mitad de los alemanes se sienten todavía emocionalmente afectados por la Segunda Guerra, mientras que un abrumador 88 por ciento reconoce haber tratado el tema en conversaciones familiares. Sin embargo, un 10 por ciento negó abiertamemte que el conflicto haya sido una “guerra de liberación” contra el nazismo, lo que es leído con preocupación debido al reciente brote de xenofobia contra musulmanes y refugiados provenientes de Africa. En ese sentido, Peers reconoció que aún queda mucho trabajo por hacer. “Todavía existe sentido de la responsabilidad sobre la necesidad de crear conciencia acerca del autoritarismo alemán”.
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