Los conservadores griegos agotaron su mandato para formar gobierno y ahora le toca intentarlo al sector de izquierda de la coalición gubernamental. Se descarta, no obstante, que Syriza tenga éxito en esa empresa, por lo que tendrá que convocarse a elecciones anticipadas para fines de septiembre. Luego de que el primer ministro Alexis Tsipras renunciara y pidiera llamar a comicios anticipados, el presidente de la República de Grecia, Prokopis Pavlópulos, cumplió con lo que dicta la ley y le dio la oportunidad de formar gobierno al segundo partido en el Parlamento.

Tras el período máximo de tres días, el líder del conservador Nueva Democracia, Vangelis Meimarakis, fracasó en sus intentos de reunir una mayoría propia en el Congreso y, por lo tanto, debió devolver ayer el mandato exploratorio a Pavlópulos. Como se esperaba, de sus encuentros con el líder del liberal To Potami y de la presidenta de los socialdemócratas de Pasok se desprendió que la configuración actual del Parlamento no permite formar un nuevo gobierno.

Para poder hacerlo son necesarios, al menos, 120 diputados, algo que sólo podía conseguirse conquistando el apoyo de la coalición liderada por Tsipras, Syriza. Con todo, sería un gobierno en minoría, que requeriría 31 votos más para aprobar cada ley en el Parlamento. En un último intento desesperado, Meimarakis contactó ayer a Tsipras, que fue tajante al responderle que no hay margen para la convergencia programática entre Syriza y Nueva Democracia, indicaron fuentes gubernamentales a medios locales.

Por eso, tras el fracaso de los conservadores, la ley electoral determina que es el turno de la tercera fuerza del Parlamento. Hasta hace una semana era el partido neonazi Amanecer Dorado. Sin embargo, con la escisión de Syriza, el tercer puesto pasó a ser ocupado por la nueva Unidad Popular, fuerza compuesta por dirigentes antiajuste que rompieron con Tsipras y su decisión de acordar una nueva ola de austeridad con los acreedores europeos. El presidente Pavlópulos debe ahora otorgar mandato al ex ministro de Energía de Tsipras, Panayotis Lafazanis, para formar gobierno.

No obstante, es imposible que el líder izquierdista logre en tres días formar una mayoría de 120 diputados desde su nueva bancada de 25 legisladores. En conclusión, esta semana el presidente griego no tendrá otra opción que convocar a nuevas elecciones. La fecha más temprana sería el 20 de septiembre, posibilidad que Tsipras impulsa. Con menos de un mes de campaña, el primer ministro es el mejor posicionado en todas las encuestas, inclusive para conseguir mayoría propia, sin ayuda de sus ex socios que competirán desde el partido Unidad Popular.

Aunque la campaña no empezó, el ambiente es claramente preelectoral, como demuestran las declaraciones de las últimas horas. “Ahora estamos en la batalla. Hablamos el lenguaje de la verdad. Vamos a presentar el programa del gobierno de izquierdas para los próximos cuatro años, el único programa que puede acabar con la crisis manteniendo a nuestra gente de pie”, dijo ayer Tsipras en una reunión con miembros de su partido para preparar las listas y estrategias electorales.