EL MUNDO › AL MENOS 43 COMBATIENTES Y CIVILES MURIERON EN EL ATAQUE INSURGENTE
Un comando de catorce asaltantes uniformados atacó una base militar en las afueras de Peshawar. Dieciséis de los soldados muertos estaban rezando en una mezquita en el interior de la base, a la cual lograron acceder algunos de los asaltantes.
Un comando talibán atacó ayer una base de las fuerzas aéreas paquistaníes en el noroeste del país, provocando la muerte de 43 personas en una operación en la que murieron los insurgentes, trece de los cuales pertenecen al grupo agresor. Este constituye el peor atentado desde la masacre contra una escuela en Peshawar en diciembre de 2014.
El ejército dijo que un comando de catorce asaltantes uniformados atacaron en la mañana de ayer la base militar de Badaber, ubicada en las afueras de Peshawar, encrucijada al noroeste de Pakistán, cerca de la frontera con Afganistán. El general Asim Bajwa, portavoz del ejército paquistaní, dijo en una rueda de prensa que el enfrentamiento con los rebeldes duró varias horas. “Al menos 29 personas fueron martirizadas, 23 de la fuerza aérea, tres del ejército y tres civiles”, informó el funcionario, que precisó que hay 29 heridos. “Los atacantes vinieron de Afganistán, el ataque fue planeado y controlado desde allá”, precisó Bajwa.
El portavoz de Tehreek-e-Taliban Pakistán (TTP), grupo islamista armado en lucha desde hace ocho años contra el gobierno y el ejército, reivindicó este asalto realizado según él por un “comando de kamikazes”.
Dieciséis de los soldados muertos estaban rezando en una mezquita en el interior de la base, a la cual lograron acceder algunos de los asaltantes.
No quedó claro si alguno de los atacantes pudo escapar. Los detalles de cómo lograron entrar a la mezquita que está dentro de los muros del complejo y matar a los fieles durante la oración eran dudosos. Las ambulancias llevaron a unos 20 heridos que pertenecían al personal militar al hospital, le dijo un oficial rescatista, Bilal Ahmed, a la agencia Reuters.
“El ataque comenzó temprano por la mañana con disparos de granadas y armas automáticas”, contó Kifayatulá, un testigo dueño de un comercio próximo a esta base militar. “Estaba orando en una mezquita, muy cerca. Era imposible salir por la puerta principal, por lo que tuvimos que saltar por la ventana para escapar”, agregó.
“Las explosiones y los disparos eran ensordecedores. Fue aterrador”, dijo por su parte Khan Sabitulá, un jornalero cuya casa fue parcialmente dañada por el ataque. La base Badaber se encuentra cerca de una zona residencial.
El ataque ocurrió mientras el ejército paquistaní estaba llevando a cabo una importante operación contra los combatientes locales y extranjeros en la región tribal del norte de Wasiristán, que linda con Afganistán.
Bajwa, dijo que los atacantes entraron a la base desde distintas direcciones en dos ataques, aparentemente uno iba dirigido a la mezquita, pero los fuerzas de seguridad respondieron rápidamente.
La base aérea, establecida en la década de 1960, no era funcional y era usada mayormente como un lugar residencial para los empleados y oficiales de la fuerza aérea. “En esta base no está desplegado ningún aparato del ejército del aire, ningún avión de combate”, dijo un oficial que pidió el anonimato.
El jefe del ejército, general Raheel Shairf, se dirigió inmediatamentea Peshawar para reunirse con las fuerzas de seguridad que tomaban parte en la operación. Sahrif visitaría un hospital militar donde los médicos estaban tratando a los soldados heridos.
“Todos los terrorists llevaban chalecos con explosivos y estaban armados con granadas, morteros y rifles AK-47”. La Fuerza de Rápida Respuesta del ejército paquistaní respondió inmediatamente y mató a seis terroristas antes que pudieran entrar”, dijo un oficial de la fuerza aérea.
El TTP cometió en diciembre 2014 el atentado más mortífero de la historia moderna de Pakistán cuando uno de sus comandos se infiltró en una escuela de Peshawar para matar fríamente a más de 150 personas, en su mayoría niños. Después de ese ataque, el ejército paquistaní intensificó las operaciones contra los bastiones jihadistas en el noroeste del país, en particular en las zonas tribales de Khyber y Waziristán del Norte, sector que sirvió de cuartel general al TTP, a la red Haqani y a Al Qaida en el transcurso de la última década.
Esta misma semana, la aviación paquistaní bombardeaba el valle de Shawal, un sector apartado de Waziristán del Norte cubierto por un bosque denso que permite a los insurgentes ocultarse. Estas operaciones militares contribuyeron a reducir el número de atentados islamistas a través del país estos últimos meses.
Como reacción al ataque contra la escuela de Peshawar, Pakistán reanudó las ejecuciones de condenados a muerte y creó tribunales antiterroristas controvertidos porque autorizan al ejército a juzgar a civiles a puerta cerrada. Desde entonces, Pakistán ha ahorcado a más de 200 condenados a muerte, algunos de ellos sin relación alguna con atentados o con los talibán locales, denuncian organizaciones de defensa de los derechos humanos, que piden a Islamabad que vuelva a instaurar una moratoria de la pena capital.
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