EL MUNDO › FRANCISCO, QUE LLEGA HOY, CELEBRARA MISA EL DOMINGO EN LA PLAZA DE LA REVOLUCION
En Cuba todo el mundo habla del “Papa argentino” y su colaboración en el deshielo con Washington, mientras aguardan sus palabras sobre el bloqueo. Avenidas y algunos organismos públicos están decorados con los colores del Vaticano.
› Por Darío Pignotti
Desde La Habana
Milagro cubano sin ayuda de dios: el haber vivido bajo el yugo del bloqueo durante más de medio siglo y mantener en pie la revolución. Faltando horas para el arribo de Francisco, aquí todo el mundo habla del “Papa argentino”, su colaboración en el deshielo con Washington y aguardan sus palabras sobre el bloqueo.
Avenidas y algunos organismos públicos están decorados con listones amarillos y blancos, los colores del Vaticano, que se repiten en las lonas que cubren el tablado erigido en la Plaza de la Revolución donde Francisco celebrará misa el domingo, bajo la bendición de la imagen del Che Guevara.
El canciller, Bruno Rodríguez, declaró que aguarda el discurso papal por sus implicancias en la relación con Estados Unidos. “Lo escucharemos en todo lo que tenga que decir... lo escucharemos con profundo respeto sabiendo que el Santo Padre tiene una extraordinaria autoridad no sólo religiosa sino también ética a escala mundial”. Por lo pronto, y pese a los progresos alcanzados en lo diplomático, gracias a la voluntad política de Barack Obama que Cuba reconoce como valiosa, el hostigamiento no cesó, afirmó Rodríguez, ante corresponsales extranjeros.
“En los últimos años, incluso en el período de diálogo y conversaciones confidenciales con el gobierno de EE.UU., ocurridas en los años 2014 y 2015, el bloqueo continuó fortaleciéndose con marcado y creciente carácter extraterritorial, en particular en el ámbito financiero”. El jefe de la diplomacia cubana adelantó que el tema será planteado una vez más ante la ONU, donde se recordará que Obama cuenta com atribuciones constitucionales para mitigar la guerra comercial y financiera.
David Hernández es un taxista joven, menos de 40 años, que tiene su parada frente al Hotel Nacional, junto al mítico Malecón habanero. Comenzó a llover, Hernández desplegó el techo corredizo de lona blanca, antes de iniciar el viaje hacia el barrio La Habana Vieja en su Ford Victoria 1953 “V 8, de ocho cilindros”, que está pintado de un furioso color rosado. “La pintura es nueva, se la hicimos hace dos años; el carro está viejo pero sigue aguantando. El problema de estos carros es que consumen mucho combustible, son carros americanos, ellos hacen carros para consumir combustible porque tienen de sobra, a nosotros nos falta.”
Hernández, como todo cubano, hace gala de su sentido del humor: “Espero que este papa nos dé una ayuda para que se termine el bloqueo; mi carro ya tiene más años que el bloqueo, pero no sé cuánto tiempo más va a seguir andando, ya está viejo y las calles están llenas de pozos”.
El mundo posó su mirada en Cuba: mil periodistas extranjeros solicitaron su acreditación ante el Ministerio de Relaciones Exteriores para acompañar la visita del Papa, informó el jefe de prensa de ese organismo, Alejandro González. “A nosotros nos gusta hablar con la prensa para que afuera de Cuba se sepa que acá estamos luchando cada día, estamos esperando que las cosas mejoren, que haya más prosperidad, y tenemos fe en que este papa traiga un buen mensaje. Fíjate, he dicho que tengo fe, pero no soy creyente, soy uu ateo que tiene su propio dios”, cuenta David, que me deja en la esquina de la angosta y bonita Calle Campanilla, una arteria colonial, donde se despide con un cordial “cuando quieras cuenta con nuestra ayuda”.
El canciller Rodríguez anunció el viaje del presidente Raúl Castro en Naciones Unidas, en lo que será su primera visita a Estados Unidos desde 1959, cuando integró la comitiva encabezada por Fidel Castro pocos meses después del triunfo de la revolución. Raúl hablará posiblemente ante la Asamblea de la ONU, donde también pronunciarán discursos Francisco y Obama. Que la “troika” RaúlFranciscoObama coincida en el mismo recinto de la ONU ha dado lugar a todo tipo de especulaciones entre los periodistas que ya están trabajando en la sala de prensa del Hotel Nacional, decorado com imágenes del Che y Fidel durante sus años de combatientes en Sierra Maestra. Algunos colegas comentaron, entre otras tantas especulaciones, que hasta podría haber un encuentro entre ellos, lo cual sería, seguramente, la “foto del año”. Por lo pronto lo único cierto es que el jefe de Estado cubano viajará a Estados Unidos con un clima de aproximación que anteayer fue celebrado por el canciller al hablar ante corresponsales extranjeros.
Por cierto, lo que ocurra este mes en Nueva York será el reflejo de los cabildeos diplomáticos discretos que ocurren en estos días en Cuba, el Vaticano y Estados Unidos. Contactos que seguramente se intensificarán a partir de hoy cuando el Papa desembarque en el aeropuerto internacional José Martí, tras lo cual podría tener un encuentro con Fidel. Es sabido que este Pontífice es un “animal político” habituado a la negociación cara a cara, un estilo muy personal que desplegó el año pasado durante sus encuentros privados, y por separado, que mantuvo con Raúl y Obama en la Santa Sede.
Más allá de que Raúl y Obama vuelvan a encontrarse, como ocurrió este año en la Cumbre de las Américas en Panamá, la visita del mandatario cubano a Nueva York trae a la memoria otros viajes legendarios. Como aquel de Fidel Castro hace más de medio siglo cuando se alojó en un modesto hotel del Harlem, luego de abandonar otro en el que su propietario temía que su imagen se contaminara de reputación “comunista”. Ante ello Fidel fue acogido grandiosamente por la comunidad de ese barrio negro, y fueron los propios vecinos quienes establecieron un cordón de seguridad en torno del hotel, donde el líder de la revolución fue visitado por el presidente soviético Nikita Kruschev, el mandatario egipcio Nasser y Malcolm X, líder de la Nación del Islam estadounidense. Fidel literalmente revolucionó a los neoyorquinos fascinados con el guerrillero que había derrocado a la dictadura de Fulgencio Batista, y sobre quien había mil preguntas. Una de ellas era si Fidel era o no era comunista. Quien respondió esa pregunta fue el propio Kruschev, al decir: “No le pregunté a Fidel si era comunista, lo que yo sé es que soy fidelista”.
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