EL MUNDO › FRANçOISE VERGèS, EXPERTA EN TEMAS DE COLONIALISMO
Vergès señala que tanto la izquierda como la derecha europea instrumentalizan el drama migratorio. “Será el problema político del siglo XXI”, advierte la politóloga.
› Por Mercedes López San Miguel
Françoise Vergès lleva un pañuelo colorido que cubre su cabeza y ropa de un estilo étnico. Dice que su forma de vestir es una mezcla de culturas, con su impronta personal. Experta en temas de colonialismo y actual presidenta del Comité por la Memoria y la Historia de la Esclavitud en Francia, Vergés reflexiona sobre el drama de los migrantes que intentan llegar a Europa. “La crisis de los refugiados será el problema político del siglo XXI. Habrá cada vez más violencia y pobreza. Enfrentaremos más este fenómeno de gente expulsada por conflictos, pobreza, esclavitud, dictaduras” dice Vergès, quien en calidad de disertante participó en el Festival Internacional de Cine Migrante que se realizó en Buenos Aires días atrás.
Vergès es categórica al definir la respuesta de los líderes europeos al drama de los refugiados. “Es una absoluta vergüenza.” Cree que los políticos utilizan el tema, son insolidarios. Desde la izquierda hasta la extrema derecha hay una instrumentalización del drama. “La izquierda desaprovecha la ocasión de cuestionar las decisiones antidemocráticas que están en proceso. La Unión Europea quiere imponer que en determinados sitios se haga una distinción entre ‘refugiados’ que merecen asilo y ‘migrantes económicos’ que pueden ser devueltos a sus países. La derecha ve a esas personas como amenazantes, gente que viene a sacar el trabajo. Hacen que los franceses, alemanes, e italianos teman ante la oleada de africanos y asiáticos. La gente no los ve como víctimas del sistema, sino como invasores.”
La politóloga francesa señala una paradoja ante la construcción de muros, como el que levanta Hungría en la frontera con Serbia. “Cuanto más vallas construyen, los gobiernos más fracasan en detectar las redes criminales. Los muros se levantan para representar la soberanía del Estado que está debilitada en tiempos de globalización neoliberal. Es un negocio lucrativo ahora, las compañías constructoras, de tecnología y de seguridad generan miles de millones, pero también es lucrativo para las redes criminales que trabajan alrededor de las vallas y que ganan más. Los muros aumentan el peligro para los refugiados y los desplazados.”
Hungría cerró el 16 de septiembre su frontera con Serbia, erigiendo una valla con alambres de púas a lo largo de los 175 kilómetros que separan a ambos países.
La solución, para Vergès, nunca es militarizar o levantar paredes. Una posible salida a la crisis migratoria global es intentar cambiar el paradigma social, ya que estamos interconectados. Mirar al otro, aprender de aquellos de los que no sabemos nada, conectar sus luchas, y escaparle a la lógica productivista. “Tenemos que encontrar una nueva solidaridad entre nosotros, pelear contra el miedo. Enseñar a la gente a ser más solidaria. Que vean las noticias en el diario y se pregunten por qué hay personas que mueren en el Mediterráneo. Debemos pelear por nuevas formas de educación en las escuelas, que enseñen historia, las voces de los invisibilizados, enseñar a los chicos el valor de ayudar a otros. Hay que descolonizar la universidad y la escuela. Hablar de las minorías, no sólo de los líderes y de los reyes, hablar de los anónimos.”
Uno de los aspectos más controvertidos de este fenómeno que afecta al Viejo Continente es que se agudicen las condiciones precarias de los más vulnerables. “El capitalismo siempre necesita gente en condiciones precarias. Personas que están desesperadas que van a aceptar bajos salarios y trabajos más riesgosos por más cantidad de horas. Sin un sindicato que defienda sus derechos, totalmente explotados. El doble discurso de los políticos es que por un lado dicen que no los quieren, pero los necesitan para que hagan los trabajos que los alemanes, franceses o italianos no quieren hacer”, señala la activista de género.
Vergès identifica que lo novedoso de estos trabajos invisibilizados es que ahora lo hacen más mujeres que en el pasado. Son millones de mujeres que cuidan ancianos, bebés de familias ricas, limpian oficinas, casas, realizan trabajos en negro.
La experta lamenta que tras los ataques contra la redacción de Charlie Hebdo, en enero pasado, creciera la islamofobia en Francia. “La islamofobia se justifica como nunca. Ya había, pero ahora se exterioriza. El problema es que en la escuela se enseñan los valores de la República, pero no se dice una palabra sobre esclavitud, colonialismo, historia de la clase obrera, sobre la lucha de la mujer.”
Vergès sostiene que Marine Le Pen, la líder del ultraderechista Frente Nacional, no sólo crece en las encuestas por su discurso racista e islamofóbico. “Le Pen les habla a los pobres, habla de sus realidades. La izquierda no. La pobreza aumenta en Francia: hay personas que a mitad de mes se quedan sin dinero, que no pueden pagar las cuentas. Jóvenes que sienten que no tienen futuro, que no hay nada, y que creen que los migrantes nos invaden. ¡Creen las historias estúpidas! Y temen. El temor no es buena señal.”
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