EL MUNDO › OPINION
› Por Jorge Alemán *
Descontado estaba que la derecha española, una vez que el fenómeno Podemos lograse instalarse en la escena política y fuera precisando sus propósitos políticos, atacara con toda su artillería mediática y corporativa. También era previsible que el establishment deseara, esperara e incluso ayudara a inventar una formación política como Ciudadanos. Lo decimos con prudencia para no decir directamente que fue inventada por la “racionalidad” neoliberal. Ciudadanos es una fuerza sin el gusto rancio de la derecha neofranquista, con el suficiente gesto “antipolítico” que el momento histórico demanda y con una apariencia de novedad donde se combinan un “supuesto grado cero de la ideología” con un una verdadera voluntad de ordenamiento y disciplinamiento político a la medida de la derecha neoliberal contemporánea. Todo esto en un contexto de “revolución pasiva”, como diría Gramsci, donde en España no es muy difícil apreciar como los impulsos transformadores son reabsorbidos de modo eficaz por un despliegue restaurador sumamente potente.
Podemos es una formación política que asumió uno de los desafíos más difíciles que se pueden aceptar en el orden le lo político, entre otros, asumir el acontecimiento del 15M con todo lo que tenía de acontecimiento imprevisible, de acto instituyente, de situación desbordante e inconmensurable a cualquier intento de representación y traducción política, y darle una forma institucional que desafiara las estructuras institucionales de los partidos dominantes. Una tarea que, hay que reconocer en el límite de lo imposible. ¿Como institucionalizar y representar lo que surgió como aquello que cuestionaba todo orden de representación sin traicionar el acto fundante que le dio lugar?
Esto resulta especialmente complejo, cuando, como es sabido, la organización de una fuerza política no puede hacer otra cosa que jugar su apuesta en el terreno del enemigo. Sin embargo, se tuvo el coraje suficiente para asumir esta precariedad constitutiva, y de este modo, ahora vemos a Podemos sufriendo y padeciendo todos los impasses políticos de la contienda en un territorio que nunca es el suyo, haciéndose un lugar en el mundo de las corporaciones mediáticas y jugando el juego de los “semblantes” que la política dominante propone y exige. En este punto, es donde llama poderosamente la atención la actitud de los compañeros críticos de la izquierda. No nos detendremos aquí en las fuerzas de izquierda previas al 15M, que tal vez en muchos casos, no disponían de las lecturas teóricas para dar cuenta del mismo y, si las tenían, no dudaron en ponerlas en juego para criticar a Podemos como un fuerza que se “arrogaba” representar aquello que como experiencia, ahora les pertenecía a todos. Pero, lo sorprendente, es que numerosos intelectuales de izquierda, y no nos referimos a los de la cultura “progre” de derechas de los últimos años, se dedicaron a tomar a Podemos como un objeto de estudio a desmontar.
De este modo, hicieron de sus referencias teóricas un espejo en el que Podemos se reflejaba como un engendro deforme. Así, todos los días vemos a una serie de advertidores y advertencias, desfilar en las redes frases como: “Que si Podemos confisca la potencia de lo Común, que ignora las fuerzas materiales y la autonomía de la clase obrera, que está atrapado en la lógica del Estado y en la forma partido, que sus líderes son arrogantes e inexpertos, que les falta la experiencia histórica de la izquierda, que la teoría de Laclau no ha pensado el Estado y la explotación, y por último que terminará como un partido más de la izquierda”.
Todo esto, no funciona como un debate en el interior de Podemos, lo cual sería interesantísimo, sino que más bien, juega en la lógica de “piensa que todo terminará mal, que seguro acertarás”. Muchos hablan del “cainismo” en la izquierda, pero a nuestro juicio, más bien se trata del “narcisismo de las pequeñas diferencias”, donde cada “alma bella” mira el espectáculo desde el tendido, viendo como los pases fallan y entonces silban. ¿Se pensaba de verdad que una apuesta política de una izquierda distinta, con lideres políticos inéditos en la cultura española, tanto por su estilo como por su enunciación discursiva, iba a recorrer un camino que no estuviera surcado por imposibilidades estructurales de gran calado?
En uno de sus últimos seminarios, Jacques Lacan afirma, “los no incautos se equivocan”, esta enigmática fórmula indica que el verdadero gesto radical, muchas veces se sostiene en una apuesta sin garantías, con muchas posibilidades de perder, pero de lo que se trata de verdad, es de no dimitir frente a un deseo que intenta abrirse camino a contracorriente de la inercia histórica que lo recibe y aloja.
Tal como señala Lacan con respecto a la experiencia amorosa: “No te amo por tu bello rostro, tus labios, tu cuerpo... sino que encuentro bello tu rostro, tus labios y tu cuerpo precisamente porque te amo”. Las críticas teóricas que desdoblan la realidad apuntando a lo “no realizado” y que no se sostienen en ningún deseo, solo confirman la sagacidad del gran lector y su pureza ética. Entiéndase que con esto no se llama a la fe ciega, ni al voluntarismo obnubilado, ni a que la autocrítica no juegue su rol decisivo, pero también hay que saber que a veces el ejemplo de un deseo decidido va mas lejos que una lectura teórica.
* Psicoanalista y escritor.
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