La candidata independiente Henriette Reker fue elegida ayer como nueva alcaldesa de la ciudad alemana de Colonia, un día después de haber sido apuñalada por un hombre que se opone al arribo de inmigrantes. La política de 58 años, respaldada por democristianos, liberales y verdes, obtuvo el 52,7 por ciento de los votos y se convertirá en la primera mujer en estar al frente de la alcaldía de Colonia. Reker permanece internada, en coma artificial, luego de ser operada de urgencia el sábado, por lo que no está claro cuándo podrá asumir su cargo. Los médicos consideraron que su evolución es positiva y creen que se recuperará completamente, aunque permanecerá internada por un tiempo. “En las lesiones de este tipo, el proceso de curación lleva cierto tiempo”, dijo un vocero del hospital.

Reker fue hospitalizada tras ser acuchillada en el cuello cuando hacía campaña en un barrio de Colonia. La flamante alcaldesa ganó la consulta municipal frente a otros seis candidatos en la cuarta ciudad en importancia de Alemania, con 980.000 habitantes, donde vive una importante comunidad musulmana y que acoge a numerosos refugiados. Desconocida a nivel nacional hasta el sábado, la responsable política era la encargada de alojar a los migrantes que llegan a Colonia y destaca con frecuencia la necesidad de ayudar a quienes requieren asistencia y ofrecerles una posibilidad para poder integrarse, señaló Wolfgang Albers, director de la policía de Renania del norte-Westfalia.

Angela Merkel, cuya política de apertura hacia los refugiados provoca críticas, manifestó su estupor por el atentado contra Reker, mientras que la poderosa dirigente de la región, Hannelore Kraft, denunció el acto como un ataque contra la democracia. El agresor, un alemán de 44 años, desempleado desde hace mucho tiempo y detenido después de los hechos, dijo que había cometido ese acto con una motivación racista, indicó Norbert Wagner, responsable de la policía de Colonia, en conferencia de prensa. El arrestado tuvo acercamientos a la extrema derecha alemana en la década de 1990. El atacante también hirió a otras cuatro personas, según la fuente policial, que añadió que es considerado penalmente responsable de estos actos de violencia.

La llegada de refugiados generó un aumento de la crispación en Alemania, que se refleja en tensiones políticas y sociales, pero también en ataques xenófobos. Los comicios en Colonia se saldaron con la clara mayoría para Reker, pero, más allá de los efectos de esa victoria en la ciudad, la agresión sacudió a todo el país. Los ataques ultraderechistas contra centros de asilados se dispararon en los últimos meses –más de 200 en el primer semestre del año– y también las amenazas y acciones de acoso a alcaldes y políticos locales que defienden su albergue.

Los improvisados campamentos y centros de asilados, repartidos por toda Alemania, en municipios grandes y pequeños, están desbordados y el pronóstico sobre el cómputo de solicitantes que recibirá el país este 2015 los ubica entre 800.000 y un millón de personas. La llegada del invierno obliga a actuar con rapidez y acelerar los procesos de evaluación de esas solicitudes, mientras día a día se suceden situaciones tensas entre los residentes. Sólo el fin de semana se registraron dos enfrentamientos graves: un somalí murió luego de ser atacado por otro residente, en un albergue de Baja Sajonia, mientras que un afgano resultó herido de gravedad en circunstancias parecidas en Turingia.

Las precarias condiciones de alojamiento o la lucha cotidiana ante centros de registro donde deben hacer cola, de madrugada, para obtener turno para presentar su solicitud, derivaron en batallas campales entre los peticionarios.