Una huelga general de 24 horas convocada en Grecia en protesta contra la política de recortes del gobierno paralizó gran parte de la actividad en el país. Se trató de la primera medida de gran alcance contra la política del Ejecutivo de izquierda del primer ministro Alexis Tsipras.

Según cifras oficiales de la policía, cerca de 25.000 manifestantes se aglutinaron en un acto convocado en Atenas al grito de “Luchamos contra el empobrecimiento, paren ahora el programa de austeridad”. Numerosas personas llevaron globos en los que se leía “La palabra de Alexis Tsipras”, en referencia a que sus promesas electorales no eran más que aire. Un grupo de 300 encapuchados lanzaron piedras y artefactos incendiarios contra la policía, a lo que agentes de seguridad respondieron con gas lacrimógeno y granadas de humo.

Las protestas también tuvieron lugar en otras ciudades como Tesalónica, donde se reunieron 9000 manifestantes. Tanto en la ciudad portuaria de Patras como en Heraclión, ubicada en la isla de Creta, se congregaron cerca de 3000 personas. Convocados por las asociaciones sindicales públicas y privada, Adedy y Gsee, así como el sindicato comunista PAME, ministerios, autoridades públicas, escuelas, teatros, el transporte público interurbano, trenes y ferris cesaron sus actividades. Casi todos los vuelos internos también fueron cancelados y muchas islas quedaron aisladas por 24 horas, aunque los internacionales se efectuaron con normalidad. La huelga también afectó a miles de migrantes y refugiados localizados en las islas griegas, que esperaban continuar su viaje hacia el oeste de Europa.

Al iniciar su primer mandato en enero, Tsipras prometió que pondría fin al programa de recortes en las negociaciones con los acreedores, pero en julio tuvo que aceptar un nuevo programa de reformas y recortes ante el peligro de bancarrota del país a cambio de recibir nuevas ayudas millonarias. A cambio de hasta 86.000 millones de euros en ayudas, Atenas tendrá que hacer fuertes recortes, entre otros en jubilaciones y salarios.