El presidente de Francia, François Hollande, y el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, dialogaron ayer en una conversación telefónica sobre la aprobación de un dictamen del Consejo de Seguridad contra el terrorismo. “François Hollande reiteró su voluntad de ver adoptada una resolución para reforzar los medios de lucha contra el terrorismo y contra Dáesh (acrónimo árabe de la organización Estado Islámico), y Ban Ki-moon le garantizó su apoyo”, indicó la presidencia francesa. El mandatario galo pidió el lunes, ante el Parlamento reunido en congreso, solicitar una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, “lo más pronto posible”, para adoptar “una resolución que marque esta voluntad común de luchar contra el terrorismo”, tras los atentados del viernes en París. Sobre una posible intervención militar del Reino Unido en territorio sirio, el primer ministro británico, David Cameron, señaló ayer en el Parlamento que no necesitaría el respaldo de un dictamen de la ONU para sumarse a los bombardeos que la coalición internacional lleva adelante contra las posiciones de los jihadistas.

Durante la conversación con el jefe de Estado francés, el secretario general de la ONU, que se declaró shockeado por lo que calificó como “acontecimientos espantosos”, recordó que los participantes en la cumbre del G-20 –que se llevó a cabo entre el domingo y el lunes en Antalya, Turquía–, manifestaron su solidaridad con todo el pueblo francés, indicaron desde el Elíseo. Además, Ban saludó las “decisiones valientes” tomadas por Hollande tras los atentados y mencionó en particular la resolución de seguir adelante con la Conferencia de la ONU sobre el cambio climático en París, a la que el secretario general asistirá el 30 de noviembre. Según informó el organismo internacional en un comunicado, Ban aprovechó la llamada telefónica para destacar la importancia para Francia y Europa de seguir tratando a los refugiados y a los migrantes con compasión y respetar sus derechos. El jefe de la ONU destacó que “muchos refugiados huyen ellos mismos del extremismo y el terrorismo” en sus propios países y saludó la determinación de Francia y “su activo papel en la movilización de la comunidad internacional para contrarrestar la grave amenaza del terrorismo internacional”.

En el debate semanal con Cameron, el diputado del Partido Nacional Escocés (SNP) Angus Robertson le preguntó al premier si esperaba a que la ONU aprobase una resolución sobre el plan de paz en Siria antes de pedir a la Cámara de los Comunes autorización para realizar una intervención aérea en el país árabe. Cameron contestó que, aunque siempre es preferible contar con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU, el Reino Unido no puede someterse a un veto de Rusia. “ Lo que realmente importa es que cualquier medida que tomemos sea legal y sirva para proteger a nuestro país y a nuestra gente”, sostuvo. El primer ministro debe obtener la aprobación de la Cámara de los Comunes de Londres antes de sumarse a los bombardeos contra el EI en Siria, escalada bélica que encabeza Estados Unidos, pues, de momento, sólo cuenta con permiso para atacar en Irak.

Los diputados británicos se expresaron sobre la posibilidad de intervenir en el conflicto de Siria cuando rechazaron esa iniciativa en agosto de 2013; en noviembre una comisión parlamentaria desaconsejó esa operación e instó al Ejecutivo a centrarse en promover un plan de paz. No obstante, tras los atentados del viernes en París, Cameron redobló sus esfuerzos para convencer a los legisladores sobre la necesidad de bombardear en Siria y sugirió convocar a otra votación cuando se genere el consenso necesario. En su intervención, el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, preguntó si el gobierno tiene pensado impulsar sanciones contra los países que financian al EI, entre ellos Arabia Saudita.

Cameron se limitó a responder que el Reino Unido desempeña un papel de liderazgo para garantizar que se corte el suministro de fondos al grupo extremista.