Lun 30.11.2015

EL MUNDO  › DE VISITA EN LA REPúBLICA CENTROAFRICANA, FRANCISCO LLAMó A CRISTIANOS Y MUSULMANES A RECONCILIARSE

El Papa pidió paz en tierra de guerra

El Pontífice visitó el campo de refugiados de Mpoko, que alberga a 20.000 desplazados por la violencia, en un país donde la ONU estima que cerca de 450.000 personas huyeron del conflicto y miles perdieron la vida.

En su arribo a República Centroafricana, la etapa más peligrosa de su gira africana por la violencia interreligiosa en ese país, Francisco llamó a cristianos y musulmanes a reconciliarse y así poner fin al conflicto que mantienen desde hace dos años, que ya dejó miles de muertos y obligó a cerca de un millón de personas a abandonar sus hogares. “Vengo a esta tierra por primera vez como peregrino de la paz y apóstol de la esperanza”, dijo el Papa después de que su avión aterrizara en el aeropuerto de Bangui, donde fue recibido con vítores y cantos. La presidenta Catherine Samba-Panza pidió perdón en nombre de la clase dirigente y de los responsables de lo que llamó “descenso a los infiernos”, en alusión a la violencia que atraviesa su país, y animó a sus compatriotas a hacer lo mismo tras recibir al pontífice.

Cerca de la terminal aeroporturaria, miles de desplazados que huyen de la violencia y buscan protección de los Cascos Azules de Naciones Unidas (ONU), se agolparon desde las primeras horas del día para recibir el jefe de la Iglesia Católica. Los servicios secretos franceses habían aconsejado anular la visita al religioso, que llegó desde Uganda, tras haber visitado también Kenia. Francisco completó el trayecto que lo depositó en el palacio presidencial en un papamóvil descubierto, alentado por la multitud, muchos de ellos niños y jóvenes. Algunas personas agitaban ramas como signo de paz.

Cuando el papamóvil se puso en marcha, la multitud superó los cordones de seguridad de las tropas de la ONU y francesas, para seguirlo a pie, en bicicleta o en moto. La República Centroafricana, devastada desde 2013 por una guerra civil –con tintes religiosos– que mantienen las milicias seleka, mayoritariamente musulmanas, y las antibalaka, de mayoría cristiana, registra una fuerte tensión, a pocas semanas de las elecciones presidenciales. En una intensa jornada, Jorge Bergoglio buscó en todos su actos y palabras fomentar la paz entre cristianos y musulmanes. El Papa pidió a los centroafricanos que se inspiren en el lema del país, “unidad, dignidad y trabajo”, para superar el conflicto, porque estas tres palabras expresan la aspiración de todos y sirven de “brújula segura” para las autoridades.

En su discurso, Francisco llamó además a no ceder ante la tentación del miedo al otro, a lo desconocido, a “lo que no es parte de nuestro grupo étnico, nuestras opiniones políticas o nuestra confesión religiosa”.

El gesto más emotivo fue su visita al campo de refugiados de Mpoko, que alberga a 20.000 desplazados por la violencia, en un país donde la ONU estima que cerca de 450.000 personas huyeron del conflicto. “Estamos muy contentos de ver al Papa”, dijo Fidele Nodjindorom, uno de los refugiados, y agregó: “El sabe las cosas que han pasado en nuestro país y quizás vino a pedirle a Dios que nos salve”. Por la tarde, el Pontífice abrió la “puerta santa” de la catedral de Bangui, un gesto simbólico tradicional de los Jubileos, que establece que los fieles que pasan por esa puerta ven sus pecados perdonados. “Abrenos la puerta de tu misericordia”, pidió Francisco en su rezo, antes de abrir la doble puerta.

“A todos aquellos que utilizan injustamente las armas en el mundo, les hago un llamado: dejen estos instrumentos de muerte”, invitó el Papa. “Incluso cuando se desatan las fuerzas del mal, los cristianos deben responder ‘presente’, con la cabeza en alto, listos para recibir los golpes en esta batalla donde Dios va a tener la última palabra. Y esta palabra será el amor”, sentenció.

En el palacio presidencial, Francisco se reunió con la mandataria de transición, Catherine Samba-Panza, que aprovechó la visita del Pontífice para referirse a la violencia que golpea a la República. “Depende de las hijas e hijos de este país reconocer sus faltas y pedir un perdón sincero, que su bendición transformará en un nuevo fermento para la reconstrucción del país”, dijo la presidenta. Asimismo, la jefa de Estado elogió la “lección de coraje y determinación” que el Pontífice demostró al viajar a Bangui.

“Confieso todo el mal que se ha hecho aquí en el curso de la historia y pido perdón desde el fondo de mi corazón”, expresó la presidenta dirigiéndose al Pontífice. “Todos los centroafricanos –continuó– tienen una necesidad absoluta de este perdón, con motivo de su visita, más si cabe tras las últimas abominaciones cometidas en nombre de la religión por personas que se dicen creyentes.”

Para Médicos Sin Fronteras (MSF), organización que trabaja en República Centroafricana desde 1997, la situación sanitaria actual es catastrófica: el 72 por ciento de los hospitales y centros de salud del país están destruidos o dañados. Según MSF, con 4,5 millones de habitantes, la República Centroafricana es uno de los países más pobres del mundo. La esperanza de vida es de 50 años para los hombres y 52 para las mujeres. Con un médico por cada 55.000 personas y una comadrona para cada 7000, se calcula que, de cada 1.000 niños nacidos, 130 no llegarán a cumplir los 5 años, víctimas de la malaria, el sarampión, la meningitis o la desnutrición.

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