Desde Roma

A veces, sólo un equipaje de mano no es suficiente. Pregúntenle a Federica Gagliardi, la Dama Blanca de Silvio Berlusconi, la rubia glamorosa que provocó habladurías cuando acompañó al entonces primer ministro italiano, a la reunión de 2010 del G8 en Toronto. Después de que los funcionarios advirtieron que Gagliardi tenía dos artículos abultados de equipaje cuando descendió de un avión en Roma en 2014, no fue la cantidad de sus posesiones, sin embargo, lo que los alertó, sino los 24 kilos de cocaína que encontraron ocultos en el interior.

La Dama Blanca –llamada así a causa del traje blanco deslumbrante que llevaba cuando acompañó a Berlusconi y no por su contrabando de cantidades industriales dedrogas– fue condenada a tres años y medio en una cárcel italiana. Ahora se reúne con su antiguo jefe, condenado por fraude fiscal en el 2013, en el exclusivo club de los ex participantes del G8 que desde entonces adquirieron un record criminal.

Un video que muestra cómo Gagliardi, de 34 años, fingió sorpresa mientras la policía italiana extraía ladrillo tras ladrillo de cocaína sólida de la valija y de una mochila. A medida que el tamaño del contrabando de drogas y la gravedad de su situación se hacían evidentes, se la puede escuchar diciendo: “Yo no lo sabía. Estaba lleno de cosas. Han sacado ropa. Me han tendido una trampa”.

Los jueces de la corte de Nápoles no pensaban eso y ayer la hallaron culpable, junto con otras 25 personas, por su participación en una red de tráfico con enlaces a España, Holanda y América del Sur. La base de operaciones estaba en Nápoles, y los investigadores dicen que los 24 kilos de cocaína que Gagliardi llevaba en el vuelo de Alitalia a Fiumicino desde la capital venezolana de Caracas estaban destinados a los traficantes de drogas de la Camorra.

La fiscalía había pedido penas de 10 años o más para Gagliardi y otros condenados por su participación en la operación de contrabando de drogas. Los jueces dictaminaron, sin embargo, que Gagliardi, era culpable de contrabando de droga en el país, pero no pertenecía a un cartel internacional de drogas. Su juicio por la vía rápida puede haber reducido su tiempo de cárcel. Los investigadores dijeron que Gagliardi estaba convencida de que la relación de alto nivel que tenía con Berlusconi significaba que los funcionarios de la aduana no revisarían su equipaje.

Si hubiera pensado un poco más, las fallas en esta estrategia podrían haber sido aparentes. Otro socio del magnate de los medios, el empresario y proxeneta Giampaolo Tarantini con sede en Bari, que suministraba prostitutas para muchas de las fiestas del tres veces primer ministro, le dieron dos años de prisión en julio de 2011 por suministrar cocaína.

En la reunión de 2010 en Toronto, Gagliardi, quien tiene una licenciatura en Derecho y se dice que habla tres idiomas, corrió a la oficina de la gobernadora de la región de Lazio, Renata Polverini, miembro de Forza Italia, el partido de Berlusconi. La gobernadora accedió al pedido de Gagliardi para participar en una visita política al extranjero. Posteriormente se desempeñó como secretaria de Berlusconi en viajes a Brasil y Panamá. Su alto perfil en la comitiva provocó rumores que estaba compitiendo por el papel de “primera dama”, junto a su actual pareja, Francesca Pascale.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.