La Conferencia Internacional sobre Libia concluyó ayer en Roma con un apoyo unánime a la formación de un gobierno de unidad nacional. Además se definieron los primeros pasos hacia un acuerdo de paz. El canciller italiano, Paolo Gentiloni, señaló que hay que hacer todos los esfuerzos para que la base del acuerdo sea reforzado paso a paso, y consideró que será una tarea que recaerá en los líderes libios, pero también en la comunidad internacional, que va a sostener a un nuevo gobierno por medio de la ONU y de las ayudas económicas. Su par alemán, Frank-Walter Steinmeier, señaló: “Espero que este proceso en el que hoy hemos dado un paso decisivo continúe en los próximos días”.

La conferencia, celebrada en la capital italiana, contó con la participación de representantes de los Gobiernos enfrentados en Libia y de cuatro organismos internacionales: Naciones Unidas, la Liga Arabe, la Unión Africana y la Unión Europea. Libia estuvo representada en la conferencia internacional por legisladores de los Parlamentos rivales de Tobruk y Trípoli, que actualmente se disputan la legitimidad estatal en la convulsionada y caótica Libia y que tienen tiempo, hasta el próximo viernes, para firmar el documento acordado en Roma.

Finalizada la cumbre se difundió un texto que manifestó el objetivo de la cita: “Expresar nuestro apoyo al pueblo libio y a la consecución de la unidad de sus instituciones”. Los firmantes del informe se comprometieron a colaborar con el gobierno de unidad nacional libio a “derrotar al Estado Islámico en Libia” y “eliminar la amenaza que representa para el país y para la seguridad internacional”. Pero sobre todo, a que el país logre consensuar un gobierno de unidad. “Estamos preparados para apoyar la reconciliación. Es el momento de romper este Estado fallido de Libia. Estamos firmemente decididos a animar a que se llegue a un acuerdo que no se detenga ante el individualismo”, manifestaron.

En Libia coexisten dos gobiernos: El Parlamento internacionalmente reconocido de Tobruk y el gobierno islamista instalado en la capital, Trípoli. Ambos se niegan a aceptar una administración de unidad nacional acordado tras prolongadas negociaciones con intermediación de la ONU y del enviado especial del organismo internacional, el español Bernardino León. Desde la caída en 2011 del régimen de Khadafi, propiciada por una operación militar en la que participaron Francia, Estados Unidos y Reino Unido, Libia se encuentra sumida en el caos. El país, de estructura tribal, quedó a merced de milicias, algunas islamistas, que establecieron una autoridad paralela a la reconocida por la comunidad internacional que se vio obligada a huir hacia Tobruk, en el este del país. Favorecida por ese vacío político y el estado de inseguridad permanente, este año el grupo jihadista Estado Islámico echó raíces en el país.