EL MUNDO
› ACUSACIONES CONTRA PUTIN, FAVORITO EN LAS ELECCIONES DEL DOMINGO
El fantasma del fraude recorre Rusia
Por Mary Dejevsky *
Desde Moscú
Líderes de los principales partidos opositores rusos desataron ayer un torrente de invectivas contra el presidente Vladimir Putin y el partido centrista Rusia Unida que él respalda, quejándose de que el Kremlin está saturando las emisiones radiotelevisivas con “distorsiones y mentiras” en los días finales hacia las elecciones de la Duma el domingo. Las furiosas protestas vinieron tanto de los comunistas en la izquierda como de la Unión de las Fuerzas de Derecha (UFD), los principales propulsores de la economía de libre mercado, en la derecha, con el partido reformista moderado Yabloko hablando más tímidamente desde los márgenes.
Gennady Ziuganov, el líder del Partido Comunista Ruso, emitió una serie de cartas abiertas, culminando en una apelación a Putin mismo en la que dijo que las elecciones ya no tenían la menor posibilidad de ser “ni libres ni honestas”. Esto fue difundido anoche en un solo canal de televisión en parte del tiempo asignado al partido para su campaña. Ziuganov también envió una carta abierta al jefe de la Corte Constitucional y la Comisión Electoral Central, recordándoles sus responsabilidades ante la ley de asegurar una elección honesta para todos sus participantes, y recordándoles también las protestas masivas en Serbia y, más recientemente, Georgia, después de elecciones fraudulentas.
Juntos, los tres partidos acordaron por escrito enviar sus propios fiscales de mesa a los lugares de voto para monitorear los procedimientos de votación y el recuento. Los comunistas también se retiraron del ejercicio de monitoreo oficial organizado por la Comisión Electoral Central, el organismo supuestamente neutral –encabezado por un abogado prominente– al que la Constitución responsabiliza de supervisar las elecciones.
La UFD, liderada por una troika a veces desunida de ultrarreformistas –Boris Nemtsov, Anatoli Chubais e Irina Khakamada–, adelantó en 24 horas una conferencia de prensa de fin de campaña para advertir del “fin de la democracia en Rusia” si los partidarios de mayores reformas se quedaban en casa o marcaban la opción “contra todos los candidatos” el domingo. “El nivel de manipulación y trampa de un solo partido –dijo Nemtsov– ha llegado a un nivel sin precedentes.”
Menospreciando a Rusia Unida como el “partido de los burócratas”, carente de cualquier política más allá del apoyo al presidente, Nemtsov y los otros líderes de la Unión trazaron un panorama apocalíptico de un Parlamento ruso que quedaría como rehén de una “alianza rojo-parda”, porque el nuevo parlamento constaría únicamente de la apolítica Rusia Unida, que se dejaría dominar por una alianza reaccionaria entre el ultraderechista Partido Liberal Democrático de Vladimir Zhirinovsky, el partido patriótico-conservador Rodina y los comunistas.
Este temor parece derivarse menos de la realidad que de la necesidad de que los electores salgan a votar. No hay evidencia de que Putin vaya a unirse a una supuesta “alianza rojo-parda”, pero sí hay pronósticos de que la UFD puede no pasar el umbral del 5 por ciento necesario para formar una facción parlamentaria.
La perspectiva de que el nuevo Parlamento pueda ser una mera cáscara –formalmente electo, pero en realidad designado a dedo por el gobierno–, sin embargo, fue también tema de las múltiples apelaciones de Ziuganov. La aparición de tanto descontento en una etapa tan tardía de la campaña siguió a dos semanas en que la mano del Kremlin ha sido cada vez más visible detrás de Rusia Unida, especialmente en las transmisiones televisivas. Palabras o acciones del presidente han abierto casi todos los noticieros, incluyendo su anuncio de un aumento de las jubilaciones para los ancianos en el extremo norte ruso. Otras noticias, transmitidas repetidas veces, se han ocupado de retratar a los partidos rivales, especialmente los comunistas, con una luz altamente negativa. Partidos de la oposición aluden a tales manipulaciones como el uso de “recursos administrativos”; también puede definírselo como la explotación del ejercicio del poder en un modo extremo. Y mientras puede escucharse a muchos comunistas decir: “El Kremlin está detrás de nuestra destrucción, no hay duda de ello”, algunos de ellos tienen la gracia de admitir que están siendo derrotados en el juego propagandístico que desarrollaron tan efectivamente cuando disponían del monopolio del poder.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.