EL MUNDO › ENTREVISTA A JUAN MIGUEL PONCE EDMONDSON, CONSEJERO DE SEGURIDAD DEL PRESIDENTE DE MéXICO
El ex titular de Interpol México señala que los hermanos Lanatta y Schillaci son unos “pirrulis pobrecitos (perejiles), que no pertenecieron nunca al Cartel de Sinaloa”. Dice que hoy el desafío es vigilar a 50 minicarteles atomizados.
› Por Eduardo Febbro
Página/12 En México
Desde México D.F.
Juan Miguel Ponce Edmondson, ex titular de Interpol México y actual consejero de seguridad del presidente Peña Nieto, es como un manual de historia contemporánea del crimen organizado. No hay cartel ni narco en la historia que se le escape. Ameno y sagaz, Edmondson tiene en su haber muchos éxitos. La Argentina le debe el arresto, en México, del represor argentino Ricardo Miguel Cavallo, alias Sérpico, un ex torturador de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Cavallo se había convertido en un influyente empresario y director del Registro Nacional de Vehículos (Renave) de México. Pero cuando huía hacia Buenos Aires en un avión que hizo escala en Acapulco, Juan Miguel Ponce Edmondson ordenó su arresto. Han pasado los años y los escándalos, pero el ex responsable de Interpol conserva la misma energía y un conocimiento poco común sobre ese a la vez muy hablado pero poco conocido mundo de los carteles de la droga, en especial el de Sinaloa, cuyo jefe, El Chapo Guzmán, volvió a la cárcel de donde se fugó hace seis meses. En esta entrevista con Página/12 realizada en México, Ponce Edmondson plasma la historia del crimen organizado en cuyo centro emerge hoy el Cartel de Sinaloa y la insólita fuga y captura de El Chapo Guzmán.
–Corren muchas historias sobre el Cartel de Sinaloa. Hay, de hecho, una suerte de narración cinematográfica sobre sus estructuras. En todo caso, hoy, y a diferencia de los carteles colombianos, se lo califica como una empresa globalizada... Fíjese, en la Argentina, tres hombres ligados a un triple crimen conectado con el Cartel de Sinaloa se fugaron casi en el mismo momento en que El Chapo Guzmán estaba por caer.
–El Cartel de Sinaloa sí es globalizado, pero estos de Argentina son unos pirrulis pobrecitos (perejiles). (N. de la R: los hermanos Lanatta y Schillaci.) Eran simplemente asesinos a sueldo, ni siquiera pertenecieron nunca al cartel, fueron contratados para un hecho específico, para matar a Forza y los demás, eso es todo. Ese es el problema de los argentinos que confunden las cosas: ser narco es el grado máximo de la criminalidad organizada, no es el que quiere serlo sino el que puede. Los demás son truanes, pillos, rateros, dealers, pero no son narcos. Por lo demás, desde luego que el Cartel de Sinaloa es global. ¿Qué negocio legal o ilegal no está globalizado en estos días? Son todas multinacionales, transnacionales. El producto del delito se difunde en muchos países del mundo a través del lavado de dinero. El producto que puede ser originario de México o de Colombia es distribuido en Europa, Asia, Africa. Es algo totalmente globalizado. El Cartel de Sinaloa puede ser una transnacional, pero está manejada en forma elitista, familiar. Los gerentes se ponen y se quitan, pero los dueños, el consejo de administración, son familia. No se ha inventado nada nuevo.
–¿Qué distingue al Cartel de Sinaloa de los demás?
–Yo creo que sus orígenes. A principios del siglo XX llegaron chinos a México que fueron segregados. Ellos empezaron algunos cultivos como la amapola para su consumo personal de opio. Cuando los norteamericanos se enteraron de esto en el momento en que empezó la Segunda Guerra Mundial le pidieron oficialmente al gobierno de México que, como un esfuerzo de guerra y para producir morfina para los heridos de la guerra, se dedicaran al cultivo de la amapola de cuyo cultivo ya tenían conocimiento en Sinaloa. Evidentemente, se produjeron grandes cantidades de Goma de Opio para elaborar la morfina. Pero cuando terminó la Segunda Guerra Mundial ni las gracias dieron. Y la gente de ahí, los campesinos, para sobrevivir tuvieron que seguir produciendo Goma de Opio. En los años 50 y 60 la Goma de Opio era moneda corriente, es decir, cuando iban a comprar un tractor les decían “tres botes de Goma de Opio” y le daban el tractor. Nadie consideraba eso como ilícito. Esa es entonces la diferencia que marca el Cartel de Sinaloa. Ahora, si hablamos en general de la historia del narcotráfico en México debemos hablar del comercio ilícito bilateral entre Estados Unidos y México, o sea, los contrabandistas. A mitad del Siglo pasado ya contrabandeaban ganado de un lado a otro. Hacia finales del siglo XIX y principios del XX empezaron a contrabandear armas y municiones y equipos para la Revolución Mexicana. Y cuando esa Revolución concluye, en Estados Unidos está la ley seca y ahí se contrabandea Alcohol de México a Estados Unidos. Por ejemplo, la ensalada Cesar, que es famosa en todas partes, todo el mundo piensa que es una ensalada muy especial, pero en realidad es una ensalada de la frontera. La Inventó Cesar Cardini en Tijuana. Y se hizo famosa en el mundo entero porque todas las estrellas de Hollywood de los años 20 venían a emborracharse y a comprar alcohol a Tijuana. De esa manera, cuando termina la ley seca, empieza la industrialización de Estados Unidos y con ella se inicia el contrabando de refrigeradores, radios, llantas para autos. Y el contrabando hacia México siguió más tarde con los autos, y siempre a cargo de las familias instaladas en la frontera entre México y los Estados Unidos. De allí que en la época de los hippies se empezó a contrabandear marihuana hacia el otro lado de la frontera. Luego viene el boom de la cocaína y las drogas de placer inmediato, en los 70 y 80. Los colombianos dominaban en ese entonces el mercado. Pero fueron demasiado vistosos y escandalosos y tuvieron serios problemas. Hicieron mucho ruido con las fortunas recién amasadas. Los colombianos pidieron entonces la asistencia de esos grupos de contrabandistas mexicanas para pasar la droga a través de la frontera. Y en vez de pagar con dinero, los colombianos pagaron con mercancía. Y estos grupos que estaban muy asentados en la frontera y en los Estados Unidos crearon las organizaciones que luego fueron el Cartel de Juárez, el Cartel de Matamoros, etc, etc. En lo que atañe al Cartel de Sinaloa, ellos están en la costa del Pacífico, son más antiguos, es un grupo familiar, y es el que más se ha podido reconstituir en diversas oportunidades.
–La guerra contra el narcotráfico lanzada por el ex presidente Felipe Calderón no dio los resultados esperados. ¿Cuál fue el error que se cometió?
–Se creyó que si se destruían a los grandes carteles se iba a eliminar el narcotráfico. No, para nada. Era mucho más fácil vigilar al Cartel de Juárez, al Cartel del Golfo o al de Sinaloa, o sea tres, que vigilar ahora a 50 mini carteles atomizados. Eso es mucho más peligroso y difícil. Estamos en un ciclo totalmente nuevo y no sabemos a dónde nos va a llevar. Las cabezas de los grandes carteles son fáciles de detectar. La prueba está en que el gobierno mexicano ha podido encarcelar al Chapo y a otros grandes líderes. Pero no sabemos cuántos líderes independientes puedan estar abasteciendo el mercado. Y creo que cada vez habrá más porque la atomización es el mejor negocio.
–¿El Chapo Guzmán es un invento de la prensa, un narco sobrevalorado, es producto de la mitología popular, es sólo una pantalla detrás de la cual hay mucho más o es realmente lo que se dice?
–Creo que hay mucho mito al respecto, pero es una persona que sí ha podido controlar el narcotráfico con reglas y códigos. Simplemente que también Hollywood siempre le agrega mucho, es decir, los periodistas. Sin embargo, sí se trata de gente que dentro de esa cultura del narcotráfico es muy astuta. Con estudios básicos de primaria han podido amasar grandes capitales ilegales y manejar un negocio muy difícil. Evidentemente cuentan con gerentes para el lavado de dinero, especialistas, contadores. Tienen toda una infraestructura y sus propios hijos son ya egresados de las mejores universidades del mundo. Lo cual, pensemos que en los Estados Unidos hubo mafiosos que contrabandeaban licor y sus hijos llegaron a ser presidentes. Pero, a propósito de El Chapo, podemos pensar que dentro de lo que es la narcocultura y entre la gente de muy bajos ingresos, siempre existen los Robin Hood. Quien gana grandes cantidades de dinero y se burla o intenta burlarse de un Estado fuerte, los oprimidos, la gente de escasos recursos, los ven como un ejemplo. Se dicen: “me gustaría ser así”.
–¿Y qué papel juega la DEA norteamericana? Parece ser más un socio del mercado que una fuerza contra el mercado de las drogas.
–Ninguna de las dos. La DEA es una administración, administra. Entonces, cuando el precio sube hay que dejar de reprimir para que se nivele. Y cuando la demanda es mucha, también hay que bajar los precios para que la gente no se vuelva loca. Eso es administrar.
–¿No le resulta por demás extraña la nueva captura de El Chapo? Digamos demasiado cinematográfica con una actriz y mensajitos de amor, un actor famoso, productores, directores como Oliver Stone y otra gente del cine detrás de toda esta gran narración oficial?
–Son Robin Hood... Y a parte, permítame, pero que me disculpe el señor Oliver Stone: él está leyendo todas las semanas los índices de las taquillas, y cuántos cientos de miles de telespectadores tuvo. El dinero está de por medio, y lo que se vende, se compra. No sabría yo decirle el por qué Kate del Castillo se metió en esto. Hay una cosa que me sorprendió y ustedes lo podrán ver en todos los reportajes: en el video del reportaje a El Chapo Guzmán dice “copyright Kate del Castillo producciones”. Hay entonces un fin comercial, que era previo. La presunción de que hay un interés de ambas partes existe.
–Y si El Chapo, como él mismo lo dice, tiene una flota de submarinos y aviones, ¿por qué lo capturan a él y no a los aviones y a los submarinos?
–Bueno, no sé si las tendrá realmente. Y si las tiene, en una de esas pueden ser alquiladas a transnacionales. Acuérdense que en la década de los 80, la droga era transportada en aviones de la Fuerza Aérea Panameña. Llegaban y la venta la hacía la CIA, y ese fue el caso de Irán y los contras nicaragüenses.
–¿El Chapo se escapa otra vez?
–Pues... mientras hay vida hay esperanza.
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