EL MUNDO › LA CAMARA BAJA DEL CONGRESO DECIDIRA LA PERMANENCIA DE LA PRESIDENTA ROUSSEFF EN SU CARGO
Las apuestas están a la orden del día dado que el grueso de los diputados negocian tanto con Lula como con Temer.
› Por Darío Pignotti
Desde Brasilia
Democracia o barbarie: “Este domingo en la votación del impeachment estará en juego el respeto a la voluntad soberana de nuestro pueblo, fundamento de los regímenes democráticos en todos los países civilizados”. En un discurso leído ante campesinos sin tierra, sindicalistas y militantes del PT en Brasilia Dilma Rousseff trató como bárbaros al vicepresidente y aspirante a derrocarla, Michel Temer, y su escudero Eduardo Cunha, el jefe de la Cámara de Diputados.
“Me dirijo a cada uno de ustedes para que continúen defendiendo la democracia en las calles, el trabajo y en las redes sociales, vamos a derrocar este verdadero golpe contra la democracia, no cometí ningún crimen, mi nombre no aparece en ninguna lista de sobornos”.
Lo de “sobornos” fue en obvia alusión al poderoso diputado Cunha, el arquitecto del impeachment, quien además de ser citado en los Papeles de Panamá está procesado por corrupción en el Supremo Tribunal Federal debido al supuesto cobro de coimas por 5 millones de dólares que escondió en bancos suizos.
“Les envío un abrazo fraterno convencida de que la democracia vencerá”, finalizó el texto firmado por Rousseff, leído por su ex compañera de prisión durante la dictadura Eleonora Menicucci en un palco improvisado.
Luiz Inácio Lula da Silva y el líder de los Sin Tierra, Joao Pedro Stédile, aplaudieron las palabras de Dilma junto a cientos de militantes llegados de varios estados y alojados en un campamento montado al lado del estadio Nilson Nelson, a 2 kilómetros del Palacio del Congreso donde hoy se decide el destino del gobierno.
“Tengo que felicitarlos porque no es fácil venir a hacer una protesta a Brasilia y tener que quedarse 4 o 5 días viviendo así, cocinando colectivamente, sin las mejores condiciones higiénicas, haciendo todo por una palabra mágica llamada democracia... en cambio parece que a la elite no le gusta mucho la democracia”, dijo ayer Lula, el orador más celebrado en una mañana soleada. Explicó que su intervención era breve porque debía retomar las negociaciones para conquistar apoyos en favor de Dilma.
En su condición de ministro sin cartera Lula asumió la dirección política del gobierno y como tal dirige las conversaciones con partidos de todo signo ideológico y moral, para alcanzar un tercio de los votos este domingo en el recinto.
Por tratarse de una ley “extraordinaria” la aprobación de la apertura del impeachment requiere dos tercios de los 513 miembros de la Cámara baja. Es decir, la oposición necesita 342 sufragios para dar inicio a la destitución y el gobierno 171 para garantizar la estabilidad institucional. Las apuestas están al orden del día dado que el grueso de los diputados que negocian con Lula en el hotel Royal Tulip, una hora después se sientan a conversar con Temer en el Palacio de Jaburu, residencia oficial de la vicepresidencia en la zona este de la Capital Federal. No están motivados por razones ideológicas, sino por conveniencia: quieren cargos en el actual gobierno o en el de excepción que podría encabezar Temer.
“Esto parece la Bolsa de Valores es un sube y baja, hay momentos que los tipos nos apoyan y después se nos van” con la oposición resumió Lula, algo cansado, antes de terminar su intervención ante una militancia entusiasmada, según la describió Carmen Foro vicepresidenta de la Central Unica de los Trabajadores que espera unas 100 mil personas en la marcha pro Dilma que se realiza este domingo en el andarivel norte de la avenida Eje Monumental. Estaba previsto que algunos activistas realicen una vigilia democrática hasta la mañana de hoy en una Brasilia donde nadie duerme. Ni en los campamentos ni los palacios.
El viernes a la mañana se inició la sesión en Diputados sobre el juicio político que se prolongó hasta las 5 de la mañana de ayer. Cuatro horas más tarde, a las 9 del sábado, se reiniciaba la actividad en el recinto donde se alteraron pronunciamientos, la mayoría contra y la minoría a favor del gobierno.
En las últimas horas habría surgido una corriente de diputados que se identifican a sí mismos como “Ni Dilma, Ni Cunha”. Se trata de opositores que si bien quieren expulsar al petismo del Palacio del Planalto, advierten que el ascenso de Michel Temer dejará al reo Cunha, jefe de Diputados, como el primer hombre en la línea sucesoria. Un cuadro que algunos comienzan a tildar de “república bananera”. Esta supuesta recuperación del oficialismo se explica porque Temer regresó a Brasilia ayer por la tarde para ponerse al frente de las conversaciones con diputados vacilantes, mientras el diario Folha de S. Paulo informaba que la victoria del bloque pro impeachment dejó de ser totalmente segura.
Claro que nada es información constatable y las negociaciones continuaban ayer en los palacios del Congreso, de Jaburu y del Planalto, mientras en la ancha avenida Eje Monumental reinaba la calma, a la espera de los cientos de miles de manifestantes que la recorrerán este domingo: los defensores de la democracia con camisetas rojas por los andariveles del norte, los opositores vestidos de amarillo por los del sur, y en el medio de ambos una muralla metálica de 1 kilómetro de extensión que materializa la fractura política y social que atraviesa la realidad brasileña.
En el bunker de Temer son conscientes de que si llega al Planalto por la ventana corre el riesgo de que la comunidad internacional lo reciba como un presidente a medias, comparable al ex vicepresidente paraguayo Federico Franco que ocupó la jefatura de Estado después de conspirar contra de Fernando Lugo, depuesto por un golpe institucional en 2012.
Por la dimensión diplomática y geopolítica de Brasil resulta improbable que un gobierno de excepción conducido por Temer sea suspendido del Mercosur como lo fue el de Franco.
Pero su legitimidad de origen será cuestionada, como surge de las declaraciones formuladas en Brasilia por el secretario general de la OEA Luis Almagro y el titular Corte Interamericana de Derechos Humanos Roberto Caldas.
El impeachment “constituye un acto de flagrante ilegalidad” por parte de personas de dudosa “credibilidad” sostuvo Almagro, ex canciller del presidente José Mujica, después de ser recibido por Rousseff el viernes.
“Veo con preocupación el avance de elementos de un estado de excepción en Brasil, recordemos que ya tuvimos los golpes en Venezuela en 2002 y Honduras en 2009, y esperamos que esto no suceda otra vez en nuestro continente” dijo el magistrado de la Corte Interamericana Caldas hace una semana en entrevista con Página/12.
Según el diario Folha de San Pablo Temer está preocupado con los cuestionamientos de la OEA y Unasur –también objetó el impeachment– por lo que solicitó al senador Aloísio Nunes Ferreira que viaje a Estados Unidos para emprender una “contraofensiva” diplomática ante el Departamento de Estado y entidades no gubernamentales. Nunes Ferreira dijo estar indignado con el secretario de la OEA Almagro y explicó que su misión en Washington será demostrar que la eventual deposición de Dilma el legal y no es algo propio de “una república bananera”. No será fácil que le crean.
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