EL MUNDO › A DOS SEMANAS DEL REFERENDUM SOBRE EL BREXIT NO LOGRAN QUEBRAR EL EMPATE EN LAS ENCUESTAS
En una señal de unidad o espanto, los proeuropeos juntaron esta semana en una misma plataforma al primer ministro David Cameron, a la ex vice del laborismo Harriet Harmann y al líder de los liberal-demócratas Tim Farron.
› Por Marcelo Justo
Desde Londres
A menos de dos semanas del referendo sobre si permanecer en la Unión Europea o dar el portazo hay pánico en las filas de los proeuropeos. Varios sondeos le dan una estrechísima ventaja a los “Brexit” y la encuesta de encuestas, que mide los resultados de la última semana, muestra a ambos cabeza a cabeza (42-42, según el semanario The Economist) o con un márgen ajustadísimo e incierto para los pro-europeos (45 a 44, según el diario Express Standard).
En una señal de unidad o espanto, los proeuropeos juntaron esta semana en una misma plataforma al primer ministro David Cameron, a la ex vice del laborismo Harriet Harmann, al líder de los liberal-demócratas Tim Farron y a la de los verdes, Natalie Bennett, mientras dos viejos rivales de la elección de 1997, el ex primer ministro conservador John Major y el ex laborista Tony Blair hicieron lo mismo el jueves con un apasionado mensaje conjunto que dejaba atrás rencores y batallas electorales para evitar el “catastrófico error histórico” de romper con la UE.
El mensaje de los proeuropeos se centra en el impacto económico que tendrá una salida de la UE y suma una imponente lista de prominentes figuras internacionales a la Confederación de Empresarios británicos, los sindicatos y la City. Desde Barack Obama hasta la directora del FMI, Christine Lagarde, desde la canciller alemana Angela Merkel hasta la ministra de exteriores de Australia Julie Bishop, advirtieron sobre los peligros que se ciernen sobre la economía británica, europea y mundial si el 23 de junio los británicos se inclinan por el no a la UE. “Abandonar la UE es como encender la mecha de una bomba arrojada contra nuestra propia economía”, indicó Cameron.
Es el mensaje que han repetido por semanas, que los Brexit llaman “Project Fear” (campaña del miedo) y que no parece estar teniendo un gran impacto en muchos votantes. En la mayoría de los casos, por el contrario, la intervención de dirigentes extranjeros ha tenido un efecto contraproducente y otro paradójico. Muchos votantes se han inclinado por el Brexit como reacción “nacionalista” frente a una interferencia percibida como “bullying”. Según un sondeo de BMG, después de la encendida intervención de Obama durante una visita oficial al Reino Unido a fines de abril, un 24 por ciento de los votantes se inclinaron hacia el Brexit: el presidente estadounidense solo convenció a un 16 por ciento con sus argumentos. El tiro salió por la culata.
El efecto paradójico es que figuras de la más rancia derecha británica –el ex alcalde de Londres, Boris Johnson, el actual ministro de justicia de mano dura Michael Grove o el xenófobo líder del UKIP Nigel Farrage– han pasado a reivindicar la lucha contra el sistema y el “establishment”. Los Brexit han captado esta promisoria veta al vincular el voto contra Europa con una protesta contra el gobierno de David Cameron y los poderes fácticos. En la encuesta de BMG un 29 por ciento indicó que las intervenciones del primer ministro en el debate los hacía inclinarse por el Brexit.
La ferocidad de los debates mediáticos es una señal clara de la pelea cuerpo a cuerpo por cada voto. El Reino Unido es hoy un espejo roto. Londres es 57% a 43 % claramente proeuropea y su nuevo alcalde, el musulmán Sadiq Khan, se ha convertido en uno de los políticos con más credibilidad. Escocia y, en menor medida, Gales son claramente proeuropeas. El tema es Inglaterra. En muchos pueblos y en franjas de la campiña hay una sospecha atávica hacia “el continente” europeo. Los mayores de 65 son mucho más proclives a la nostalgia por el imperio y el Brexit. Los menores de 30 son mayoritariamente proeuropeos y ven al imperio como una clase de historia de la secundaria. Como suele suceder en estas consultas, los indecisos serán clave: un 18% del electorado.
El nerviosismo que provoca la cercanía de la hora señalada es evidente. Una diputada conservadora, que preside la comisión de salud del parlamento, Sarah Wollaston, anunció este jueves que cambiaba de Brexit a proeuropea. Todos miran y citan las encuestas, pero nadie confía realmente en sus predicciones: en las elecciones generales del año pasado vaticinaron la contienda más ajustada en décadas que terminó con una cómoda mayoría conservadora. En caso de victoria del Brexit, la revista The economist encontró un culpable: el líder del laborismo Jeremy Corbyn. Según el semanario, para ganar, los proeuropeos necesitan al laborismo (ver nota aparte), pero Corbyn no ha ofrecido el liderazgo necesario en este tema porque, en el fondo, es un Brexit y está saboteando el referendo para “forzar una elección general que le dé la posibilidad de formar un gobierno laborista”.
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