Mié 15.06.2016

EL MUNDO  › LOS SINDICATOS SALEN A LA CALLE, UN JIHADISTA ASESINA A UNA PAREJA DE POLICíAS

Terrorismo y revuelta social

El mismo día en que decenas de miles de personas salieron a manifestar contra la reforma de la ley laboral, una pareja de policías fue encontrada asesinada a cuchilladas en su domicilio, en las afueras de París.

› Por Eduardo Febbro

Página/12 En Francia

Desde París

El hoy denominado “terrorismo de proximidad”, es decir, aquel encarnado por un lobo solitario, volvió a golpear a Francia el mismo día en que decenas de miles de personas salieron a manifestar contra la reforma de la ley laboral que alimenta desde hace varios meses un tenso foco de confrontación social entre los sindicatos y el gobierno de Manuel Valls. Francia se despertó con banderolas de protesta y dos policías asesinados por uno de los actores de la nueva tendencia, el yihad sin cadena de mando, inasible, indetectable. El lunes por la noche, una pareja de policías fue encontrada asesinada a cuchilladas en su domicilio de Magnanville, en la localidad de las Yvelines, en las afueras de París. El crimen fue perpetrado por un francés de 25 años, Larossi Abdala, y reivindicado ayer por el Estado Islámico, a quien el grupo radical sunita presentó como “un combatiente del califato”. El terrorista hizo también historia con la forma en que asumió los asesinatos: los reivindicó en directo por medio de un video colgado en su página de Facebook. Larossi Abdala ya había sido condenado en 2013 por actividades ligadas al terrorismo cuando se descubrió que formaba parte de una red que reclutaba aspirantes a la yihad. Manuel Valls declaró en la Asamblea Nacional que se había atravesado “un nuevo límite del terror. Fue en la casa, en el intimidad misma de la familia de una pareja de funcionarios de policía, que se eligió el blanco”. Al parecer, este no era el único que tenía en la mira. Los investigadores encontraron en el domicilio del terrorista una lista con nombres de periodistas y personalidades políticas.

El terrorismo y la revuelta social se combinaron así en el mismo día. Este 14 de junio fue la gran jornada de huelgas y manifestaciones convocada por la CGT para presionar al gobierno a que modifique substancialmente o retire el artículo dos de la ley de reforma laboral. El Ejecutivo y los sindicatos llevan varios meses enfrascados en una confrontación y este 14 de junio era, para uno como para el otro, un día clave por cuanto ambos esperaban medir las fuerzas en presencia. Tras casi seis meses de conflicto, el gobierno esperaba que el movimiento de protesta se desinflara al tiempo que los sindicatos apostaban por lo contrario. A pesar de las cifras contradictorias, un millón de personas en París según los sindicatos y sólo 125 mil en la versión policial, la CGT ganó su apuesta. El 14 de junio fue la mayor jornada de movilización contra la reforma laboral. Como cada día de manifestaciones, las protestas dieron lugar a fuertes enfrentamientos con la policía, principalmente en París, donde unas 40 personas resultaron heridas y 60 detenidas. Grupos de vándalos llamados “rompedores” aprovechan estas concentraciones para provocar destrozos y combates callejeros dignos de una guerra civil. Ello no justifica sin embargo las violencias y los abusos policiales que han marcado la gestión de esta crisis por parte del gobierno. Se han visto imágenes de agresiones policiales indignas para un país que se presenta como la vitrina de los derechos humanos y cívicos.

Por lo pronto, el líder de la CGT, Philippe Martínez, desmintió los pronósticos de quienes aseguraban que, en la calle, la energía de la oposición a la reforma laboral se había ido agotando con el tiempo. Pese a los meses y meses de confrontación social, a la represión policial, a la copa Europea de Fútbol que en este momento se está llevando a cabo en Francia, el sindicalismo mostró que seguía de pie y con una capacidad de movilización que excedió los análisis más optimistas. Martínez había prometido una auténtica “demostración” del activismo y cumplió. En plena Eurocopa trajo a París a trabajadores y estudiantes venidos de todo el país. Sin embargo, la presión sindical ha alcanzado un techo. En el plano de la acción propiamente dicha, las huelgas han ido mermando con el correr de las semanas. Tres de las seis refinerías paralizadas levantaron la huelga, los efectos del paro de los recolectores de basura disminuyeron con la intervención de empresas privadas y el conato de huelga en los ferrocarriles se limita hoy al 8% del personal. La huelga decretada en la compañía aérea Air Francia no trastornó demasiado el traslado de los hinchas que vienen a Francia a asistir a la Eurocopa. Incluso si la CGT volvió a convocar a dos nuevas protestas para el 23 y el 28 de junio próximos, a partir de ahora, el tiempo empieza a correr contra los sindicatos. En tres semanas empiezan las vacaciones y estas duran hasta finales de agosto. El gobierno tendrá un respiro natural. Tal vez, otra fecha clave pueda ser el próximo 17 de junio cuando el Secretario General de la CGT, Philippe Martínez, se vea con la actual Ministra de Trabajo y promotora de la reforma laboral, Myriam el Khomri. De concretarse, esta sería la primera vez que la Ministra y el jefe de la CGT se verían cara a cara en los últimos tres meses. La negociación se anuncia muy estrecha. Si bien la CGT moderó un poco su posición, sigue exigiendo que se modifique de forma substancial el artículo numero dos, en especial en lo que concierne el capítulo que pone por encima de los pactos sectoriales la negociación directa entre los empleados y las empresas. En medio de estos desacuerdos la derecha vino a poner su granito de arena en el mismo Senado, donde el texto es debatido desde el pasado lunes 13 de junio. La derecha controla el Senado y se ha propuesto enmendar el texto haciéndolo todavía más desfavorable a la visión sindical con, por ejemplo, la inclusión de un artículo que suprime la semana laboral de las 35 horas aprobada durante el mandato del ex Primer Ministro socialista Lionel Jospin -1997 –- 2002. El texto final pasará de nuevo por la Asamblea Nacional a principios de julio. Y allí, otra vez, con un denso frente rebelde de unos 60 diputados socialistas, el jefe del Ejecutivo tendrá que recurrir al artículo 49.3 que autoriza la aprobación de una ley por decreto afín de evitar la caída del gobierno. Mal explicada, mal elaborada, mal gestionada y defendida con un amateurismo autoritario sensacionalista, la reforma laboral tendrá al final fructíferas consecuencias para el empresariado y un costo altamente negativo para el presidente François Hollande y su Primer Ministro. En la recta final de su mandato, un jefe del Estado electo bajo las banderas socialistas con un discurso de inclinación socialdemócrata y progresista terminó gestando un huraño conflicto social, destrozando a la izquierda y durmiendo el solitario sueño de la impopularidad permanente.

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