La campaña electoral española llegó a la mitad sin arrojar pistas sobre la principal incógnita de la convocatoria del 26 de junio, que son los pactos que permitirán formar gobierno en España. Los cuatro principales candidatos, lejos de acercarse, endurecieron posiciones.

Seis meses después de ganar los últimos comicios, Rajoy vuelve a ser favorito, pero no tiene mayoría suficiente para gobernar ni logró romper su aislamiento. El líder conservador se está concentrando en conseguir la mayor cantidad de votos posibles polarizando al electorado, agitando el miedo al cambio que representa la candidatura Unidos Podemos, de Pablo Iglesias, que se sitúa en segundo lugar, y advirtiendo que todo voto que no vaya al PP caerá en la misma bolsa.

Los sondeos coinciden en que se producirá el “sorpasso” (adelantamiento) de la candidatura de Pablo Iglesias y sus aliados al PSOE, que caería a la tercera posición, mientras Ciudadanos se mantendría en cuarto lugar.

En este escenario, Sánchez no quiere hablar de pactos, porque enfrenta dos posibilidades que para él actualmente son imposibles: dejar gobernar al PP o apoyar un gobierno de Unidos Podemos. Por ahora, continúa asegurando que no dará apoyo a Rajoy ni a Iglesias. “Los que dicen que depende de los socialistas tienen razón. Si no nos quedamos en casa, el 27 de junio habrá cambio y habrá gobierno progresista”, repitió en su octavo día de campaña desde Pamplona.

“Con un 32 por ciento de indecisos, el futuro no está escrito”, advirtió.

La candidatura de Pablo Iglesias tampoco da el brazo a torcer en busca de su objetivo: conseguir que el PSOE los apoye. El líder del partido antiajuste y sus aliados hacen una campaña con la mano tendida a los socialistas, pero defendiendo aquellos puntos que parecen irrenunciables, como el referéndum sobre la secesión de Cataluña.

Sobre el referéndum catalán, que el PSOE rechaza por inconstitucional, el referente de Podemos argumentó ayer en un mitin “plurinacional” realizado en Palma, que la consulta garantizará “calma y tranquilidad” para los próximos 25 años.

Acompañado de Ada Colau y otros aliados, Iglesias mostró su firme respaldo al referéndum después de que se pusiera en duda su compromiso tras el único debate de campaña, en el que dio a entender que no era una “línea roja” para negociar. En los últimos días, Iglesias se dedicó a consolidar cada vez más una estrategia pensada para convertirse en la referencia de la izquierda española.

Quien no rehúye a hablar de pactos es el líder de Ciudadanos, quien en los últimos días redobló su veto al PP, a la vez que presiona al PSOE para que se defina y sigue atacando a Unidos Podemos. Rivera reiteró que sólo contemplaría la posibilidad de pactar con el PP “si Rajoy da un paso atrás”. No se sabe a quién postularía en su lugar. Desde su partido también vetan a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y él ve con buenos ojos a la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, a la que apoyó a nivel regional.